Lo que no debería pasar de una comedia bien interpretada, pasa a un discurso moralizador, típico de unos cineastas patrios empeñados en anarquizar la sociedad. Cuantos puntos ganarían muchas de los largometrajes si los guionistas no perdieran el tiempo en tips que otros ya han superado hace muchas décadas.
Un reparto de grandes actores, no se puede desperdiciar con un guion tan manido y aleccionador, debería incluso estar penado. Sus interpretaciones sostienen los primeros 30 minutos, pero la traca final es demoledora, para tus neuronas, tu inteligencia y tu tiempo.
Manuel Burque y Josep Gatell siguiendo la línea de sus amigüita Leticia Dolera, intentan contarnos la sociedad ideal, cuando deberían leer guiones día y noche hasta que por lo menos escribieran personajes con un poquito de trasfondo, la comedia no tiene porque ser banal e insulsa.

Después de 40 años aficionado al cine, siempre crees que ya pocas películas te harán amarlo más, sin embargo The Broken Circle Breakdown (Alabama Monroe) lo ha conseguido. Si alguien me preguntara sobre las cinco mejores películas que he visto en mi vida, no tendría dudas, la película de Felix Van Groeningen estaría entre ellas.

Entiendo el cine como un arte de provocar sentimientos, sensaciones, físicas y mentales, hacer que me sienta humano, por eso cada saliva que he tragado, cada lágrima que he llorado, y cada nota de la banda sonora que he deleitado ,de su increíble Blue Grass, se lo agradezco de todo corazón.

El cine es arte, y se puede aún creer en él.

El trabajo actoral es brillante, pausado y real.
Un estudio de una España que apenas interesa, me recordó en mucho momentos mi infancia, la manera de relacionarse de los que somos de "bosque". No generaliza, no cae en falsos tópicos, y entiende al humano como un conjunto de experiencias, valores y rumores.
Sin ninguna duda una película enmarcada en nuestra mejor tradición cinematográfica.

Me sorprende ver críticas que dicen "cine fácil", "cine emotivo", pues venga hazlo, si tan fácil os resulta, hacedlo.
Evidentemente es muy complicado llega al alma, y esta película turca que he visto subtitulado lo hace, incluso lo hace con solvencia, apoyada en dos interpretaciones magníficas, llenas de lenguaje no verbal, muy de actores de los años 50 y 60 donde el cine era un arte de interpretación.
Para mí es una joya, y sí, es fácil recordarla para siempre.

El geniecillo oficial del cine español perpetra un atentado al espectador, ayudado por chistes sexuales repetidos hasta el cansancio, un guión ausente de cualquier atisbo de inteligencia o de chispa, hace que en la butaca te sientas aburrido, decepcionado y estafado, llegando a pensar que la fecha de tu móvil pone 1979.
La petición del director se limita a lo que te enseñan en el primer mes en una escuela de interpretación, ósea: haz de andaluz (banderas y cruz en unos mini-papeles irrisorios), haz de homosexual tipo marica, haz de bisexual serio, haz de borracho y haz de "choni" drogada.
Lo peor es que nos encontramos ante el mismo director de obras dramáticas de altura, su vuelta a la comedia le hará gracia a los mismos que ríen los chiste de Jorge Javier Vázquez en la cadena amiga; gracias a Dios no me encuentro entre ellos.