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España España · Las Palmas de Gran Canaria
Críticas de Luis Alberto Serrano
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
5
15 de febrero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si va a leer esta opinión para saber si tiene que ir a verla o no, no le va a servir de nada; porque mi vaticinio es que la va a amar mucho o la va a odiar a muerte. No hay término medio. Y creo que ese es uno de los puntos fuertes de esta película, que no te va a dejar indiferente. Empecé la proyección diciendo que me iba a encantar después de ver el genial homenaje a la película “2001: Una odisea del Espacio” (1968) de mi adorado Stanley Kubrick con el que empieza, pero, al final, no me terminó de encantar. Tiene ratos entretenidos, pero otros soporíferos y sales de la sala con la sensación de que le sobran muchas cosas. Eso sí, generará debates entre las personas con las que vayas a verla. Y esa es una de las funciones del cine, levantar conciencias. Esta película es ideal para eso.

El problema más grave que tiene es que el guion está tan deslavazado que cada uno que la ve entiende una cosa diferente. No puede ser que, viendo las mismas imágenes, unos digan que es una película feminazi y otros que es machista. A mí me gusto el mensaje, el que yo entendí, claro. El Mundo barbie en un mundo matriarcal los kens solo son floreros para uso y disfrute de las barbies. Hasta que llegan al mundo real y los chicos se dan cuenta de que ellos debería gobernar y vuelven a tomar el mando y crear un mundo machista. Creo que la directora Greta Gerwig quiso hacer una película y enfrentar el matriarcado contra el patriarcado y dejarlo en un empate. Según entendí yo, el mensaje final es que no es bueno ni lo uno ni lo otro y toda la película es un canto al igualismo de género. Lector, si usted no entiende eso al verla, le comprendo.

Me encantó la dirección de producción, bien recreado el mundo Barbie. Las interpretaciones salvan la película y el mal guion. Visualmente es diferente a cualquier película que hayamos visto y eso, como los fuegos artificiales o los espectáculos de drones, siempre gusta. Me gusta también que la fábrica de las Barbies, Mattel, sea capaz de ridiculizar a su mayor creación y la muñeca más famosa de la historia. Los tiempos cambian y ellos tienen que modernizarse. Implantaron unos cánones a las niñas que obsesionaron a muchas generaciones y, hoy en día, todo es más relativo en cuanto a los aspectos físicos de las personas. Hoy no hay que ser un rubio ario para triunfar en la vida.

“Barbie” puede ser la gran perdedora de la noche de los Oscars si no lo salvan los decorados y el vestuario. Bueno, eso sí, “I’m just Ken”, interpretada por Ryan Gosling le veo muchas posibilidades. No digan por ahí que yo les recomendé la película que a mí, me entretuvo, pero solo a ratos.
Luis Alberto Serrano
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8
13 de febrero de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una película antimilitarista, pese a su crudeza. Un canto al sinsentido que es una guerra. Y una llamada a lo que deberíamos hacer los ciudadanos cuando los dirigentes nos quieran conducir a una confrontación, mientras ellos discuten desde sus despachos al abrigo de las balas. Fílmicamente, me recordó lo genial de los 20 primeros minutos de “Salvar al soldado Ryan” (Steven Spielberg, 1998). Es igual de realista que ella, pero durante todo el metraje. Es más, si me apuran es una mezcla de “1917” (Sam Mendes, 2019) y “Hasta el último hombre” (Mel Gibson, 2016). De hecho, ahí radica el primero de los problemas que le veo a la película: que me recuerda a otras. Nada original que no sea el hiperrealismo de algunas imágenes y el impecable trabajo en maquillaje, efectos especiales y fotografía. Aquí puede ser una de las triunfadoras de la noche.

Esta película alemana contrasta, eso sí, con la gran cantidad de films sobre la guerra hechos en los Estados Unidos. Y cada bando cuenta las historias a su manera. En esta, los ganadores y perdedores no son los países, son las clases sociales. Ganan los poderosos que hacen su guerra y pierden los ciudadanos que vuelven a casa en ataúdes. La historia es muy plana, me imagino que lo mismo que el libro en el que está basada de Erich María Remarque y publicada en 1929. Lo escribió contando su experiencia en la Primera Guerra Mundial cuando, con 18 años, fue reclutado por el ejército alemán. Es la tercera adaptación que se hace de esta novela. La primera, dirigida por Lewis Milestone, le valió dos estatuillas a Mejor Película y Mejor Director. Quizás radique ahí mismo el éxito de esta trama circular que empieza como acaba, con los nuevos reclutas que entran a sustituir a todos los que, sin sentido y sin saber las razones, han perdido sus vidas (incluidos los que sobrevivieron). Millones de jóvenes fueron enviados a una muerte y ni las razones por que la atacaban las sabían. Solo que les habían convencido que había que salvar la patria. La gran excusa esgrimida por los gobiernos para tener carne de cañón para enviar al frente y satisfacer sus megalómanos proyectos.

El estar nominada a la Mejor Película, le pone en modo “favorita” a la mejor Película Internacional. El joven director Edward Berger proviene más del mundo de la televisión y, aunque no está nominado al Óscar, sí lo están los directores de producción. Viendo esta cantidad de planos impecables, sobre todo los que hemos dirigido cine, te das cuenta de la paliza que se tuvieron que dar para hacer un producto bien hecho. Es más, nunca se me había ocurrido, pero todos los directores de cine convendrán conmigo en que deberían crear una categoría para premiar con un Óscar a los Ayudantes de Director. Esas figuras tan imprescindibles en un rodaje.

Como no he visto todas las películas (todavía), no puedo juzgar el porqué de que el protagonista Felix Kammerer no está nominado al Oscar por un papel que me parece muy complejo de interpretar. Para mí, es lo mejor de esta cinta. Austriaco y casi sin experiencia, ha logrado transmitir cosas muy sutiles. Y eso es lo difícil. A veces aparece demasiado tierno y la conversión de como va madurando como soldado sin perder esa inocencia es uno de los motivos de esta cinta. Los pusieran donde los pusieran, los mandaran a matar o lo que fuera, no dejaban de ser niños.

La fotografía, otro aspecto que me encanta de esta película, la firma James Friend. Como el director, provienen del mundo de la televisión y pronto estrenara una miniserie continuación de la película de culto “Willow” (Ron Howard, 1988). Quiero verla. Este puede ser uno de los triunfadores de la noche.

En fin, que, para los que la quieran ver, es una película de guerra, con unos planos muy realistas; pero que no sorprende por nada más. Es más, me atrevería a decir que algunas secuencias se podrían suprimir sin que el guion sufriera el mínimo rasguño. Y también tengo que incidir en que algunas de los giros de la trama son efectistas para provocar alguna emoción. Sí, ya sé que es una de las misiones de un buen director, pero es que aquí se evidencian demasiado. Es como cuando te presentan a alguien y notas que se está haciendo el simpático para caerte bien. Cuando lo notas, te produce rechazo. Pues eso me pasó con algunas partes de esta película. Hay escenas que no te las crees, pero que están puestas para que parezca que el guion está mas currado: y se aprecia demasiado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luis Alberto Serrano
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5
24 de octubre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
​ No es bueno ir al cine con expectativas creadas. Yo no suelo hacerlo hasta el punto que no leo nada (ni las sinopsis) de las películas que voy a ver. Me gusta dejarme sorprender como se va sorprendiendo el guionista paso a paso cuando escribe la historia. En este caso no me dejaron. Fue tanta la promoción de la película que era difícil escapar a esa especie de histeria colectiva que provocó. Vamos, poco menos que si no la ibas a ver serías un bicho raro. Sin pruebas, creo que diré que mucha gente hizo el boca a boca sin haberla visto.

Iba con la esperanza de que vería un antes y un después en el cine español. Creo que eso pretenden los productores. La belleza y lo impecable de sus imágenes está dos escalones por encima de las mejores producciones de nuestro moderno cine. Pero me aburrí. Y en ciertos ratos mucho. ¿Qué es lo que falló?. Para mí, el guion.

La historia es demasiado simple. La sinopsis la puedes enunciar en una sola línea de texto y habrás contado la película entera. Esto no es un falló en sí. El error es que, sabiendo que eso jugaría en su contra, no pusieran medios para solucionarlo. Si el relato es tan simple, lo que hay que hacer es dotarlo de unas tramas secundarias tan potentes que te mantengan aferrado a la pantalla y a la historia que estás contando. Aquí no se da. El resultado es una película demasiado previsible. Desde el principio te imaginas el desarrollo de los acontecimientos y, encima, te los cuentan como tú te los has imaginado. No hay sorpresas ni puntos de giro sorprendentes, así que en varias partes me vi con la atención fuera de la pantalla.

Por lo demás, impresionante las imágenes. Los efectos especiales brillantes. El monstruo es humano, con sus sentimientos y sus movimientos. Te lo crees desde el principio y eso no es tan fácil. Y los actores, todos rayan a una gran altura, hasta el niño Lewis MacDougall es una gran elección de casting. No era un papel cómodo el suyo y transmite sentimiento durante toda la película. Todo el elenco que se concentra a su alrededor es de un brillantez coral que hace que no destaque ninguno por encima pero que te sumergen en los personajes: Sogourney Weaver (la abuela), Felicity Jones (la madre), Toby Kebbell (el padre) y hasta el cameo de Geraldine Chaplin son espectaculares.

La fotografía corre a cargo de Óscar Faura con el que J.A. Bayona realizó sus dos trabajos anteriores y que fue responsable de las calidad de las imágenes de una peli que me encantó: "Descifrando enigma" (2014) de Morten Tyldum que le pudo haber valido su primera nominación al Óscar. Y las geniales animaciones con acuarela con la que aprovechan a contarnos algún cuento están hechas en Barcelona por la empresa Headless.

El guion es de Patrick Ness, autor de la novela en la que está basada le película. Creo que aquí puede residir el principal elemento que define la, a mi gusto, errónea adaptación. La literatura y el cine se nutren de la misma esencia (contar historias) pero cada una tiene su propia semiología. Su poca experiencia le llevó a construir la propia narración sin acomodarla a un lenguaje cinematográfico comercial y fluido. Por eso, esta película, tiene la cadencia del que lee un relato lento y parsimonioso. No hay grandes giros que atrapen al espectador. A mí, de verdad, que no me atrapó

Después de lo genial de J.A. Bayona con “El Orfanato” (2007) y “Lo imposible” (2012) este parece más un producto hecho por encargo y se nota. Quizás no le dejaron decidir muchas cosas sobre el guion y se limitó a hacer lo mejor que pudo: una realización impecable.

Para finalizar y hablando del boca a boca, todos me decían que no me olvidara los pañuelillos porque es sabida mi facilidad para echar lágrimas exageradamente fluido. Nada más lejos. Pensé que me iba a dejar los ojos en la sala de cine y simplemente deje caer “alguna que otra” lágrima provocada por algún diálogo sensiblero… pero yo, comparado con otras películas considero que en esta: no lloré.
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Valoración: BUENA IMAGEN CON MAL GUION

Twitter: @luisalserrano
Luis Alberto Serrano
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5
4 de septiembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Woddy Allen es Woody Allen y se le perdona “casi” todo. Reconozco que he visto prácticamente toda su filmografía (con sus genialidades y sus películas “no tan buenas”). Pero de lo que si soy fan a muerte es de sus libros. Me encanta su forma de razonar y de ver la vida libre de ataduras y prejuicios.

Es, esa forma de ver la vida que roza el cinismo, la que empuja a escribir esos guiones enrevesados que, repito, casi siempre me encantan. “Café Society” es una historia de amor a tres bandas dentro de una misma familia judía ambientada en el metacine (el cine que cuenta historias del mundo del cine) del Hollywood de los años 30. Y, para mí, basada demasiado en tópicos como para hacerla atractiva. Es más, es tan tópica que se torna en previsible en la mayoría de sus escenas.

Pese a ello, se nota que Allen es un maestro en esas lides porque no se hace pesada del todo. Algunas escenas si se hacen lentas y predecibles. Quizás esa obsesión de estrenar una película cada año haga que no se mediten cosas como la elección de los planos con arreglo al argumento y los personajes. Ahí es donde más me ha decepcionado esta cinta. Durante todo el metraje se suceden continuamente y sistemáticamente un juego de planos contra planos para que lo personajes vayan, con sus palabras, haciendo avanzar las tramas. Esto es precisamente la base de la producción de los “culebrones” latinos de bajo presupuesto.

Hay pocas acciones. Casi toda la información nos la “cuentan” los personajes y, por si fuera poco, una voz en off con planos recurso para vestirla. Es por ello que esto es una película de personajes. Tampoco creo acertado el casting. Cada uno de los actores está brillante por si solos pero no encajan ente ellos y sus relaciones. No me parece creíble ninguna de las historias de amor. Y, de verdad, que no me parece que sea porque sean malas sus interpretaciones si no porque los planos están tan mal planificados que no consiguen transmitirnos los sentimientos de ellos.

Se nota que este trabajo no se lo tomó muy en serio Vittorio Storaro. Parece como si fuese un trabajo hecho de encargo y corriendo. Y eso que estamos hablando de un ganador de tres Oscars (por “Apocalypse Now” (1979) de Francis F. Coppola, “Rojos” (1981) de Warren Beatty y “El último emperador” (1987) de Bernardo Betolucci) y nominado por “Dick Tracy” (1990) de Warren Beatty. La planificación típica de las series B. Acción hasta llegar a la siguiente conversación en la que los personajes no se mueven. Que conste que eso lo he hecho yo también, pero en cortometrajes de cero euros de presupuesto con un par de latas de películas que sobraron de otros rodajes.

Los actores salvan un poco las tramas. Steve Carell (que me encantó en “La gran apuesta” (2015) de Mark Baum y en “Pequeña Miss Sunshine” (2006) de Frank Ginsberg) es, para mí, uno de los actores con mejor imagen del cine actual. Sabe elegir los personajes y les da vida propia. Me gustó también Kristen Stewart (la conocida Bella Swan de la saga “Crepúsculo”) aunque, como diga, la planificación haga que no te creas acciones y reacciones de su personaje. El trio amoroso se completa con Jesse Eisenberg al que yo desconocía porque no he visto “La red social” (2010) de David Fincher en el que encarna al mismísimo Mark Zuckerberg. No me creí lo exagerado de su personaje en sus vestimentas ridículas y en sus acciones. Cuestión de dirección, me temo.

Una película entretenida con ratos de desconexión, típica de Allen cuando no se pone el mono de genio. No creo que pase al listado de sus obras maestras pero vamos, que para pasar un lunes por la tarde hay cosas peores.

@luisalserrano
Luis Alberto Serrano
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5
7 de noviembre de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Como secuela que es, empezaré hablando de sus predecesoras. Yo reconozco que, cuando leí “El Código da Vinci” de Dan Brown, pase noches sin dormir por no poder cerrar el libro. Lo mismo me pasó con la novela “Ángeles y demonios” que me gustó, incluso, mucho más. Luego leí “Conspiración” y simplemente me entretuvo. Hay que decir que aquí en España se publicaron en este orden. Se habían escrito en orden inverso. Fue el éxito del “código” el que hizo que se publicaran sus novelas anteriores y que llegaran mas tarde a las librerías españolas.

A partir de ahí, como es lógico, comensaron los rodajes de las películas. Pensaba que el transfer al cine de algo que me había gustado tanto me pasaría factura por el exceso de expectativa. Lejos de la realidad, el trabajo de Ron Howard de filmar el libro fue mucho más que satisfactorio. Salí del cine de ver “El código da Vinci” (2006) sabiendo que había visto una película que se iba a convertir en un clásico del cine moderno. Igualmente de encantado terminé de ver “Ángeles y demonios” (2009). Es más, sabiendo que iba a ver “Inferno”, las repasé la semana pasada las dos.

Pero algo me decía que esta vez no iba a ser así. Y así fue. Los valores que tenían las dos películas anteriores aquí fallan. Para mí los guiones del “código” y “ángeles” tenían un vértigo que no te dejaba pensar. El espectador iba igual de estresado que los personajes. Las acciones se suceden una tras otra y la presión del tiempo en resolver el enigma se te traslada. Ese es el éxito de las dos entregas anteriores y de las novelas de Dan Brown.

“Inferno” no te entra tan dentro. Investigué y la crítica pone que el libro no llega a la altura de las novelas anteriores del autor. Aquí, las faltas de ritmo, la excesiva duración de los diálogos ralentizan mucho la trama. Es más, esta vez se equivocaron de trama principal. Se supone que el argumento dice que Robert Langdom tiene que salvar a la humanidad (lo que me suena a americanada total). Pero, esta, se cruza con una trama en la que hay quienes quieren la muerte del traductor de códigos. Un error grave es que se le dedique más importancia a la trama secundaria que a la principal porque lo que consigue es que todo pierda fuerza y, sobre todo, tensión.

Cuenta la historia de un rico demente que piensa que hay que exterminar a la mitad de la población actual para salvar a la humanidad. Para ello crea un virus apocalíptico para contagiar al mundo. Robert Langdon e sla única persona que puede descifrar desde donde va a realizar el ataque. Se me hizo muy pesada y previsible. El relato solo avanzaba a medida que la trama sugería un giro que diera sorpresa. Para eso están los giros. Pero estos son tan forzados que más parece que el guion estaba falto de recursos. Y si hablamos de forzadas por el guion, no quiero ni hablar de las dos historias de amor.

El guion lo firma David Koepp que ya escibió los de “Parque Jurásico” (1993) e “Indiana Jones y el templo de la carabela de cristal” (2008) de Steven Spielberg, “Mision: Imposible” (1996) de Brian de Palma, “Ángeles y demonios” y que, ahora, trabaja en la quinta entrega de la saga Indiana.

Técnicamente si está bien realizada. Ron Howard, para mí, es uno de los grandes del cine copmercial. Pero creo que esta película está hecha un poco más a la carrera que las otras anteriores. Con menos tiempo para darse cuenta de los errores que se iban a cometer. Hace poco estrenaba el documental “The Beatles: Eight days a week” [Aquí puedes leer la crítica]. Creo que eso le pasó factura a esta cinta. Está llena de saltos de ritmo y de errores garrafales como al poner dos conversaciones de amor tan juntas que pegan un bajonazo que llega a sacarte de la historia.

Los actores todos bien en su papel. Tom Hanks un poco flojo por los diálogos tan incoherentes que le dieron, pero su sola presencia llena la pantalla. Año de escándalo para Felicity Jones, con dos películas actualmente en cartelera ya que es la madre del niño de “Un monstruo viene a verme” de J.A. Bayona. Recordamos que estuvo nominada al Óscar a la Mejor Actriz de Reparto por “La teoría del todo” (2014) de James Marsh interpretando magistralmente a la mujer de Stephen Hawking.

También relevantes las interpretaciones secundarias del francés Omar Sy, que ya nos deslumbró en “Intocables” (2011) de Oliver Nakache y Eric Toledano, la danesa Sidse Babett Knudsen y Ben Foster, al que solo conocía de verlo en algún capítulo de “Me llamo Earl”.

Total, que si no le pides mucho, te entretiene. Que vayas al cine sabiendo que es la peor de la saga y que si te la pierdes no vas a echar nada en falta.


Valoración: SI TE LA PIERDES NO PASA NADA

Twitter: @luisalserrano
Luis Alberto Serrano
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