Tiene lo que se necesita: sustancia, buen manejo del ritmo, puestear con elegancia y sofisticación, todo lo que justamente más se echa en falta en los thrillers contemporaneos. Ver como se mueve esa cámara y como los actores recorren los escenarios es una delicia para la vista. Ningun plano se siente fuera de lugar, todo el montaje es de relojería fina, decidido con cálculo extremo por el infravalorado Basil Dearden.
A medida que la historia avanza aumenta el suspenso, e incluso durante el segundo y tercer acto se dan momentos de suspenso psicológico, y algunos destellos de terror de la mano de Ralph Richardson y Gina Lollobrigida (ambos notables). Aunque mi favorito acá es Sean Connery...

Joya infravalorada de sorprendente oscuridad.
Robert Montgomery se luce como Danny, un sociópata encantador que engaña y seduce a todos los que se cruzan en su camino. Su maldad solo es reconocida por Olivia (Rosalind Russell), la reprimida sobrina de su empleadora, quien guarda una extraña fascinación por lo siniestro y se siente atraida por Danny, ya que a fin de cuentas el no es otro que su posible alma gemela, su doble. Ante esto, la película presenta la dualidad entre una vida aparentemente tranquila y como esta oculta lo siniestro.

Al igual que en todo el resto de la filmografía de Mankiewicz, la vida es teatro, todos viven y sobreviven fingiendo. También la avaricia, la lujuria, los deseos de reconocimiento y sobre todo la envidia estan siempre entre sus personajes, estos generalmente provenientes de diferentes clases sociales, formas de pensar, edades, nacionalidades y sexos. Todo esto a su vez condimentado con un sentido del humor ácido y genial, cada dialogo de este maestro tiene la sutileza y la ponzoña sarcástica de una aguja envenenada.
Desde Eve Harrington y Addison Dewitt en All About Eve, pasando por Diello en 5 Fingers, hasta llegar al diabólico Cecil Fox aquí en The Honey Pot, o a los personajes de Olivier y Caine en Sleuth, tal como ya mencioné todos ellos y los demás parecen conseguir y mantener su poder, con su supuesto nivel de dolce vita, con lujos y comodidades incluidas gracias a la construcción de constantes puestas en escena, que producen que jamás podamos saber que es verdad y que es mentira dentro del mundo de Mankiewicz.

Casi desconocida pero notable y sorprendente comedia romántica clásica que cuenta con dos carismáticas y talentosas estrellas del género: Myrna Loy y Melvyn Douglas.
Myrna brilla como siempre y su personaje resulta sumamente interesante ya que se trata de una mujer ejecutiva de aquella época que debe fingir estar casada para evitar la mayor cantidad posible de acosos en su lugar de trabajo. Este tema parece estar tratado de forma ligera (ya que es una comedia) pero detrás del humor no deja de estar presente la crítica. Por el otro lado, ella se ha acostumbrado tanto a mentir a la hora de hacer negocios que parece no poder dejar de hacerlo y en cada mentira o puesta en escena que arma se va enredando más y más.
También se puede percibir que aunque ella ha dedicado su vida a su trabajo para tener una buena carrera ha postergado su vida personal y sufre interiormente la soledad.

Joya oculta de las que dejan pensando:
Ida Lupino (excelente como siempre) interpreta a una mujer amargada y cansada de su trabajo y responsabilidades, ya que además de servir a una mujer rica también debe cuidar de sus hermanas, dos mujeres adultas desequilibradas que se comportan de forma infantil. Se menciona que en su pasado dicha familia fue adinerada y que luego lo perdieron todo: cuestión que explica gran parte de sus decisiones y comportamientos extraños, particularmente impulsados por la falta de lujos y el deseo de retornar a su anterior buen pasar económico y social.
El drama ético-moral que presenta esta película está muy bien desarrollado (mucho mejor que en Parasite, película que seguramente tomó bastante de esta): La protagonista comete un crimen pero no es una mala mujer, de hecho quiere mucho a sus inocentes y perturbadas hermanas; su empleadora a su vez tampoco es una mala persona, de hecho es generosa, no es maltratadora y su decisión de echar a las hermanas es completamente comprensible. Por lo tanto la película plantea una situación anti-maniquea y nos deja pensando sobre la delgada linea que hay entre el bien y el mal (aunque a la hora de exponer el mal verdadero no tiene reparos y nos lo presenta encarnado en el encantador y a la vez repugnante primo interpretado por Louis Hayward).
Respecto a lo formal, hay un excelente uso del blanco y negro, de los claroscuros y de la profunidad de campo (varios planos recuerdan a algunos trabajos de William Wyler y a ciertas composiciones de Citizen Kane, estrenada justamente en el mismo año). También se aprovecha muy bien el escenario único donde transcurre la acción, una antigua casa junto a unos pantanos y completamente alejada del mundo como es costumbre en la narrativa gótica. Por último me gustaría mencionar solo un poco de su abundante simbolismo tradicional:
- "Creed" es el apellido de Ellen y de sus hermanas (palabra que se traduce como "credo" y esta a su vez como "yo creo". La fe, la culpa, el catolicismo, el cielo y el infierno estaran muy presentes en la película.
- "Feather" es el apellido del cínico Albert, dicha palabra a su vez se traduce como "pluma". Esto relacionado con el simbolismo de las aves presentado desde el principio puede llegar a interpretarse como que Albert es un ave carroñera que cae en aquel lugar de sorpresa y ligero como una pluma para sacar tajada de la situación, un oportunista sin mas.