Como muy fan de las dos primeras películas de la Familia Adams de los 90, no se muy bien qué decir en positivo acerca de esta serie, salvo que Jenna Ortega hace bastante buen trabajo imitando a la RIcci de esa época. Por otra parte, para mi tiene bastantes puntos negativos, principalmente haber transformado a Miércoles en una especie de gótica Asperger y el entorno en un Hogwarts de Aliexpress. No ayuda tampoco el horroroso trabajo en efectos especiales, que elimina toda posibilidad de tomarse en serio las escenas de supuesto terror, ni haber sustituido el humor por el típico drama adolescente de todas las series flojas de Netflix. Por no hablar de que todos los Adams menos Cosa están fuera de carácter y casi mejor que ni hubieran hecho el cameo de turno. Finalmente, indicar que es extremadamente predecible desde el minuto uno, por lo que sorpresas, la justas, a pesar de los intentos de despistar en cada uno de los episodios. No se si habrá temporada 2, pero conmigo que no cuenten.

Bleach tiene un montón de cosas por las que empezar a verla ... y un montón por las que dejarla más adelante. En cierta ocasión me contaron que en Japón, una vez sacada una temporada de una serie que ha pegado fuerte, hacen una encuesta entre los fans para ver qué les ha gustado más y con eso se quedan. La desgracia en el shonen, con un público mayoritariamente adolescente y masculino en Japón, es que eso suele ser el personaje más emo, el que da las yoyas más grandes, el secundario gracioso y la chica con generosa delantera. O sea, todas derivan a lo mismo. Bleach partía de una idea curiosa, la existencia de una sociedad al cargo de las almas de los muertos, ya que de no enviarlas al más allá, volverían como espíritus hambrientos. La gracia radicaba sobre todo en el gran número de secundarios extraños que rodeaban al protagonista, que en si era bastante soso. El reparto crece más adelante para incorporar personajes aún más raros en la Sociedad de Almas, pero a partir de cierto punto deviene en peleas kilométricas a lo largo de varios episodios y la clásica escalada de poder entre buenos y malos. Como en Dragon Ball. Ah, y los secundarios que hacían que valiese la pena seguir aún la serie ... se los debieron de llevar los votos :(
Aun así. merece mucho la pena ver los primeros episodios.

Sutil como un martillazo en el pulgar, la nueva serie de Matt Groening se apoya en chistes chuscos, tópicos, personajes sin carisma y un storytelling más bien aburrido, demostrando una vez más que la televisión a la carta está diseñada para dar lo que el público en masa desea y que aunque a un millón de moscas le guste lo que ya sabéis, no significa que sea bueno. No sólo parece que Groening le ha dado los guiones a los becarios sino que estando producida un porrón de años después, los dibujos de esta serie son muy, muy inferiores a los de Futurama. Con decir que el demonio de compañía es una silueta negra para que sea más fácil de dibujar... Y no esperéis su humor friki ni la sutileza y el sarcasmo de los Simpson en una serie en que el Elfo se llama Elfo, el que desertó se llama Deserto y todo igual. Entiendo que Netflix tiene que generar contenidos a toda pastilla y que eso hace que muchas de las series que produce tengan una calidad de pésima a mediocre y estén pensadas para un público que prefiere operar a medio cerebro, pero, Matt Groening, ¿de verdad tenías que poner tu nombre aquí? ¿Tanto apretaba la letra del yate?. Qué pena más grande.

Empieza a preocuparme que el relevo generacional de guionistas en Hollywood me haya cogido con el pie cambiado, pero llevo una racha en que no consigo engancharme a ninguna de las producciones que están sacando y es que Mundo Extraño, teniendo todas las papeletas para ser mi película de navidad de cabecera (como Atlantis, en su momento, o la misma Up), me ha parecido bastante soporífera. No es nada en concreto y es todo, por eso supongo que el problema debo ser yo. Y en este caso no lo entiendo, porque películas anteriores de Hall y Nguyen me habían gustado bastante.

Estamos frente a la enésima película infantil/juvenil sobre problemas paterno-filiales en que, tal vez, con tanto meter todos los tropes y tipologías de personaje obligatorias en las producciones de hoy en día, parece que se han quedado sin espacio para el guión. En Mundo Extraño, el hijo de un explorador que no quiere ser explorador, se ve obligado a, como no, explorar, y a colocarse en los zapatos de su padre con respecto a su propio hijo. Luego hay animalitos simpáticos de colores, decorados chulos en 3D y yo diría que poco más, porque el resto del reparto está de atrezzo, los diálogos son muy simplones y la aventura bastante lineal.

Probablemente le guste a los más pequeños, pero en mi opinión se queda muy, muy corta para los adultos a los que nos gusta la animación. Cruzaré los dedos para que esto no sea lo que nos espera en adelante.

Ser exorcista no parece una profesión con mucho futuro, o al menos eso pasó 300 números opinando John Constantine en el comic de DC que sirve de base a esta serie y a la película de Keanu Reeves y Rachel Weisz del mismo título.

Es una lástima, la verdad. Cuando vi el trailer de esta serie pensé que, mira por donde, parece que van a respetar el comic más que en la versión cinematográfica del 2005, que, por otra parte, me gustó bastante, pero Keanu Reeves no tenía nada de británico, desaseado, egoísta, manipulador: es decir, de Constantine básicamente sólo el nombre y la profesión. Este Constantine es una fotocopia del de Hellblazer, e incluso arranca la acción a partir del clásico exorcismo de Newcastle. No dejó de parecerme barato, no obstante, que con tantas historias potentes en el comic, la acción arrancara en la serie de forma parecida a la película: chica joven perseguida por demonios por motivos sin explicar. Pero no hay que temer, los explican 10 minutos más tarde por si el público es demasiado lento para captarlos. Y, ya puestos, sientan las bases para convertir esto en una versión infernal de Autopista hacia el cielo, donde los protagonistas montan el clásico grupito para enfrentarse al mal una vez por capítulo. Claro, porque el en comic Constantine está tan acostumbrado a ir en compañía ...

De incertidumbre, lo justo, no sea que el espectador tenga que pensar y se cabree. Y para cliffhangers ya tenemos Juego de Tronos, ¿no? Pues eso. Total, ya hay efectos especiales (un tanto cutres) para entretenernos. Lástima, porque hay un par de escenas en que sin apenas postproducción consiguen asustar más que con todos los rayos y ojos de colores raros que ponen por todas partes. Y se agradece la aparición del casco del Dr Fate para recordarnos que alguien de producción si que lee tebeos.

Lo cierto es que esperaba mucho más de Neil Marshall, después de Dog Soldiers y Descent. Incluso a pesar de perpetrara Doomsday a partir de los juguetes del bidón de detergente. Probaré un par de episodios más antes de dejarlo definitivamente por si acaso mejora.