Estamos ante un buena película, del subgénero carcelario que para casi todo los espectadores es agradecido, sobria, sencilla y muy bien resuelta, pero no ante una obra maestra, desde mi punto de vista, si ante un film muy entretenido.

La película con una estructura sencilla, con buen ritmo narrativo, la falta de música en casi toda la película creo que es un hecho premeditado por parte del director para no intensificar la tensión de la fuga, efecto que ya consigue con unos planos largos muy bien estructurados. Las interpretaciones muy dignas, más si cabe por el hecho de ser actores semiprofesionales, me parecen muy sugerentes los trayectos por los distintos tuneles con los fundidos en negro de la pantalla para producir claustrofobia y expresar la oscuridad que hay en el subsuelo. Me gusta la escena con el paso del taxi en la noche, muy de cine negro, que cobra mucha más relevancia con la resolución final.

En el aspecto negativo, con el que estaremos todos de acuerdo, que pone en duda la verosimilitud del guión (porque además se le da mucha importancia con el largo plano de la apertura del túnel, para poner de manifiesto el esfuerzo y la dificultad que entraña la evasión) que es del todo imposible que en una cárcel y en una celda en particular se pueda hacer el ruido tan enorme sin levantar la más mínima sospecha en los celadores, así como el numerito circense del pilar me parece imposible pero no pasa de ser un hecho anecdótico, el tema del ruido, habría que añadir el extruendo que haría un derrumbe, como al romper paredes aunque sea en el sótano en el silencio y la calma de la noche. Este es un error esencial en la película, (que se acrecienta por la meticulosidad y realismo del resto del guión), que no se puede pasar por alto y que hace que la calificación no sea un poco más alta.

Toda la secuencia final me parece excepcional, con un último plano muy bueno, no exento de cierta crueldad, para una película muy entretenida con la que todo buen aficionado disfrutará , pero como comenté antes, muy lejos de calificarla como una obra maestra.

Otra vez nos pone Zhang Yimou ante una película sencilla, honda, delicada, conmovedora, intimista, que te emociona desde el primer plano al último, en la que cuida todos los detalles con precisión hasta el final y es que la película con su aparente sencillez es sobre todo, lo que expresa es puro amor, sentimientos verdaderos y una ternura inmensa. La película además de contarnos una maravillosa historia de amor, también nos muestra un respeto por las tradiciones, la jubilación, la vejez, y quizás la nostalgia de un pasado ideal.

La fotografía como en todas las películas de este director está muy cuidada, de una serena belleza, casi rayando en la magia, la maravillosa forma de como nos muestra esos bellos paisajes vacios pero a su vez llenos de vida, de una gran belleza plástica, como detalle decir que al igual que en la maravillosa Vivir, prescinde del color azul volviendolo a utilizar sólo para los títulos de credito del final.

¿Qué le faltan diálogos a la película? es que no le hacen falta, lo explica casi todo con la fuerza de las imágenes, porque nos encontramos ante una película fundamentalmente visual, en el que la fascinación juega un papel esencial. ¿Qué es lenta? es que la delicadeza y sutileza con la que están contadas las cosas requieren ese ritmo, y que decir de la interpretación de Zhang Ziyi, pués que está soberbia, que al igual que a la película no le hace falta expresarse, con la mirada tiene suficiente y es que el verdadero talento el verdadero arte, se tiene o no se tiene, así de sencillo y así de trágico.

Es una película, desde mi punto de vista, correcta hecha por un director interesante en la que propone mucho pero en realidad no termina de culminarse, me parece desigual ya que la parte japonesa me parece floja y no muy bien resuelta, quizás yo la hubiera terminado con el suicidio de la chica, además que no profundiza en las causas de la incomunicación de la familia ni las causas del suicidio, y me parece un tanto artificial la relación con el polícia.
Coincido en que la película tiene imágenes poderosas y secuencias angustiosas, que las interpretaciones son muy convicentes, destacando la de la tata mexicana y la chica japonesa, pero me deja un cierto sabor agridulce, propone tanto que creo que se encuentra como una película inacabada en cuanto a sus objetivos iniciales.

Una vez más J. Ford nos dibuja un personaje, el juez Priest, humano, simplón, generoso y sobre todo nostálgico y lleno de buenos sentimientos, en una película con cierta sensación de tristeza y melancolía, tan característico en la obra de un genio del cine como es Ford.

Estamos ante la que el declaró como su película favorita, pero que a mí me ha producido un cierto grado de decepción, me cuesta mucho escribir esto de uno de mis iconos cinematográficos, quizás sea debido a que era la película que más tiempo y con más ganas he deseado ver, pero me encontrado con un pequeño guión, alargado en exceso, en el que casi todo lo bueno ocurre en la 1ª parte del film, eso sí con dos escenas muy logradas como son la del juicio del joven negro y la que ocurre en la puerta de la cárcel, después se alarga mucho con dos secuencias larguísimas y casi juntas en el metraje de la película como son las del entierro y el desfile conmemorativo que coinciden casi con el final de ésta y que pueden suponer cerca de 15 minutos.

En definitiva, me ha parecido una película de un perfil parecido y con muchas similitudes con el último hurra, aunque ésta modestamente me parece mejor y me gusta bastante más, que a pesar de todo, recomiendo su visión a cualquier aficionado (yo la volveré a ver con la esperenza de rehacer esta crítica) al cine clásico, porque si John Ford dice......... pues eso va a misa.

Hacía mucho tiempo que no veía una película que me conmoviera y la vez me gustara tanto como esta, se trata de una película sobria y sencilla que en ningún momento intenta aparentar lo que no es, pero a su vez profunda y muy contenida en el tratamiento de los personajes, donde el director deja al espectador la elección de las razones del cambio de actitud del personaje principal, se me ocurre que puede ser por la admiración hacía alguien que tiene la vida que a él le hubiera gustado tener, o por necesidad vital al cansarse de destruir vidas y jugar a intentar ser Dios y poder salvarlas, por dejar de creer en el sistema en general y en sus jefes en particular, o incluso por amor hacía la actriz. Una historia que perfectamente podría haber pasado o pasar en cualquier país totalitario, la secuencia del desayuno me parece genial, de como el miedo que una persona le puede tener al sistema y a sus superiores, capaces de destruir una vida de una manera mecánica y sistemática.

La interpretación de los actores me parecen muy buenas, especialmente la de Ulrich Muhe está genial, la profundidad de la mirada cuando está escuchando tocar el piano la sonata de Chopín, es de los planos de los que siempre recordaré, porque no se puede decir más ni sentir ni expresar mejor el dolor que se siente con una mirada, que además es cuando creo que se produce la catarsis de su persona y le sirve como punto de inflexión.

El final me parece algo largo, pero precioso, contenido por un director que sigue queriendo dar muestra de sencillez y no nos muestra un encuentro entre los actores que hubiera quedado muy sensiblero en el tono general de la película, supongo que en la vida real si se hubiera dado, y nos muestra a una persona que sigue siendo gris y solitaria pero que en ese momento le encuentra sentido a su vida.