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España España · Barcelona
Críticas de AMQE
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Críticas 355
Críticas ordenadas por utilidad
8
24 de septiembre de 2017
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que son necesarias. Y no solo porque permiten con su presencia recordar hechos olvidados o incluso darles luz para los que, como en mi caso, desconocíamos de su existencia. También porque conllevan una carga crítica, en forma de espejo acusador, hacia determinados abusos que el poder lleva repitiendo desde siempre. Los sucesos que narra esta esplendida película, con la que Kathryn Bigelow se confirma como una de las mejores cronistas de la historia reciente, podrían ser enmarcados en no pocos focos conflictivos de la actualidad. Lo que convierte a “Detroit” en un film cuya denuncia se nos antoja, en realidad, tan próxima que su radical contundencia nos acaba salpicando.

Bigelow apuesta por situarnos en medio de la batalla , sin saber muy bien si formamos parte de los cuerpos policiales o somos uno más de los rehenes. Lo único que tenemos claro es que vivimos con ellos, podemos percibir el miedo y la tensión, y los nervios nos devoran en uno de los momentos más logrados del cine reciente. Esa parte central, en el motel Algiers, que Bigelow plasma en forma de bofetada a la cara del espectador, constituye al mismo tiempo un testimonio estremecedor de lo que realmente pasó y un ejercicio cinematográfico de primer nivel. La habilidad para combinar ambos aspectos, transformar el documento histórico en un placer visual y sonoro, es el mayor triunfo de una película, en los tiempos que corren, de visionado obligatorio.

Lo mejor: la autenticidad que transmite.

Lo peor: la percepción de que a día de hoy siguen habiendo muchos “Detroits” esperando salir a la superficie.
AMQE
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8
27 de julio de 2008
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como un abnegado maitre que sabe que para la plena satisfacción del cliente es imprescindible cuidar tanto el fondo como las formas, el veterano realizador checo Jirí Menzel nos sirve un exquisito plato en forma de fábula humorística en torno a las andanzas de un pícaro con pretensiones en la Checoslovaquia de los años 30. Así pues, asistimos de su mano al ascenso y caída del regímen nazi, del mismo modo que presenciamos las vicisitudes amorosas y profesionales del personaje protagonista que a modo de flash-backs, va relatando su ajetreada vida que le lleva a acabar con sus huesos en la cárcel.

Con un estilo visual atractivo e impecable, Menzel acierta de pleno en su adaptación a la pantalla de la novela de Bohumil Hrabal, al envolver cada una de sus imágenes de una sensualidad y un sentido del humor que nos transporta por momentos a la época del cine mudo, al que se homenajea en no pocas escenas, en parte también gracias a una selección musical justa y acertada. Cierto que no todos los gags acaban de funcionar y que Menzel abusa de la “sal gorda” en la resolución de algunos pasajes, pero sería injusto no reconocer el tacto pero también el sarcasmo y la mala leche con el que el director checo realiza un ajustado retrato de una sociedad y de unos tiempos revueltos.

No exenta de suficientes dosis de emotividad y elementos para la reflexión, “Yo serví al rey de Inglaterra” se presenta como una sólida candidata para ser la película sorpresa y la revelación de este año.

Lo mejor: su impecable factura.

Lo peor: que por momentos pueda parecer algo repetitiva.
AMQE
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6
5 de mayo de 2019
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película, que gira en torno a un personaje complejo, obsesivo y rico en matices, que interpreta con maestría una Maggie Gyllenhaal que vuelve a hacer una demostración de perversa naturalidad. Ella es, indudablemente, lo más atractivo de una historia que, navegando entre las aguas del cine independiente y el thriller, va creciendo en cuanto se va desarrollando, a la vez que sabe sorprender hábilmente al espectador con una indefinición argumental que,al mismo tiempo, beneficia la captación de la atención del mismo, incomodando y fascinando a partes iguales. Corría el riesgo el film de focalizar el relato en exceso sobre el personaje de Jimmy, de desperdiciar el potencial de la historia, acomodándolo a la “película-con-niño”. Por suerte, Sara Colangelo es lo suficientemente hábil para no caer en la tentación de edulcorar el relato, sabiendo mantener el tono, remarcando la tragedia interior de alguien que, consciente de su mediocridad, se aferra a una tabla de salvación en forma de genio precoz para encontrarle un sentido a su vida. De las expectativas y frustraciones que esta nos ofrece se alimenta una historia que acaba siendo carne de múltiples interpretaciones.

Lo mejor: el personaje de Lisa.

Lo peor: que la premisa de la que parte resulte algo inverosímil.
AMQE
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6
14 de marzo de 2010
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Jaques Audiard, después de haber realizado un puñado de interesantes películas, ha buscado la consagración definitiva con su nueva película “Un profeta”, dura crónica del ascenso en el mundo del hampa de un joven analfabeto condenado a seis años de cárcel. Y a buena fe que lo ha conseguido, a tenor del buen recibimiento por parte de la crítica y de los festivales que ha cosechado la película. Audiard ha apostado para este fin por el tono crudo y realista, lo que aleja el film del glamour que desprendían películas de temática similar llegadas de Hollywood o del cine de Quentin Tarantino. Hay que decir, pese a todo, que “Un profeta” se ve perjudicada por su larga duración y la incapacidad de Audiard para mantener el buen ritmo narrativo con el que empieza la película. Sus excesivas pretensiones, la voluntad de mostrar músculo cinematográfico se acaba volviendo en contra de un film que va de más a menos y que se muestra excesivamente irregular a lo largo del metraje. No obstante, sería injusto no reconocer también las muchas virtudes de “Un profeta”, empezando por la brillante interpretación de su desconocido elenco, en especial esa pareja mentor-alumno-amo-esclavo que forman Malik y César (Tahan Rahim y Niels Arestrup), siguiendo por una dirección impecable apoyada en la fotografía sucia y realista de Stéphane Fontaine y sobre todo por el tono amoral que sobrevuela la película de principio a fin. Los cambios que el transcurso de los años va propiciando dentro de la propia cárcel funcionan como perfecta metáfora de la misma sociedad, que ve como el fenómeno de la inmigración va calando incluso en los círculos de poder. Interesantísimo en este aspecto el personaje de César, como símbolo de un tiempo que se aleja irremediablemente. “Un profeta” se acaba revelando como una radiografía de la delincuencia organizada que muestra el alma herida y marcada de una sociedad a la deriva, en la cual los principios autoritarios se ven cada vez más cuestionados.

Lo mejor: el duelo Rahim – Arestrup.

Lo peor: su irregularidad y ritmo decreciente.
AMQE
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6
18 de agosto de 2013
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Normalmente, en cualquier orden de la vida, las expectativas suelen ser mayores que los resultados. Este sería el caso de Teresa, la protagonista de “Paraíso: amor” cuya estancia vacacional en Kenia no resulta lo gratificante que a priori prometía. La película de Ulrich Seidl que aborda sin tapujos las relaciones que establecen maduras mujeres europeas con jóvenes kenianos a cambio de dinero muestra de un modo seco y directo la cara más sórdida y oculta de un modo de prostitución diferente al que estamos acostumbrados a ver. Lo hace de una manera extremadamente natural, filtreando con el documental, lo que nos acerca todavía más al que sin duda es en realidad el tema de fondo del film: la soledad. En concreto la que sufre Teresa, necesitada del amor y el cariño que no obtiene de una hija demasiado distante y que intenta encontrar en los brazos de diferentes amantes fortuitos de los que apenas obtiene una satisfacción sexual pagada a precio de oro. Es esa frustración que acaba derivando de todo ello, retratada perfectamente por Seidl, el martillo que golpea la consciencia del espectador obligándole a reflexionar sobre la suerte de alguien que confunde términos siempre tan cercanos el uno del otro como el amor y el sexo. En suma, estamos ante una película nada convencional, atípicamente atractiva en su malsana y dolorosa transparencia que nos vomita encima conceptos como el deterioro emocional en las relaciones humanas, los casi insalvables choques culturales y la irremediable decadencia física que comporta el paso del tiempo.

Lo mejor: la valentía de la propuesta.

Lo peor: su esquema un tanto repetitivo.
AMQE
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