Cabezadas: 2 Trama:0
Y es así que viendo el reparto esperas intriga, acción, persecuciones y escenas magistrales, incluso un desnudo de espalda de la Z.Jones, pero… nada de nada.
Tres patas para el banco, una historia de corrupción política con recursos fáciles basada en la construcción y el pelotazo, y de eso la verdad nosotros sabemos más que nadie. Russell Crowe, al lado de Barcenas es un aprendiz por muy alcalde de Nueva York que sea.

Otro eje, otra pata, basada en Mark Wahlberg que mantiene esa cara de piedra que da el pego en el Tirador o en infiltrados, pero que a mí no me dice mucho, y más cuando el 90% de la peli está él presente en la pantalla. expolicía con errores en el pasado y con problemas de liquidez que nos sorprende volviendo al alcohol tras una trifulca de pareja.

La última pata, también muy flojita la infidelidad de Z.Jones , sin sexo, sin desnudo, sin sustancia y con la típica excusa de querer vengarse de su marido por matar a su amante. En este caso la historia en España hubiera sido imposible pues Ana Mato jamás se habría enterado de las intenciones de su marido de quedarse con medio Nueva york.

El detalle: ...mmmmmm ¿Quizás el flequillo de Russell. Por salvar alg,o salvamos a Alona Tal, la becaria, ayudante del detective, con idiomas, carrera, formación y mileurista.

Lo dicho que para intrigas, tramas, corruptos, expolicías y demás ya tenemos los telediarios.
¿O no?

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En estas ocasión toca volar. Volar de verdad, con unos personajes inmersos en drogas, alcohol y sus terribles monstruos.
Un drama bien contado, con algunos baches que salva la presencia de Denzel Washington.

Aparece rellenito y con barriguita, como corresponde al comandante alcohólico que interpreta y que casi acaba con la vida de un centenar de personas al estrellarse el avión.
Un Denzel, casi a la altura del gran Albert Finney en Bajo el Volcán: eso sí que es un alcohólico, o aquel Nicolas Cage en Leaving Las Vegas. Personajes al límite que nos sitúan en la leve frontera entre la vida y la muerte aunque éste quizás sea menos intelectual y destructivo.
Un final optimista y de redención un juego de conciencias al estilo americano que cómo no, sigue dando lecciones y castigan a quien la caga.
Lo mejor: La entrada de John Goodman, el sofisticado camello, un chamarilero de las drogas, un vendaval con camisas de Hawai 5.0 que casi apaga a Denzel.
Lo peor: La insustancial conversación en las escaleras del hospital con el enfermo de cáncer. Bastaba con ver que era el lugar donde se unirían las historias del piloto y de Kelly Reilly la genial Yonki.
En resumen, bravo por Robert Zemeckis hay que seguir viendo sus películas, quien puede olvidar sus Regreso Al Futuro, o Forrest Gump. Es uno de los “más mejores amigos” del cine.

¿O no?

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Ayer tocó ver a Hopkins, perfecto y sin Oscar, maquillado como nunca hubiera imaginado el mismísimo Hannibal Lecter.
Espectacular la escena en la que él mismo, puñal en mano, indica al doble de Anthony Perkins cómo debía dar las puñaladas.
Seguro, hubiera querido ser, en esos momentos, el verdadero Norman Bates. Claro que, yo también sólo por ver a Scarlett Johansson en la ducha y sin la cortina.


Magistral también, esperando la reacción del público en el estreno, con la música, que en un principio se negó a poner y deambulando nervioso por los pasillos del cine. Viví con él la ansiedad que despierta la espera de un veredicto final. Genial.

Tampoco tienen desperdicio sus ataques de celos en el estudio hasta caer desmoronado como un cachalote o limpiando la piscina. Preciosa y humana historia de amor con crisis, recortes y beso final incluidos.

Incluye gratis lección de marketing: “Cómo vender una película”

La escena final:

Hitchcock: Por desgracia me encuentro, una vez más, desprovisto de toda inspiración.

Se escucha un graznido y un cuervo se posa en su hombro.

El director, Sacha Gervas, cierra un círculo perfecto y te deja con ganas de seguir viendo su siguiente película….

La de Hitchcock claro.
¿O No?

¡Simio no mata a Simio! Capítulo 2 versículo 29.
La larga saga de "El Planeta de los Simios" desde que el astronauta Taylor (Charlton Heston) aterrizara en un planeta habitado por estos seres, ya por entonces más inteligentes que los humanos, pasando por series de TV, dibujos animados y una larga lista de franquicias de la marca: el origen, el regreso, la rebelión... hasta llegar a éste amanecer, ha llenado siempre las salas. Algo de mérito hay que reconocerle al creador de la novela Pierre Boulle, un francés autor también de "El puente sobre el río Kwai". Dos grandes éxitos en la gran pantalla nacidos de los textos de este aventurero francés.

Recordar que la novela nace en los años 60 en pleno movimiento hippy y la primera película es del 68. Revoluciones, el positivismo científico que se enfrenta a los conceptos de vida natural, entendimiento con el entorno, el pacifismo y los primeros movimientos de conservación de animales. En el fondo esta novela lanza un reto al ser humano que ya ha empezado a devastar todo lo que le rodea.
Para centrarnos en esta última apuesta dirigida por Matt Reeves, se llega a lo más alto del entendimiento entre cine, arte y tecnología. Decenas de actores casi desnudos conectados por sensores a terminales informáticos que recogen sus movimientos, sus gestos, sus guiños y los convierten en simios totalmente reales y si no, que le pregunten a Andy Serkis (César) que ya fue Gollum y sabe de interpretar conectado a cables.
Efectos especiales de mucha calidad, yo me quedo alucinado mirando la cara de Cesar, cómo gesticula, o los cabreos y la cara de mala leche de Kova, el mono malo y la cara de bonachón de Maurice…

Lo mejor es que no sólo hay efectos, hay mucho más, hay historias paralelas que deberían ser sólo humanas pero que ya, en su estado evolucionado, forman parte también de los simios que sienten, que quieren vivir en paz, disfrutar del entorno y de la familia y tener cubiertas sus necesidades más primarias.
La acción está asegurada, pero ojo, a un ritmo pausado, que César es de los que se piensa mucho las cosas. Los giros impulsivos salvajes también aparecen, los sustos, el no saber qué va a pasar ante la reacción de algunos simios y algunos humanos. Dos bandos que al final, como en la vida real, acaban enfrentándose sin llegar a solucionar las cosas un peldaño antes. La escalada de la violencia, la venganza, el engaño y la mentira o la traición, como en los grandes clásicos, aparece para desarrollar el hilo narrativo en una película de aventuras con toque épico, fiel a la saga, entretenida e impactante que no va a decepcionar.
Claramente son una especie evolucionada porque comenten exactamente los mismos errores que los humanos.

Tendrá una buena entrada en estos meses de verano esta película que comenzó perteneciendo al género de ciencia ficción y se ha convertido en una serie tipo “Cuéntame” que avanza con el tiempo y que no puedes saltarte.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención es el uso del lenguaje. Ya nos tenían acostumbrados a verlos que hablan y dominan el lenguaje humano y el de gestos, pero aquí, la comunicación verbal toma una dimensión especial y me gusta como se trata desde el primer ¡FUERA!
Hay pues, guión bien llevado, emoción y transmisión de valores de los que llenan las salas de padres con hijos, novios con novias, primos...

Mis peros : Estos simios son demasiado responsables cuando en el fondo todos sabemos, tal y como quedó demostrado en el "Proyecto NIM", los monos son unos hedonistas de la leche. Un poco cansina la moralina del modelo occidental católico que basa el objetivo de la vida en la familia nuclear. La mujer en casa pariendo, el hombre luchando y cazando, no están tan evolucionados, ni siquiera ahora, en la era del nuevo Papa Paco, que seguro estaría dispuesto a consentir chimpancés con otras tendencias y familias monoparentales.

El detalle: Los collares y diademas de las chimpancés hembras, ¿pero de dónde han sacado eso? ¿De qué mercadillo? Son horribles, ¿O no?

Una película de tres horas es como un libro de más de 400 páginas. Sabes que vas a encontrar baches, fugas de la trama o personajes que no llegan nunca a nada, y eso también sucede en esta película.
Algo le falta, en mi opinión especialmetne al primcipio de la narración que te confunde, te agita y te lleva a u laberinto a veces con falta de detalles. Quizás esto hizo que no llegara a triunfar comercialmente y se diera el batacazo en taquilla.

Me ha costado arrancar, casi le doy al stop, pero poco a poco, te metes en cada una de las seis historias que montan con límites de tiza la familia Wachowski, dueños de la trilogía de Matrix con la que en su tiempo me ocurrió lo mismo, me costó arrancar y su amigo Tom Tykwer que se salió con “El Perfume” y firma aquí alguna de las historias.

No he leído la novela pero me da la sensación que es mejor que la película o quizás más ordenada. Pero en resumen y cuando termina mi sensación ha sido: “Bueno, no está mal”.

Historias en escenarios diferentes, en tiempos diferentes y con personajes finalmente relacionados al menos por una marca tatuada en diferentes partes del cuerpo. Un cometa. Símbolo de almas gemelas no encontradas al otro lado del tiempo y el espacio.

Final feliz que termina con Tom Hanks de abuelito feliz con Halle Berry, rodeado de niños y que narra la historia. Final feliz también para la unión de Susan Sarandon y Jim Broadbent , el editor y su musa o la historia del futuro entre Sonmi-451’ y el activista del nuevo Seul.


Historias de dos, de amistad, de matrimonio, de gays, de marido y mujer que se entrelazan en la lucha común por la libertad, personajes que retan al sistema y al poder de la industria, al poder del oráculo, a la opresión de la esclavitud, a la tecnología y a la vejez impuesta.
Una lucha de la que todos salen liberados y victoriosos con referencias a Avatar, Matrix, Blade Runner, La Cabaña del Tío Tom…, y un conjunto de buenísimos efectos especiales, descartando los maquillajes de algunos personajes que parecen haber salido de la saga Scary Movie.

La ambientación, una pasada, aunque viniendo de los padres que viene, la historia del futuro está clavá.


La frase: “La vida no nos pertenece. Del vientre a la tumba estamos unidos a otros seres del pasado y del presente y con cada gesto amable nos ganamos el futuro.”

El detalle: La escena donde el escritor (Toma Hanks), tira por la terraza al crítico. Pufff muy fuerte y el rostro incombustible de Hugo Weaving, el malo malísimo de Matrix. Por no hablar de la belleza de Halle Berry que anda un pelín subidita de peso pero… que da igual.
¿O no?

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