Entretenida película española, que aprueba con nota bastante alta como thriller de acción con connotaciones socio-políticas, aunque, en honor de la verdad, fracasa en su intento por parecer creíble. Lo cierto es que, tras comprobar todo el trabajo, este resulta verosímil, pero con cantidad de escenas que no hay quien se las crea si utilizamos el sentido común.
Pero está bien llevada, comienza de forma que el espectador se siente interesado por la historia y las escenas de acción están muy bien rodadas, con el tiroteo final como claro ejemplo.
Las interpretaciones son esforzadas en su mayoría, pero hay algunas que rechinan un tanto, no tanto por ello/s, sino por las chorradas que el guionista les hace decir.
Eduardo Noriega y José Coronado, así como Santiago Ramos, están francamente bien. Noriega con buena aptitud física y los otros dos en sus se podría decir papeles de poli bueno y poli malo. El uno, Coronado, el más creíble de todos en su diálogo final con el protagonista, donde dice verdades como puños, y el otro, como policía honrado y honesto con su trabajo, que tiene un código moral y ético intachable.
Excelentes efectos especiales que fueron merecedores de los Goyas del año y bonitos exteriores.
Una película que no se si es necesaria, pero sí muy interesante, aunque sus autores deberían no haberse quedado en la superficie y haber ahondado más en el interior de unos hechos reales que, vistos en pantalla, no llegan a convencer. Por algo será.

Entretenidilla comedia de acción, a cargo de un viejo conocido de mis años de niñez, el agente francés OSS 117.
En aquellos ya lejanos tiempos en el que ir al cine era todo un acontecimiento socio.cultural, el héroe era encarnado por el estoico actor Frederick Stadford, mediocre intérprete que no obstante tuvo su momento de gloria al protagonizar "Topaz".
Ahora está encarnado por otro actor, Jean Dujardin, bastante estimable, y el espíritu del film es completamente distinto. En esta ocasión es una mera comedia de acción, donde el humor (ante todo) y la aventura y acción, se mezclan hasta completar una peli, a mi modo de ver, algo escasa en el plano cinematográfico, si dejamos aparte el excelente acabado técnico. No en vano aspectos como fotografía, banda sonora, vestuario y dirección artística, consiguen que la ambientación (estamos en el año 1955), sea perfecta y creíble.
Lo que ocurre es que la historia, el argumento, no es muy allá, conformándose el texto con conseguir que el espectador, más bien poco exigente, se lo pase más o menos bien. Bueno, tengo que reconocer que en Francia parece tuvo éxito, pero en España más bien escaso, sin duda porque su humor es muy ingenuo y no resulta demasiado imaginativa.
También es verdad que resulta simpática en líneas generales, de visión fácil incluso, pero, si quitamos dos o a lo sumo tres momentos (el perdón del protagonista al encargado del criadero de pollo, cuando este duda si OS117 es "tonto del culo o muy inteligente" y a renglón seguido comprueba él y todos los espectadores la verdad, o cuando se hace pasar por músico en un pub y se gusta a sí mismo.
Pero el resto no tiene nada especial y se acaba diluyendo en su inanidad hasta no dejar ninguna huella.
No sé si habrá segunda parte, o tercera…pero un servilleta pasará de ella.
¡Ah! Se me ha olvidado decir que las chicas que salen en la peli son guapísimas y de muy buen ver.

Entretenido drama con buenas dosis de intriga, que resulta amena e interesa a partir de que el amigo del protagonista, muy bien interpretado por el siempre excelente Victor McLaglen, se convierte en casi casi el principal personaje. Por lo menos es el que tiene más chispa y con mayor bagaje dramático. Compone un personaje inrtrigante, lo que acerca al filme, hasta entonces un más bien vulgar drama de amores y desamores, al cine del más puro género negro.
Por lo demás, la dirección de Moguy es convencional y no sabe, me temo, extraer con acierto los mimbres de los que dispone, que no son pocos. Sin embargo, le falta constancia y mesura para que la cinta tenga la profundidad necesaria para convertirla en imperecedera o, al menos, en recordable a través de los años.
Lo mejor, junto al personaje compuesto por McLaglen es la belleza de Ava Gardner, en el mejor momento físico de su carrera, que está bellísima en todo momento, aunque lleva más de la cuenta un mismo vestido. Y digo más de la cuenta, porque lo lleva en la calle, vale, pero también dentro de su casa. Eso no es creíble.
Gardner está bien en todo momento, aunque destaca sobremanera en la escena en la que le echa la bronca, llamándole cobarde, a McLaglen, cuando este, al menos en apareciencia, le abandona al protagonista cuando más lo necesita.
También es muy buena la escena, por su hondo dramatismo, llena de rabia y amor al mismo tiempo, en la que la actual novia del protagonista, postrada en la cama de un hospital a causa de un absurdo accidente (no muy creíble, todo sea dicho), le espeta lo que de verdad piensa de él. Le dice las verdades del barquero, algo que le hará, de una santa vez, reflexionar acerca de lo que su vida ha sido hasta entonces.
En resumen, agradable film, que podía haber llegado más lejos, pero que gusta y deja un más que aceptable sabor de boca.

Film considerado de culto, apreciable en su horror psicológico, que va in-crescendo hasta llegar a un clímax de sangre y muerte.
Está bien narrado por Jack Sholder, no lo olvidemos, el realizador de la excelente "Hidden (Oculto)", y consigue un muy estimable trabajo de sus soberbios intérpretes Donald Pleasence, Martin Landau y Jack Palance, los dos últimos sobrecogedores en su locura.
La película solo tiene como algo negativo, que no consigue en todo momento un ritmo fluido, ya que, por el medio, se paraliza un tanto, habiendo algunos minutos, quizás necesarios, pero no muy amenos.
Pero el resto está bien medido, con una gran tensión dramática, buenos diálogos, muy sencillos y una puesta en escena sin estridencias, siempre al servicio del buen argumento.
La verdad es que todavía consigue azorar al espectador, aunque quizás se eche en falta un mayor cromatismo en su apagada fotografía, fotografía que puede ser la necesaria para lograr transmitir la negritud de la violenta y terrorífica historia, plagada de monstruos, pero no alienígenas, sino de aquí, de la Tierra, que acojonan mucho más al poder encontrárnoslos un mal día por las calles de nuestro barrio.

Curioso, malsano e intrigante film del maestro del suspense psicológico infantil, Jack Clayton., que de nuevo consigue azorar al espectador mediante una historia dramática, con intriga incluida.
Sabia dirección de pequeños intérpretes, como es su costumbre, donde deslubra, una vez más Pamela Franklyn (inmensa cuando habla por boca de su difunta madre mientras se mece en la silla materna).
Incisivos diálogos, donde la niñez se contempla como pocas veces en el cine. Atmósfera envolvente que subyuga por su misterio, y la soberbia aparición en escena de un monstruo de la pantalla: Dirk Bogarde, como un terrenal pero no menos malévolo Diablo.
Sencilla puesta en escena, preciosa música de Georges Delerue y un ritmo preciso que hace que no te salgas de la historia en ningún momento.
Una buena película, quizás algo menos conseguida que "Suspense", aunque a mi personalmente me haya gustado más. Pero quizás sea porque aquella la vi demasiado joven como para comprenderla bien.
Una cinta a descubrir para las nuevas generaciones (y no tan nuevas, que yo la he descubierto hace bien poco, aunque había oído hablar de ella).
Mención para la gran Yootha Joyce, la Sra Roper televisiva que tanto nos hizo reír a los adolescentes espectadores de mi época.