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Críticas de Beatriz Jimenez
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Críticas 127
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
8 de febrero de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, que rezaba la canción. El asombro ha sido mayúsculo, por lo menos para mí, al descubrir que Peter Farrelly (Algo pasa con Mary, Dos tontos muy tontos) es capaz de firmar este divertidísimo filme, con un humor lejos de la zafiedad a la que nos tiene acostumbrados.

Y la otra, comprobar que un SEÑOR (así, en mayúsculas), con una elegancia innata como Viggo Mortensen, es capaz de transformarse, a base de talento, en un vulgar, rudo, violento e inculto buscavidas italiano.

Entrando ya en el filme de Green Book en sí, no nos cuenta nada que no hayamos visto antes. Dos personajes totalmente antitéticos: un refinado y bastante estirado pianista (Mahershala Ali, Moonlight, como el doctor Don Shirley) y un hombre de la calle (Viggo Mortensen, Promesas del este, como Tony Lip) condenados a entenderse en un largo viaje en carretera que terminará por hacerles amigos y hasta cambiar sus vidas.

Nada nuevo aquí, pero que funciona a la perfección por el estupendo sentido del humor que empapa el guion, y por la relación que se establece entre estos dos polos opuestos. También ayuda la gran interpretación de Mortensen, que está inmenso en su papel de bruto y que muestra una vis cómica hasta ahora poco aprovechada.

El título del filme hace referencia al Libro Verde, una publicación que especificaba los sitios que eran seguros para los viajeros negros en una Norteamérica profundamente racista, sobre todo en los estados del sur, todavía a las puertas de la lucha por los derechos civiles. Un libro fundamental en la gira que decide realizar el doctor Shirley, un hombre de color, por el sur de EEUU, donde hasta en varias localidades se establecía un toque de queda que impedía a los negros estar en las calles a partir de cierta hora.

Vemos aquí una tímida crítica al racismo, y digo tímida porque en realidad lo que fundamenta el filme es una típica road movie, centrada en la relación entre sus protagonistas, y en la lucha interna del personaje de Ali, que no es capaz de encontrar su sitio en un mundo dividido entre blancos y negros.

Pero siempre viene bien recordar, y denunciar, estas aborrecibles prácticas, aunque sea al servicio de una comedia que se disfruta desde el primer hasta el último fotograma. Una cinta realmente divertida que desde este blog tenemos que recomendarte, sobre todo si quieres pasar un muy buen rato, con una buena película y mejores actores. ¿Alguien da más?

Lo mejor: Viggo Mortensen, entro en conflicto por culpa de mi adorado Christian Bale, pero, por favor, que alguien le dé un Oscar a Mortensen por este maravilloso papel.

Lo peor: quizás profundizar más en el personaje de Ali.

https://www.bollacos.com/green-book-divertida-sorpresa/
Beatriz Jimenez
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8
8 de febrero de 2020
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¿Cuántas maneras existen de demostrar el amor? Probablemente, infinitas. En Roma, Alfonso Cuarón se ha decidido por lo que mejor sabe hacer: el cine. Porque esta bella Roma es toda una declaración de amor a su Libo (la Cloe del filme), la persona que trabajaba para su familia y que, como él mismo ha declarado, era como su segunda madre.

Una película intimista y muy personal para Cuarón, que, además de encargarse de la realización, lo hace también del guion, la fotografía y el montaje. Todo en un melancólico y muy acertado blanco y negro, que nos traslada a su infancia, durante los años 70, en la colonia Roma de México.

El filme gira entorno a la figura de Cleo, perfectamente interpretada por Yalitza Aparicio, pero nos cuenta muchas más cosas que su día a día en su trabajo para una familia acomodada. Esta revisión de su pasado permite a Cuarón mostrar muchos de los problemas de su México natal, tanto el clasismo, como el racismo o el machismo, así como la política. Aunque lo que más importa al realizador mexicano es la familia, no solo la convencional, la de tu sangre, sino la que puede crearse con una de estas nanas, que exceden su trabajo creando lazos imborrables con las personas a las que deben cuidar.

Y todo esto lo consigue Cuarón dando otra lección maestra de lo que significa crear cine, donde cada plano, cuidadosamente medido y planificado, transmite una belleza a la que ya no estamos acostumbrados. La composición, los travelling, los planos y encuadres perfectos, todos recuperados y pensados para un filme que no tiene más sentido que disfrutarse en pantalla grande, aunque haya sido Netflix, el gigante del streaming, quien lo haya apoyado.

Cuarón ya había demostrado en sus anteriores trabajos que es un grandísimo realizador, con mención especial a su maestría tras la cámara en el caso de Gravity, pero es que en esta Roma no sólo se reafirma, sino que se supera a sí mismo, con una gran cantidad de encuadres y planos que son toda una obra maestra.

Además de esto, lo que nos queda es una historia, de esas que parecen pequeñas, pero que tienen mucha más importancia de lo que pueda parecer. Momentos íntimos, pasajeros, en las vidas de personas de distinta clase y hasta raza, pero que en fondo tratan de lo más importante: de las relaciones humanas.

Lo mejor: esos maravillosos y bellísimos planos, Alfonso Cuarón se ha empeñado en estar presente en todas las escuelas del cine del futuro.

Lo peor: yo tengo suscripción a Netflix y podría haber disfrutado de Roma cómodamente en mi casa y de manera gratuita, pero decidí hacerlo en una sala de cine, porque ese es su lugar. Creo que la experiencia en una televisión, por no decir ya en una tablet u ordenador, nunca puede ni acercarse a lo que se transmite en un cine.

https://www.bollacos.com/roma-amor-en-blanco-y-negro/
Beatriz Jimenez
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7
8 de febrero de 2020
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Ya lo hizo Tim Burton con la maravillosa Ed Wood, contando la historia del que se considera como peor director de la historia del cine. Y repite James Franco, como director, productor y protagonista de The disaster artist, narrando la historia de la peor película, aunque también habría valido el peor realizador, el peor guionista y el peor actor, tanto da.

Y para ello se ha decidido por la comedia. Porque es sin duda la señal de identidad de este acercamiento a Tommy Wiseau, un auténtico personaje, tan bizarro que, si no estuviera (parece que bastante) fielmente basado en la realidad, nos parecería mentira. Y lo que ha conseguido es un divertido filme, bastante entretenido, que explota todas las rarezas de este peculiar "artista".

Las peripecias de Tommy y su amigo Greg Sestero (interpretado por el hermano pequeño de Franco, Dave Franco), por conseguir su sueño de convertirse en actores en Los Ángeles, terminaron en el rodaje de una película (The Room), financiada y controlada por ese misterioso personaje, interpretado de manera perfecta por un James Franco tan polifacético que no sabemos si estaba intentando emular así al protagonista como guiño personal o que simplemente ha pensado que puede con todo ello. Y lo cierto es que así es. Porque esta The disaster artist resulta un buen filme, donde las risas están más que aseguradas.

Aquí se habla de las vanidades dentro de Hollywood, con mucha sátira, en casi el retrato de una obsesión de un hombre sin ningún tipo de talento, al que Franco se acerca con patente cariño. Como pega podríamos poner que depende demasiado de las extravagancias de su protagonista, por lo que, cuando desaparece la sorpresa de lo peculiar de su comportamiento, la producción acusa un poco la falta de ritmo. Pero nada de qué preocuparse, ya que sabe remontar muy bien para terminar en un final descacharrante.

El resto del reparto, repleto de caras conocidas (Seth Rogen, Josh Hutcherson, Sharon Stone, Melanie Griffith, Zac Efron, Alison Brie) está más que correcto, y me surge la duda de si la caracterización de Dave Franco, con esa peluca y esa barba tan cutres, es en realidad buscada (por demasiado evidente) como otro guiño de complicidad hacia esa desastrosa The Room.

Sea cual sea la intención de James Franco como realizador, lo cierto es que The disaster artist es un filme de lo más recomendable con el que se pasará un muy buen rato.

Lo mejor: la (inteligente) comicidad de una historia de lo más extraña y la exquisita fidelidad al personaje y su obra.

Lo peor: se trata de un buen filme, sin duda, pero le falta genialidad como para haber ganado un festival de cine.

https://www.bollacos.com/the-disaster-artist-este-rodaje-es-un-infierno/
Beatriz Jimenez
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7
18 de diciembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isabel Coixet nos transporta, en esta delicada y bella La librería, a un pequeño pueblo costero inglés en los últimos años de la década de los 50. Pero lo cierto es que podría haber tenido lugar en cualquier otro lugar y en cualquier otra época. Porque lo que nos cuenta es una historia tan universal como el ser humano.

Una amable e inocente mujer realiza su pequeño sueño de abrir una librería en el pueblo donde reside. Algo que no será bien recibido por la mayoría de sus vecinos.

El rechazo a aquellos que se atreven a probar o realizar cosas diferentes, valientes, innovadoras, está dentro de la idiosincrasia del mismo ser humano. Siempre ha habido y siempre habrá personas que se opongan a lo distinto, a aquellos que se desmarcan de lo que se considera "la normalidad".

Y esto justo es lo que narra Coixet en esta preciosa historia: cómo Florence, interpretada por Emily Mortimer, deberá hacer frente a todas las zancadillas y obstáculos que le presentarán sus conciudadanos. Especialmente en el caso de Violet, la persona con más poder de la región, perfectamente interpretada por una maquiavélica Patricia Clarkson, que ya sea por aburrimiento o por estrechez de miras convierte el acabar con Florence en un reto personal.

Hay que concederle un poco de tiempo al filme, ya que al principio la narración resulta demasiado lenta. Sobre todo, por esa obsesión de Coixet de alargar innecesariamente los silencios. Afortunadamente, una vez pasada el primer tramo de la producción, cuando Coixet apuesta ya por mostrarnos las relaciones tan especiales que forja Florence con Christine (Honor Kneafsey), la jovencita que le ayuda en la librería, y con el señor Brundish (Bill Nighy), un misterioso y casi ermitaño hombre, será cuando más disfrutaremos de esta pequeña historia.

Una historia de personajes, de relaciones humanas, que versa sobre la envidia, la incomprensión, el rechazo a lo diferente, pero también sobre la amistad y la lealtad. Todo ello rodado con una puesta en escena sencilla, una fotografía naturalista y un ritmo sosegado.

Lo mejor: se nota el amor a la literatura, al olor a libro nuevo, sin el que es imposible entender la impresión que causa leer Fahrenheit 451 de Bradbury o la publicación de Lolita, de Nabokov.

Lo peor: la decisión de alargar los silencios.

http://www.bollacos.com/la-libreria-persiguiendo-suenos/
Beatriz Jimenez
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6
18 de diciembre de 2017
35 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué le está pasando a Pixar? Eso es lo que nos preguntamos los que admiramos al estudio de animación, al que nos ha regalado tantos filmes inolvidables y unas cuantas obras maestras. El primer signo preocupante fue ser comprada por Disney y el segundo y fundamental, cuando en su organización de nuevos títulos para los siguientes años solo aparecían continuaciones o precuelas y casi ninguna producción original. Eso fue lo que disparó todas las alarmas y lo que hacía temer por una sequía creativa.

La casa del flexo no levanta cabeza desde que firmara esa maravilla que es Del revés, y por eso había tanta expectación por el estreno de Coco. Pero algo no va bien desde el principio. Empezando por el soporífero e interminable corto de Olaf, el muñeco de nieve mágico de Frozen, que precede al filme. ¿Dónde están esos sorprendentes cortos llenos de imaginación y sentido del humor a los que estábamos acostumbrados? En su lugar, encontramos una historia tan cursi y empalagosa como poco interesante.

Y es un alivio que por fin comience la proyección de Coco, un intento por acercarse a las tradiciones de México, especialmente del Día de Muertos. El argumento gira en torno a Miguel, un niño que sueña con ser artista, y que termina rebelándose ante la prohibición de su familia ante cualquier cuestión relacionada con la música. Cosas del destino, por error acabará entrando en el mundo de los muertos, donde debe encontrar la bendición de alguno de sus ancestros para retornar al mundo de los vivos.

Lo más destacable de Coco es sin lugar a dudas la fantástica factura visual. Entrar en el mundo de los muertos ha permitido a los animadores dar rienda suelta a toda su creatividad, imaginando todo un mundo poblado por esqueletos y catrinas, repleto de color y seres fantásticos. Como siempre, la maestría técnica es apabullante; el problema es que tanto el tono como la historia no acompañan a tal despliegue visual.

El principal problema es que esta Coco es mucho más infantil que la mayoría de producciones de Pixar, pero, sobre todo, esa obsesión (tan americana y tan de Disney) de exaltar a la familia sobre todas las cosas. Y, reconozcámoslo, la primera parte hasta se hace pesada y un poco aburrida. No será hasta la segunda parte que el filme por fin empiece a resultar interesante y entretenido.

En el fondo, hubiera sido mucho más apropiado que esta producción estuviera firmada por Disney, ya que carece de todas las señas de identidad que definen y han hecho grande al estudio del flexo.

Lo mejor: el puente de pétalos, un claro ejemplo de la impresionante calidad técnica y creativa de Pixar.

Lo peor: la infección de los valores Disney.

http://www.bollacos.com/coco-explosion-de-color/
Beatriz Jimenez
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