No quiero entrar en detalles a la hora de valorar esta sobrevalorada película. Prefiero indagar y dejar en el aire hasta dónde los cineastas y los críticos profesionales pueden permitir que una película sea una antología a la violencia y que encima se la alabe. Me parece preocupante que se justifique y vanaglorie la brutalidad y barbarie que el personaje central de este producto ofrece al espectador y que, aparentemente nos tenganos que reír con sus actos o , incluso, sentir hasra pena porque está enfermo. Mal trago sin duda el que deja esta irritante cinta y un desolador panorama para la industria actual si se aplaude y premia a estas desalmadas historias. El cine como crítica sí, como propaganda de violencia no que ya tenemos bastante. Y, por favor, se puede saber en qué piensan los críticos y cineastas actuales...