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Críticas de Manuel Esteban
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Críticas 130
Críticas ordenadas por utilidad
6
12 de mayo de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El atelier" es la nueva cinta del destacado cineasta francés Laurent Cantet, recordado por la realización de grandes películas como "Recursos humanos", "El empleo del tiempo" y "Entre los muros (o La clase)", en donde supo retratar diferentes instancias de tipo social y laboral, con una mirada certera y categóricamente elaborada. Si bien "Entre los muros" es considerada por muchos su obra más completa, es difícil elegir una de las tres producciones, ya que cada una tiene rasgos sumamente válidos, y lo ubican a Cantet como uno de los realizadores más interesantes y más comprometidos del cine moderno. Otro dato a destacar es que en esta ocasión cuenta con la colaboración en el guión de Robin Campillo, director de la reciente "120 pulsaciones por minuto", quien contribuyó previamente en los guiones de "El empleo del tiempo" y "Entre los muros".

En "El atelier" la trama se centra un taller de escritura, brindado por Olivia (Marina Fois), una famosa novelista, que parece estar más interesada en ese tipo de experiencias, que en su trabajo actual. La idea del taller es poder concebir en conjunto un thriller policíaco, con la ayuda de la sumatoria de ideas y voces de sus participantes, un curioso grupo de jóvenes en donde visualiza un poco la multiplicidad de etnias que viven en la actualidad en territorio francés, en la pequeña ciudad de La Ciotat, ubicada al sur de Francia, para ser más exactos..

Lo que en un comienzo se manifiesta como un grupo amistoso, en donde el devenir de ideas parece poder tomar forma e ir en una misma dirección, las expresiones, pensamientos, y manifestaciones de Antoine (Matthieu Lucci), uno de sus integrantes, empezará a funcionar como foco conflictivo, no logrando desequilibrar la estabilidad del grupo, pero dejando en claro la diferencia de concepción de la vida y posibilitando su salida del mismo. Deja en evidencia cierta disconformidad, ciertas preocupaciones y una percepción muy distinta al resto en cuanto al contexto social. Estas marcadas discusiones y claras diferencias, serán el motor que llevara a Olivia a acercarse e interesarse de mayor manera por el joven, sus actividades, sus ideales y su mismo entorno.

Pese a ser una idea sumamente interesante, dotada de todos los detalles que la historia pide y contar con dos actuaciones acertadas y bien delineadas, como las de Marina Fois y Matthieu Lucci, "El atelier" no termina de ser del todo convincente. Quizás no se percibe la fuerza de sus cintas previas, donde Laurent Cantet supo manejar una mayor fuerza y convicción, y en donde la narración misma nos permitía adentrarnos en las situaciones. Se percibe cierta denuncia al racismo siempre presente, pero podemos decir que el abordaje termina siendo un poco escueto. Vale resaltar que la cinta sostiene el ritmo durante sus casi dos horas de metraje, brindando información de manera progresiva, conforme suceden las diferentes acciones, exceptuando algún que otro momento de breve densidad, donde la película no llega a estancarse.
Manuel Esteban
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7
25 de enero de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en la década del 50′ y enmarcada bajo el género dramático, "La Rueda de la Maravilla" es la nueva cinta del neoyorquino Woody Allen, que sigue empeñado con presentar una película anualmente, un hábito que sostiene desde hace tiempo. "La Rueda de la Maravilla" contiene, como era de esperarse, muchos de los elementos frecuentes del cine de Allen, que van desde el tratamiento y enfoque sobre el difícil entramado que conllevan tanto las relaciones amorosas, como las referidas al complejo entorno familiar, algunos diálogos ya tradicionales en su filmografía, y momentos cómicos, enlazados en medio de escenarios de índole dramático.

El encargado de presentarnos e introducirnos en las historia será justamente unos de sus protagonistas funcionales, un guarda-vidas llamado Mickey (interpretado por un aceptable Justin Timberlake), que nos cuenta la historia de Ginny (Kate Winslet), una actriz de carácter volátil y fuerte temperamento, devenida en camarera, y Humpty (Jim Belushi), un operador de carrusel, sin muchas pretensiones, pero con problemas con el alcohol; ambos atraviesan una crisis de pareja. Él insiste con invitarla a formar parte de hábitos que conforman su rutina, pasando por alto que a ella en realidad no le interesan, y que si alguna vez compartieron, no fue más que un intento de por fortalecer el vínculo entre ellos.

La aparición de Caroline (llevada a cabo por la actriz británica Juno Temple), hija de Humpty, con la cual él no hablaba desde hace unos cinco años, y había prometido no volver, representará un fuerte sobrecarga, sin pasar por alto que la joven huye de su ex marido, un hombre de perfil peligroso e involucrado en asuntos de mafia, que según ella, la busca para matarla. A esto vale añadir que en el medio, con la pareja convive el hijo más pequeño de Ginny, Richie, un muchacho fascinado con los incendios y la piromanía, con serios problemas de conducta, e inconvenientes en la escuela, a la cual a veces ni asiste, porque prefiere escaparse para ir al cine.

Mickey no será de ayuda en su intervención en la historia, ya que terminará convirtiéndose en el amante de Ginny, quien demuestra una clara disconformidad con su actual pareja, y remarca su arrepentimiento por haber engañado a su primer esposo, el padre de Richie, lo cual la llevó a un inevitable derrumbamiento. No tardará Mickey en conocer a Caroline, y pese a mantener distancia con la muchacha, los acercamientos inevitablemente se darán, y el simple hecho de percibir cierta empatía entre ambos, terminará de resquebrajar la frágil instancia emocional que acongoja a Ginny y sobrelleva a duras penas, exponiendo su lado más egoísta y miserable.

La historia contiene elementos teatrales, y se engloba en la naturalidad de films clásicos de Woody
Allen. El sentido de la moralidad será un eje central, ya que no todos los personajes la conciben del mismo modo, y la forma de operar de cada uno, será lo que brindará ciertos matices a la narración, y también será el motor elemental que desviara las acciones hacía el lado más coherente. La actuación más destacable es la de Kate Winslet, aunque en líneas generales son parejas. Algunos excesos, muchas veces presentes en las películas del realizador neoyorquino, es su debilidad mayor, pero la cinta en cuestión logra sostenerse a lo largo de sus 100 minutos, la historia sin ser una obra maestra, está bien delimitada, y podemos resaltar una serie de momentos que son netamente acertados. Quizás fascine a los seguidores de Woody Allen, y naturalmente evadan los detractores del mismo, pero para los neutros, la propuesta es interesante.
Manuel Esteban
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8
13 de junio de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay algo a la hora de hacer cine que es envidiable y eso es estar en el momento justo, poder hacer un film en tiempo y lugar exacto, y esa fue la posibilidad que tuvo Tomas Alea allá por 1960 cuando filmó "Historias de la Revolución". El punto de realismo impregnado en el mismo es inmenso, retrato del cambio que buscaban y obtendrían en aquel momento y de la situación por la cual Cuba atravesaba en aquellos años. Destaco también un puntilloso y más que interesante trabajo de montaje por parte de Alea, con algunas tomas que me parecieron sorprendentes para la época. A la hora de hablar de las historias, me quedo con la primera, la fuerza y el contenido de la misma, y las caracterizaciones de los personajes, si bien todas las historias tiene un peso y una carga de dramatismo importante.
Manuel Esteban
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7
25 de enero de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con poco por saber de antemano acerca de Nicolás Gil Lavedra, director de tan solo una película ("Verdades Verdaderas; la Vida de Estela"), no hay duda alguna que el peso y atractivo de "Las Grietas de Jara", descansa un tanto en su historia, basada en la novela de igual nombre de Claudia Piñeiro (autora de "Las Viudas de los Jueves" y "Betibú"), y mayormente en la categoría de su elenco. Con el siempre notable Oscar Martínez como figura máxima, la suma de Joaquín Furriel, Soledad Villamil, Laura Novoa, y un agregado nada despreciable, como lo es Santiago Segura, sin pasar por alto la presencia de Sara Sálamo.

La película comienza con la repentina aparición de una joven llamada Leonor (Sálamo) en el estudio del arquitecto Borla y Asociados, preguntando por Nelson Jara, un nombre del cual tanto Borla (Segura), como su socia Marta Hovart (Villamil), y Pablo Simó (Furriel), su arquitecto de mayor antigüedad, dicen desconocer. No obstante, ya desde la expresión en las caras se lee que algo ocultan. Tras la salida de la joven, los tres integrantes del estudio, aún atónitos por lo acontecido, se preguntan sobre como llegó allí aquella muchacha y por qué motivos buscaba a Jara.

Mediante un recuerdo de Pablo Simó, Gil Lavedra nos aproximará un poco hacia a una historia pasada hace tres años, cuando Nelson Jara (Martínez) se acerca al estudio mencionado para plantear un problema con una grieta que aparece en su casa, tras el inicio de una construcción lindante, de la cual la empresa en la que trabaja Pablo es la encargada de ejecutar, por lo que Jara los considera responsables de los hechos que lo perjudican, y pide una indemnización correspondiente. Si bien Pablo pese a todo parece conservar cierta estabilidad emocional, Marta se mostrará intranquila con el suceso, dejando en claro que algo siniestro se esconde tras la historia de Jara.

A la par de esta línea narrativa, se entrecruzaran sucesos vinculados a la situación actual de Pablo con su pareja, interpretada por Laura Novoa, la cual no parece ser la mejor, quizás porque él la esté descuidando por motivos laborales, aunque si considera bastante y muestra el debido afecto sobre su hija adolescente, de naturaleza conflictiva. Si bien esta historia cruzada presenta un eje elemental en la construcción del film, es algo pobre en cuanto al entramado, pero podemos decir que no perjudica en demasía la estructura total de la película.

Los constantes recuerdos de hechos pasados, la aparición misma de Leonor, y el replanteo de lo ocurrido, llevarán a Pablo Simó a un fuerte cuestionamiento, referido a sus propios ideales, los cimientos mismos de su vida, y el destino que para ella eligió. Claramente lo ocurrido con Jara, un personaje un tanto insistente y difícil de sobrellevar, dejará una marca al protagonista, que lo llevará a una inevitable reflexión posterior, y al intentar modificar la situación que atraviesa, y que claramente lo mantiene disconforme.

Si bien la película en algunos momentos cae en lugares comunes, más cuando se trata de un film que se enmarca dentro del género thriller, conserva su cuota de originalidad y sostiene prolijamente el suspenso, dosificando con una exactitud precisa la información, de manera que siempre quede algo por descubrir, aunque esto sea de mayor o menor trascendencia. Las actuaciones están más que acordes, y los escenarios escogidos, como la puesta en escena, invita al espectador a formar parte de la historia, que con su debidas licencias, cumplen con los requisitos necesarios.
Manuel Esteban
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7
25 de enero de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alain Resnais es sin duda, una emblema del cine francés, la Nouvelle Vague y de una corriente que juega con las rupturas lineales, y demás. Es por eso que "Je t'aime, Je t'aime", más allá del entramado general sobre la historia de amor del protagonista (Interpretado por el mítico Claude Rich), y lo que de ella acontece, recae más en una exposición delirante, sin tanta fuerza argumental, pero con mayor originalidad y enfoque en un quiebre estructural narrativo.

Entre lo más interesante de este curioso film, figura la forma en que el personaje principal, dominado por los designios de su mente, no puede reponerse ni volver a su situación actual, quedando maniatado a un viaje interminable por los recovecos de su cerebro, viviendo hechos pasados, sobre los cuales poco y nada se puede hacer. Quizás ese sea el mayor logro de la película, sobre la metáfora de como uno mismo a veces no puede siquiera optar por el camino más lógico y conveniente.

No hay duda de la influencia de Resnais sobre Gondry, o de esta película por sobre "Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos", así como de un sinfín de cintas, mayormente norteamericanas, que no existirán si no fuera por esta idea llevada a cabo. No obstante, hay que reconocerle a Gondry que no se limitó a copiarla, sino que buscó el punto opuesto; trabajar más en lo referido a las relaciones y la historia de desamor.
Manuel Esteban
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