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Críticas de Aitor Galisteo
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Críticas 47
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
10 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos años después de su estreno en cines, "Noche de juegos" vive un segundo renacer en Netflix, donde lleva varias semanas en el top diez de lo más visto del día.

Una comedia entretenida y divertida, apta para toda la familia, con un argumento que el propio título de la película no deja nada para la imaginación: un grupo de amigos que se reúnen todas las semanas una noche para jugar a distintos juegos. Todo cambia con el regreso de Brooks, hermano de Max, que sorprenderá al grupo invitándoles a su mansión para "una noche de juegos inolvidable" que acabará descontrolándose.

La película juega con que el espectador no sabe lo que es verdad y lo que no. En cierto modo es previsible, sobre todo en la primera mitad, pero lo importante es que acaba sorprendiendo al espectador y, lo que es más importante en una comedia, le mantiene con una sonrisa de principio a fin, con lo cual creo que logra su objetivo.

Pero no deja de ser una comedia, un género muy complicado donde la línea entre hacerte reír o rallar en lo patético es demasiado fina. Por eso habrá gente que no esté de acuerdo y piense que "Noche de juegos" no es más que una absurda americanada. Y, en cierto modo, es así: una comedia basada en el absurdo y en el humor negro, donde nada tiene sentido y la risa se consigue con una sucesión de ocurrencias y sinsentidos.

Sin embargo, lo importante es que consigue deshacerse de los argumentos trillados y los típicos chistes y comentarios propios de la comedia, una decisión que se agradece y que aporta un soplo de aire fresco a un género desgastado.

En cuanto al reparto, un elenco de actores en el que todos hacen un excelente trabajo y en el que no destaca nadie en especial. Quizás, por su papel en la historia, si hubiese de destacar alguien sería la pareja formada por Rachel McAdams y Jason Bateman por ser los protagonistas de la historia.

En definitiva, "Noche de juegos" es una comedia con todos los ingredientes: una historia completa, entretenida, con ritmo, ligera, divertida y con la que te reirás; con un reparto coral y un argumento que va adquiriendo una tónica interesante con varios giros finales inesperados que hacen que el resultado sea más que satisfactorio.
Aitor Galisteo
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9
7 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando no esperas nada de nadie, nadie te decepciona. Supongo que esta premisa también es aplicable a las series y películas y, precisamente, eso es lo que me ha ocurrido con "Dare Me", una de las grandes sorpresas de lo que llevamos de 2020 en Netflix.

Si solo has visto el tráiler podrías pensar que "Dare Me" solo es otra serie más sobre competiciones de baile, donde el grupo solo lucha por clasificarse en los regionales, luego en los nacionales y finalmente en los internacionales. Son argumentos que ya hemos visto con anterioridad en series como "The Next Step" (2013) o "Dance Academy" (2010). Sin embargo, lo cierto es que las competiciones de baile funcionan solo como una excusa para conocer las intrincadas e interesantes vidas de las dos amigas protagonistas, Beth y Addy; y su entrenadora, Colette French.

Basada en la novela de Megan Abbott (que saldrá a la venta en España el próximo 21 de mayo), "Dare Me" presenta una historia sólida, completa, llena de interesantes giros argumentales que saben perfectamente cómo mantener al espectador en vilo a lo largo de los escasos cuarenta minutos que duran sus episodios. Los diez episodios de la primera temporada serán solo el entrante de lo que querrás ver en próximas temporadas (aún no se ha confirmado una segunda temporada).

En el reparto destacan las magníficas interpretaciones de Marlo Kelly (Beth) y Herizen Guardiola (Addy), actrices que apenas tienen una trayectoria profesional previa y que, sin embargo, logran posicionarse como grandes apuestas para futuras producciones. Por supuesto, también es reseñable el papel de Willa Fitzgerald (Colette French), a quien sí hemos visto anteriormente en algunas películas estadounidenses ("Mujercitas", "Scream")

Si os animáis a ver la serie (algo a lo que os animo) os recomiendo ver la serie en versión original con subtítulos en inglés ya que una de los aspectos que más me han gustado de la serie han sido las dobles interpretaciones del lenguaje y los juegos de palabras, recurrentes y continuos y que logran que el espectador sienta que está viviendo varias partes de una misma historia al mismo tiempo.

"Dare Me" tiene todo lo que le puedes pedir a una buena serie: buenos interpretación, buena música, excelente dirección de fotografía y, lo más importante, un argumento interesante, original y adictivo. Es fácil, rápida de ver y seguro que no te decepcionará.
Aitor Galisteo
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7
6 de abril de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si estás buscando una película "para pasar el rato", "El Hoyo" no es la película que andas buscando. Eso sí, es entretenida y no te dejará indiferente.

"El Hoyo" se ha convertido en el último boom cinematográfico español en todo el mundo. La vida de esta película independiente ha dado un giro de 360º con su llegada a Netflix, que ha supuesto un re-nacimiento de la película y que, semanas después de su estreno en la plataforma, sigue colándose entre lo más visto del día.

La ópera prima de Gaztelu Urrutia es una profunda crítica política, económica y social del capitalismo y la sociedad neoliberal e individualista del siglo XXI. No es una distopía, como muchos se empeñan en definir, sino más bien una desagradable, dura y explícita metáfora de la sociedad llevada a la máxima expresión, que muestra que el único enemigo del hombre es el propio hombre. Es una oda al individualismo, un aviso alto y claro, con signos de exclamación, que nos advierte de que otra sociedad solo es posible si empezamos por el cambio en nosotros mismos.

Así lo explicó el propio director en la presentación de la película en el Festival de Sitges: “No es una crítica contra los de arriba o contra los de abajo. Es una exposición de una realidad, nos hacemos preguntas nosotros [...] y queremos contribuir a una especie de reflexión sobre el reparto de la riqueza”.

Como único escenario tenemos el Centro Vertical de Autogestión, un edificio dividido en multitud de plantas aisladas entre sí. En cada planta viven dos personas y hay un enorme hueco rectangular, que ocupa cada cierto tiempo una mesa de banquete que desciende por turnos para que los miembros de todas las plantas puedan servirse. La comida debería ser suficiente para todos, pero en la práctica, mientras los de los niveles superiores comen más de la cuenta, los de los niveles inferiores pasan hambre porque nunca les llega nada. Es el claro reflejo de la sociedad estamental, donde el rico lo es a costa del pobre; y del establishment político.

En el reparto, Iván Massagué, Zorion Eguilar y Antonia San Juan, tres actores camaleónicos, que saben curtirse y dar lo mejor de ellos mismos y que disfrutaremos tanto de ellos en esta tragedia como lo hemos hecho en otras ocasiones en alguna comedia. Son personajes redondos, sumamente complejos. La película es un viaje a través de sus vidas, sus preocupaciones, deseos y vivencias, que el espectador vivirá a su lado; una muestra de la complejidad del ser humano llevada a un principio tan simple como el instinto de supervivencia que nos caracteriza.

La historia en sí resulta entretenida y liviana, porque sabe cómo involucrar al espectador y hacerle partícipe desde el minuto uno y hasta el final. "El Hoyo" es una muestra más de que no por tener un elenco más numeroso o contar con cientos de localizaciones el producto final va a ser mejor.

El desenlace puede dar la impresión de que es una muy buena idea que el director no ha sabido concluir. Pero recuerda que lo importante no es el final, sino el transcurso, el enfrentamiento del protagonista con el sistema. Es probable que cuando termines de ver la película tengas muchas más preguntas que las que tenías antes de empezarla.

Si la ves en compañía, probablemente ni siquiera tu compañero/a y tú la hayáis entendido del mismo modo. Y probablemente, aunque las conclusiones a las que lleguéis sean dispares, ambos estaréis en lo cierto, porque es una película de la que se pueden hacer muchas y muy diversas interpretaciones. Así que, llegues a la conclusión que llegues, ya estás avisado de que lo que vas a ver no, no es la típica película española.
Aitor Galisteo
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6
29 de marzo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de siete años, los hermanos Pastor han vuelto a los largometrajes tras varios años haciendo series. Lo han hecho con "Hogar", un thriller de terror psicológico que cuenta la vida de Javier Muñoz, un publicista que está dispuesto a hacer lo que sea por recuperar el hogar al que tiene que renunciar después de quedarse en paro.

Un papel que Javier Gutiérrez ("Campeones", "Bajo la tormenta") encarna a la perfección, ya que logra transmitir esos rasgos psicopáticos y esa sensación de incomodidad que toda película de terror psicológico que se precie debe ocasionar. Sin duda, Gutiérrez es quien lleva el peso de la historia y quien destaca, muy por encima de Mario Casas, que quizás aún siendo el fichaje más conocido de todo el elenco, mantiene un perfil bastante bajo.

Volviendo a la trama, hay varias cuestiones que no hacen que la película no termine de cuajar. Los hermanos Pastor introducen algunos problemas sociales como subtramas, como el acoso escolar o la violencia de género, que acaban resultando meramente anecdóticas y que podrían haber aportado la nota diferencial que necesita la película para terminar de funcionar. La realidad y naturalidad con la que comienza el metraje va derivando en un cúmulo de casualidades que aleja al espectador de la cotidianidad y termina en una historia difícilmente creíble.

El punto destacable lo encontramos desde el punto de vista técnico, donde la película aprueba con nota. La gran interpretación de Gutiérrez sumada a la excelente dirección de fotografía y un montaje que imprime ritmo y tensión en el espectador hacen que la película resulte entretenida. Pero eso es todo. "Hogar" no aporta nada que no hayamos visto previamente en otras películas. Quizás la que se nos venga inmediatamente a la cabeza por la cercanía de su estreno es "Parásitos". Quienes la hayan visto se percatarán de un cierto paralelismo en ambas historias, una mala jugada del azar que deja a la española en peor posición.

Quizás ese es el principal problema de la película, que la buena ejecución que hacen los hermanos Pastor de ella no esconde su gran defecto, que es la falta de originalidad. Dejando a un lado "Parásitos", lo cierto es que "Hogar" solo es un thriller más de acosadores que puede entretenernos en estos días de confinamiento pero que queda (muy) lejos de ser un film memorable.
Aitor Galisteo
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8
24 de marzo de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Crítica 1ª, 2ª y 3ª temporada]

He leído muchas críticas acerca de Élite antes de escribir la mía y la mayoría son negativas: que si los actores no saben pronunciar, que si son demasiado mayores para interpretar a unos chicos de secundaria, que si es otro culebrón para adolescentes que viene siendo más de lo mismo...

Desde el primer capítulo de la primera temporada, Élite dio mucho de qué hablar. Fue una de las primeras producciones españolas de Netflix junto con Las chicas del cable. Eso ya es algo que celebrar. Hito más importante aún es que ha conseguido posicionarse como una de las series más exitosas y más vistas de la historia de la compañía, no solo en España, sino en todo el mundo, con más de 20 millones de suscriptores que vieron algún episodio de la temporada pasada.

Esos datos son objetivos y no son cuestionables. Élite gusta y engancha. ¿Por qué? Creo que sus creadores han sabido reinventar el concepto de culebrón adolescente y no han ofrecido otra telenovela más. Es cierto que encontramos a todos los prototipos de personajes: el bueno, la pija, el musculitos, la rara... pero, afortunadamente, creo que sus creadores han sabido ir más allá de la superficialidad de esos clichés y han ahondado en ellos.

No solo son los temas que se tratan, sino la naturalidad con la que se hace. El sexo, las drogas, la bisexualidad o incluso la muerte suponen un añadido que provoca tramas y subtramas muy interesantes y que enganchan fácilmente a todo tipo de públicos. Las dos madres de Polo, el matrimonio de conveniencia de los padres de Carla o la homosexualidad de Omar y el feminismo que predica Nadia en una familia tradicional árabe suponen enfoques muy interesantes y, si me lo permiten, necesarios.

La tercera temporada también trata temas tan espinosos y difíciles como el cáncer en la juventud o realidades poco exploradas, como las relaciones abiertas; temas muy importantes que articulan los nuevos episodios. No voy a entrar en si la historia es mejor o peor, porque cada uno tendrá sus gustos y simpatizará más con unos personajes u otros.

Élite no solo fue una de las primeras producciones españolas de Netflix, sino que además es marca España. La realidad que trata no será probablemente ni la de tu barrio ni la del mío. Pero es una gran lección para un país que ha tenido la corrupción como seña de identidad durante muchos años. Y estoy seguro de que gran parte de lo que viven las familias de los protagonistas, con sus contradicciones y sacrificios para llegar a formar parte de ese mundo de privilegios, es una historia mucho más real de lo que pensamos.

La magia de Élite reside en cómo puedes llegar a empatizar con todos ellos, aún siendo consciente de las atrocidades, crímenes y maldades que todos cometen. Obviando por razones evidentes los delitos, creo que todos nos hemos visto reflejados en algún comportamiento o pensamiento de todos ellos.

La exposición a las contradicciones, los golpes bajos constantes, los entramados amorosos... son situaciones que hemos vivido en primera persona o que conocemos de cerca y que, unidas a la inteligente manera de contar la historia empezando por el final y recurriendo a los flashbacks, funcionan. Si a esto le sumamos la brevedad de las temporadas (tres temporadas de ocho capítulos) y de los episodios (45-50 minutos), entonces no es de extrañar que el resultado sea una serie como Élite, tan adictiva como las drogas o como un buen polvo mañanero.
Aitor Galisteo
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