Esta es, a qué negarlo, un película maravillosa. La traslación de la novela epistolar de Choderlos de Laclos al guión es, sencillamente, ejemplar. ¿Y qué decir del cinismo de los protagonistas?. Glenn Glose y John Malkovich se sacan virtualmente chispas, conformando tal vez las mejores actuaciones de sus carreras. La lujosa ambietación, el vestuario y la música, dan un marco perfecto a un film sin fisuras, cuya acción no decae en ningún momento conformando, por lo demás un drama humano sin tiempo. Imperdible.

El Ulisse de Mario Camerini es uno de los pocos peplums recomendables. Bellisima la Mangano como inolvidables Kirk Douglas y Anthony Quiin, recreando a la Odisea de Homero con un ritmo que no decae y a todo color. Los "efectos especiales" son un tema aparte. Un film para mirar con asombrados ojos de niño, pero también para los amantes de la épica de toda edad. Orfeo

Pocas veces ocurre que una película logre introducirnos en la los entresijos de la cultura popular, vale decir en la sensibilidad de una época. El film de Chávarri lo logra sobradamente debido a una hábil dirección, una cuidada ambientación y un espléndido equipo de profesionales que se ponen al servicio de un guión y una banda de sonido muy elaborados. Aquí hay una buena historia, belleza y emoción. En la Argentina esta película tuvo un éxito extraordinario, así como su banda de sonido, que se te mete inevitablemente en el cuerpo y el corazón.

Creo que el lastre mas importante de esta notable pelìcula de Isasi-Isamendi es el recuerdo de su predecesora, la exitosíma "Scaramouche" dirigida por George Sidney e interpretada por Stewart Granger. Pero, nobleza obliga, hay que reconocer que esta versión no està nada mal, muy por el contrario.
Lejos de la opulencia de Hollywood, pero con muy bellos escenarios, un cuidado vestuario y las sorprendentes actuaciones de Gérard Barray y Alberto de Mendoza -acompañados por un elenco que no desentona- "La máscara de Sacramouche" sorprende todavía por su gracia y frescura a casi cincuenta años de su estreno.
Recuerdo haberla visto a mis 11 años, a inicios de los años 70, en un cine de las afueras de Rosario (Argentina) y sentirme deslumbrado por esta película de aventuras hablada en mi propio idioma. Ayer he vuelto a verla y, ademàs de pasarla bomba, me he vuelto a sorprender por la calidad de esta superproducción latina injustamente maltratada por la crítica.

La interpretación del Tango por Saura abreva en las virtudes y los excesos de los propios argentinos. Visualmente bella, con una excelente banda de sonido, sólo hace agua en algunos momentos en donde vacila el guión pero no la regié del maestro español. Un espectáculo sorprendente de belleza y emoción que va mas allá del tango y que constituye un plato fuerte para los amantes del arte con mayúsculas. Gracias Saura!!!