No me gustaba el tema de la película Short Term 12, pero animado por las buenas críticas hoy he disfrutado de la que para mí es una de las mejores películas de 2013. He leído que gracias a las distribuidoras Good Films y La Aventura vamos a poder disfrutarla en España, aunque todavía no hay fecha de estreno.

El arte es (en parte) negocio, y el cine lo es más si cabe. En el hipotético e imposible caso de que el arte solo fuera arte, Short Term 12 estaría ahora mismo en todos los cines del mundo. Sin embargo, aquí en España se estrenará con una difusión mínima, y como apuesta valiente de estas dos pequeñas distribuidoras.

Esto me ha hecho pensar, ya que la película es realmente entretenida, y gustará a la mayoría del gran público. Entonces, ¿por qué ha sido relegada a una minoría? El caso de Short Term 12 no es ni mucho menos un caso aislado, ya que el cine independiente cuenta con innumerables películas fantásticas (sobra decir que también las hay vergonzosas) que nunca llegan hasta nuestras pantallas.

Creo que el problema reside en el marketing. Son películas más difíciles de vender. Sin estrellas de cine o efectos especiales, las empresas de marketing pierden sus dos bazas fundamentales. Y como en la actualidad (más que nunca) prima el espectáculo sobre el fondo, cada vez las películas que vemos se encuentran más vacías de significado y emoción, ofreciéndonos un show de luces sin nada en su interior.

Pero hay películas peores que aquellas que se encuentran vacías, y que se rellenan de innumerables efectos especiales o estrellas de cine. Algunas, muchas, utilizan valores para rellenar este vacío. Esto sí es terrible. Utilizar valores para comercializar con ellos, para transmitir mensajes prefabricados a los que no se han dedicado ni unos minutos. Contar la misma historia, de la misma forma, transmitiendo los mismos mensajes es acortar la vida de la gente.

El cine es arte y es negocio, y por ello el producto final debe ser accesible para el consumo, pero su germen, la idea que hizo nacer la película debe ser personal. Al menos es así como yo veo el cine (y el arte).

Short Term 12 se siente verdadera, dolorosa y divertida. Tiene algo que contar y lo cuenta muy bien (de forma muy sencilla).

El Cine en la Sombra
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Project X es una película basura.

Basura porque no respeta su apuesta inicial. Project X está concibida como lo está Rec o El proyecto de la bruja de Blair. Una cámara manejada por un personaje graba lo que ocurre a modo de falso documental. Aquí, poco a poco se van incorporando otras cámaras, algunas de las cuales se justifican en el guión: que si una cámara de un móvil, que si un helicóptero del noticiario… Sin embargo, hay ciertos momentos en los que se produce un montaje al uso, con la presencia de diversos planos, lo cual derriba toda la propuesta.

Basura porque el guión carece de trama alguna, profundidad alguna, intención narrativa alguna… Queremos narrar una fiesta, eso es todo. Muy bien, pero eso no es cine.

Basura por la peligrosidad de su mensaje. No me refiero ya al carpe diem mal interpretado, al poner en peligro toda una vida por una noche, un momento, un instante, ya que aquí puedo encontrar incluso un cierto componente poético. Me refiero al hecho de situar como objetivo y valor máximo el aplauso de la masa. Me refiero a tener un final feliz (otro, pues esto es muy típico en Hollywood) basado en que aunque todo se ha ido a la mierda, ahora eres popular.

Pero Project X es una basura que funciona como producto para adolescentes.

Funciona por su enorme energía. Porque a pesar de su simpleza extrema, hay momentos que nos olvidamos de ello, y nos vemos disfrutando de ese cúmulo de instintos primarios.

Funciona por su radical explotación de los sueños adolescentes. La película parece rodada por uno de ellos.

Funciona en su exageración desatada. Pues aún sin ser verosímil el camino que nos lleva a la locura que se desata, cuando esta llega es razonablemente divertida.

Cuando vi el trailer de Los vengadores hace ya más de dos meses me produjo una impresión negativa. Solo los halagos de la crítica, y los extraordinarios comentarios de algunas de las personas que me rodean, me hicieron cambiar de opinión. Así que fui al cine, contribuyendo a esa taquilla espectacular que ha logrado la película. Lo que me encontré una vez dentro fue un film rutinario.

Sus personajes son planos y superficiales. Sólo entiendo su atractivo si se completan con características que aparecen en los comics, pues lo que muestra el film es muy poquito. La identificación con ellos proviene en todo caso de la familiarización que tenemos desde mucho antes de iniciar la aventura. Es decir, el éxito de Los vengadores está basado totalmente en el material que precede a la película y al entusiasmo de los fans. Esto unido a una corriente de opinión favorable en sus orígenes, ha generado una bola de nieve en cuyo interior no hay nada. En todo caso, una buena campaña de marketing.

No sería de extrañar, que los Marvel Studios hubieran pagado a una serie de críticos influyentes para impulsar toda esta corriente positiva. A mí nadie me ha pagado, así que puedo decirlo, para mí Los vengadores es una mierda.

La trama es rutinaria y muy muy predecible. El ritmo es alto, pero sin interés se vuelve una aventura de acción tremendamente aburrida. Hay dos escenas de acción que las reconozco como potentes. Más allá nada.

Los diálogos son mediocres, rozando en muchas ocasiones el absurdo. Demasiado metraje hablando de tecnicismos fantasiosos que no aportan nada al espectador.

El humor se me antoja débil. Sólo hubo una escena en la que no pude reprimir una sonrisa. Su protagnista, Hulk.

He escuchado en tono de admiración hablar de la labor del director, quien ha sabido equilibrar los papeles de todos los superhéroes, aportándoles una importancia y un interés similar. Es verdad, a mí ninguno me despertó ni siquiera curiosidad.

Escribir sobre La Vida de Pi es una difícil tarea.

Su mensaje, tan sutil que se me antoja ambiguo, parece unir el concepto de imaginación al de religiosidad. A mi modo de entender, no creo que Ang Lee (enorme director con películas tan reconocidas como Tigre y Dragón o Brokeback Mountain, aunque para mí su mejor obra sea Deseo, Peligro) postule aquí la existencia de algo en concreto, sino que habla más bien de la necesidad del ser humano de tener fe en algo, y de la capacidad de este para imaginar cosas que no se encuentran ante sus ojos. Y a todo ello le asigna un valor positivo.

Yan Martel, el escritor de la novela en que se basa el filme, en una reciente entrevista pronunció una frase muy reveladora en este sentido: "Si no tienes imaginación, no se puede imaginar una realidad diferente. La imaginación es el antídoto contra todo tipo de fascismo".

Pero hay más. Tanto la religión como la imaginación pueden servir de herramienta para asimilar el dolor, y para enfrentarse a una realidad muchas veces descarnada.

Tampoco veo que tanto el autor de libro como el de la película apuesten por una fe ciega e irracional, sino por una utilización de esta unida a la inteligencia. De otra manera, el protagonista hubiera acabado entre las fauces del tigre a primeras de cambio, cuando lo que veía en los ojos del animal (conexión, amistad) no era más que el reflejo de sus propios sentimientos.

Por lo tanto, La Vida de Pi abre la puerta también a los múltiples peligros de estas capacidades humanas, a veces buenas y útiles, pero que pueden volverse una feroz amenaza.

Lo importante aquí, es el viaje interior (perpetuo y constante) del protagonista. Un viaje que todos deberíamos realizar con la intención de lograr algún tipo de comprensión de nuestra vida, algo que sinceramente no creo que podamos alcanzar, una pregunta que no podremos responder, pero que siempre debería estar ahí.

En cuanto a la película en sí misma, me sobra metraje o me falta calidad en los primeros minutos. La Vida de Pi comienza realmente con el naufragio del barco. Anteriormente, algunos buenos detalles puntuales y demasiados convencionalismos. Uno de ellos, la fórmula del adulto que cuenta su vida a otra persona por medio de flashbacks, algo que le resta emoción al conjunto, y que nos distancia de él.

Pero la aventura llega, y el espectador comienza a disfrutar. Y digo disfrutar porque en esta historia se sufre bastante menos que el protagonista. Esto es producto de esa atmósfera Disney que envuelve al conjunto, justificada en parte por el uso de esa imaginación, pero que le resta empaque.

En resumen, una película interesantísima con algún lastre. Aún así, véanla.

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The Invisible Woman está basada en la novela que Claire Tomalin escribió en 1990 sobre la vida de Nelly Ternan, la joven y secreta amante de Charles Dickens. El escritor de Oliver Twist, Grandes Esperanzas y David Copperfield estaba por entonces casado, tenía 10 hijos, y no estaba dispuesto a infringir (al menos en público) las convenciones de la sociedad inglesa. Era la época victoriana (Inglaterra siglo XIX), y una relación como aquella hubiera echado por tierra su gran reputación. Así pues, Nelly termina convirtiéndose en una mujer invisible, oculta tras la sombra de uno de los novelistas más grandes de todos los tiempos.

Esta es la historia que ha elegido Ralph Fiennes para hacer su segunda película como director. La primera fue Coriolanus, cuyas críticas estuvieron muy divididas. The invisible Woman lleva un camino similar. Mientras que algunos críticos se refieren a ella como insulsa, otros (sobre todo medios ingleses) la han acogido con entusiasmo.

Y es que se trata de una película que narra una historia pasional desde la contención. Su sobriedad se agradece, pues nos evita un folletín rebosante de lágrimas. Pero cuando las luces de la sala se encienden, nos damos cuenta que toda esa mesura quizá la ha impedido volar más alto.

Combinamos entonces que The Invisible Woman podría haber sido mejor, pero no mucho mejor. Ralph Fiennes está fantástico en el carismático personaje de Dickens, y Felicity Jones notable en un papel mucho menos vistoso. La producción es exquesita, con una ambientación y un vestuario sobresalientes (éste último recibió una nominación a los Oscars), y una música y una fotografía notables. Preciosas las imágenes de Nelly caminando por la playa.

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