Ana tiene muchas vidas. Para contarlas, Julio Medem apuesta por un fresco abstracto, retorciendo al máximo los círculos de "Los amantes", y dotándolas de la energía y la visualidad absoluta de "Lucía y el sexo".
La apuesta por una temática que va más allá que nunca ha sido también más arriesgada que nunca. Medem ha optado siempre por una interdimensionalidad que es muy difícil explicar con palabras, pero que se entiende, siempre que tú mismo hayas sabido encontrar en tu vida su lado irracional, mágico, fantástico, inexplicable, de haber podido intuir que hay algo más de lo que tus sentidos pueden percibir y tu mente comprender.
La apuesta más arriesgada de Medem sin embargo no me ha acabado de convencer del todo, quizá por eso mismo, por haber pasado de lo intuitivo a lo realmente fantástico. La forma de estructurar la historia, aunque por sí misma alucinante, también ha resultado ser demasiado ambiciosa, quizás ha faltado dar mas peso a alguna escena (al amor entre Ana y Said), y haber sido más maravillosamente elíptico (como en anteriores filmes o dentro de la misma película) en todo lo que se cuenta en Nueva York, demasiado "real" para lo que es el resto de la película.
Quizá estos defectos se hubieran solucionado con un montaje distinto más que cambiando nada, o eso creo intuir.
Soy fan de Julio Medem, me gustan sus planteamientos y su virtuosismo técnico, me atrapan sus guiones y su manera absolutamente única de narrar. No sé si por eso esta película me ha decepcionado un poco y ahora estoy siendo muy crítico, o quizá si haya muchos defectos que no he sido capaz de valorar objetivamente. Yo pondría este cinta por detras de "Los amantes", "Lucía" y "Tierra", pero muy por delate de "Vacas" y "La ardilla roja" (aunque absolutamente todas me encantan). Sin embargo, tengo la sensación de que esto ya he lo vivido (je, je) con Julio Medem, y la segunda vez que vea "Caótica Ana" me gustará más. Siempre me ha pasado así.
A mí todos los actores me han parecido sensacionales, como siempre en Medem. Manuela Vellés un descubrimiento, ya veréis como va a dar muchos otros buenos momentos.
Julio Medem es un director fantástico y de los más originales del arte europeo (por lo tanto del mundo). Pero se odia o se ama, no hay término medio. Tengo la sensación de que, como suele pasar en este país, tenga que emigrar a su siguiente vida para que se le valore como el genio que es. Pero ya se sabe, "la vida está compuesta de muchos círculos".

He visto buenas críticas por aquí, y estoy de acuerdo en mucho, pero tras ver la película tras muchos años (de hecho casi en mi infancia), lo cierto es que me ha decepcionado un poco. Creo que la historia es muy buena, los personajes están bien actuados (incluso Schwarzenegger). Pero algo falla. Creo que no logra introducirnos del todo en esos mundos de "espada y brujería" que se nos promete. La adaptación a la pantalla cuenta la historia bien, pero no la exprime, no la saca todo el jugo.
Creo haber descubierto por qué: Conan de Milius no logra más que en unos pocos momentos (aunque éstos espléndidos) ser una película de aventura y fantasía, sino que pone sus referentes en maneras de otros géneros. Si prestáis atención os daréis cuenta que en gran parte, las escenas.. ¡son escenas de western! Si, no estoy delirando, fijaos en el encuadre, los paisajes de spaghetti-western (no en vano fue en parte rodada en España), la iluminación y hasta las situaciones y tópicos visuales del Far West
También hay un poco de cine de romanos de serie B. Creo que el el director no se arriesgó mucho en muchas parte del film, y no creó nada original, sino que buscó fuera (¿valores seguros?) para plasmar esta aventura.
Coincido por supuesto en la banda sonora. Le aporta mucho de la magia que le falta en ocasiones. También destaco varios momentos de "pose" de Conan, pero que desde luego se clavan en la retinan y dejan sentir la fuerza del héroe.
Ah, y James Earl Jones excelente. Qué pena que sólo pase a la historia del cine como la voz de Darth Vader.

"El país más feliz del mundo", el que concede el Premio Nobel de la Paz tiene, por supuesto, sus fisuras. A través de ellas, o más correctamente, como reacción a ellas se filtró un acto del maldad inimaginable. Aquel 22 de julio murieron en la capital, Oslo, y en la pequeña isla de Utøya, 77 personas, la mayor parte adolescentes y jóvenes que soñaban con una Noruega mejor. Ese crimen masivo ya se ha contado en la pantalla al menos dos veces. Lo que nos ofrece esta miniserie de la NRK, la r.tv. pública del país, no es una crónica del terrorista de masas Anders Breivik, ni de su extenso plan realizado con éxito. El asesino no aparece salvo como una sombra. Tampoco aparecen directamente las víctimas, salvo sus heridas físicas y la herida insondable de su ausencia. Los protagonistas de la serie son los propios ciudadanos noruegos, cómo afrontaron ese día y sus consecuencias. Los personajes son "ficticios", pero todos muy auténticos - nunca tópicos -, todos basados en retazos de la historia, y cómo se entrecruza la tragedia nacional con sus propias vidas. Unas de manera más directa, como el hospital o la prensa. Otras de manera más indirecta, como el caso de malos tratos y el fallo al "traspapelarlo" (que no es un tena ajeno: consulte la biografía de Breivik) o la vida de un inmigrante, pero que nos ofrecen una visión más honda, menos idealizada, del país, un país pequeño, en el que todo está conectado aunque no lo parezca a simple vista. Los retazos de historias fluyen de una a otra, componiendo un mosaico que nos muestra fragmentos de información y de sensaciones tal y como debieron llegar a la sociedad, y las distintas secuelas de las tragedias personales, como la del policía local que buscó cuerpos o la maestra incapaz de consolar. Se abordan las raíces mismas de la matanza terrorista, como el extremismo cobijado en la red o el racismo subterráneo, así como los fallos policiales que quizá no impidieron un número de víctimas mayor, o lo justo de la sentencia, todo ello desde varias y plurales perspectivas. La serie apuesta por actores que no son muy conocidos para su público (sospecho que en algún caso no profesionales), lo que le dota de naturalidad y proximidad. Y esa es una de sus mayores virtudes, como la de evitar en recrearse en la matanza o en el asesino, o caer en un maniqueísmo fácil o en el sentimentalismo (las lágrimas son las justas o incluso menos, a cambio de los silencios "nórdicos"). En todo caso recomiendo, si no se conoce, leer bien sobre el caso antes (o ver alguna de las otras producciones) para tener una perspectiva más completa. Esta serie te hará entender mejor qué significa aquella fecha para Noruega, y así quizá extraer alguna lección para la nuestra.

Maravillosa y lírica película, un cuento de hadas muy original porque se autodeconstruye a sí mismo (es cuento sobre un cuento que debe creerse, si no, las hadas mueren...), donde la historia se forma a sí misma a través de una historia que ya existía...
Creo que hay que tener esto muy en cuenta antes de ver esta película. Cuantos que vieron Amelie sin saber a qué tipo de espectáculo acudían se cabrearon en el principio de la película.
Claro, que esta historia de ondinas no es tan redonda, sin duda porque juega a no serlo, a no ser como una de esas películas a las que acude el crítico (introducido en la ficción de esta película).
Bella visualidad, excelente fotografía, excelente mezcla de géneros: explota el humor de manera frecuente y muy acertada, algo novedoso para Night Shyamalan, a la vez que cierto suspense y ese punto de terror que muchos se esperaban...
Pero el señor Night Shyamalan no es europeo, por eso una idea tan positivamente original se consideró foránea en los EE.UU. y en Europa, salvo algún que otro periodista con amplias miras, se considera un raro experimento americano.
Un cuento de hadas que se entremezcla con la realidad aportándola esa magia que por desgracia hemos perdido al hacer un mundo cada vez más vacío y material.
Si es usted de los que sólo acude a "La joven del agua" porque es del "director de El Sexto Sentido", piénseselo mejor, porque quizá esta película no es para usted. No todos creen que este mundo puede hacernos vivir algo verdaderamente profundo y hermoso...
Una película aunque con sus defectos realmente maravillosa. Y hacedme caso: con el tiempo se convertirá en una película de culto.

Extraña película de Allen aunque plantee los temas eternos. Creo que el planteamiento de una pareja tan joven es una buena variación, y hace el film interesante, parece una película de Allen dirigida a un público más joven. Falla algo el resultado pero está repleta de muy buenas ideas.
La mejor idea y lo mejor de la película es el desdoblamiento Biggs-Allen, versiones extremas de un mismo patrón que es el protagonista, entre la inocencia de la juventud y la excesiva sabiduría del viejo. Y tal es esta sabiduría que se transforma en una verdadera conspiranoia.
Buenísimo es este Allen desdodable interpretado por el propio Allen: su desidia, su recurrente y pedante (ahí la ironía) uso de citas literarias, su paranoia antisemítica (bajo el signo del Manhattan del 11-S) que deriva en una violencia contenida que lleva al más espantoso de los ridículos: la escena del coche y sobre todo aquello de "se metieron con mi religión - ¡pero si eres ateo!". Creo detectar cierta crítica sutil al momento político que vive EE.UU., en especial esa ciudad mágica llamada New York...
Una película entretenida pero no destinada a recordarse. Aunque si os gusta Allen, no os la perdáis.