Con Terry Gilliam tengo una relación de amor-odio: por un lado tiene películas tan geniales como Asco y Miedo en Las Vegas, y por otro hay otras más flojitas. Después de ver Brazil, muy recomendada por mis almas gemelas, y que me pareció terriblemente tediosa, ya iba yo viendo Tideland con un ojo más chico que otro, como mosqueado, y con el dedo cerca del botón del STOP del mando del dvd. Sin embargo, oh, ocurrió el milagro, la película me atrapó desde el primer instante.

Lo cierto es que entiendo que es una película que necesita colaboración del espectador, si no consigues la empatía con la protagonista, la peli está perdida. Hay que meterse un poco en la cabeza de la chica, porque si te pones a ver esta película con cierto desapego no sólo te vas aburrir, te va a parecer desagradable, y en ciertos momentos totalmente absurda (ir a spoiler)

Una vez le hemos cogido el punto, es una película que tiene dos lecturas. Por un lado estás viendo la realidad objetiva y durísima, y por otro estás viendo el mundo mágico de Alicia en el que vive Jeliza Rose. La película se puede ver de las dos formas y al mismo tiempo, y provoca en el espectador muchos reacciones y muchas emociones distintas, que hacen que la película se salga de todo género.

Me parece una joya por eso, porque los personajes tan pronto son siniestros como encantadores, de repente tienes miedo y de repente te ríes.

Mientras que normalmente Gilliam es acusable de exceso de metraje, de giros argumentales que no merecen la pena, de escenas que no vienen a cuento (la verdad que hablo de Brazil), esta me ha parecido totalmente correcta, por fin bien contada, el espectador no se pierde (no yo desde luego), y yo creo que esta es La Película de Gilliam. ¡Bravo!