Aun para hacer despliegue de efectos especiales, estos deben ir en función de los protagonistas, y si bien es cierto los efectos especiales son muy buenos, el desarrollo de las escenas carece de alma, no hay emoción, ni siquiera ese patriotismo o americanismo que pudo haberse sentido en algunas de las películas anteriores parece tenerse en cuenta aquí, ni es creíble el que los autobots quieran ayudar a los humanos o que les importe un rábano; al final es una película estéril emocionalmente, y con un argumento que no sé si es más rebuscado que absurdo o viceversa y mucho menos si justifica la duración de la película. Muchos criticaron Man of steel por su metraje, y es más corta que esta; por sus índices de destrucción, y esta la supera; por sus errores en el guión llena de intentos admirables de ponernos a reflexionar, y lo logró aunque con desaciertos, unos más notables que otros. Pero en esta ni siquiera vale hablar de un guión sin chiflarse porque no hay ni un atisbo de reflexión, ni un ápice de profundidad, porque hasta el discurso final de Optimus carece de sensibilidad y originalidad. Es más de lo mismo que las anteriores pero sin el peso específico de las dos primeras con sus novedades. NI siquiera hay una era de la extinción más allá de un nombre que nos muestra el descaro de la mentira del consumismo. Tenía mucho para mostrar esta película, incluso para hacer reflexionar porque Terminator y Matrix nos enseñaron que sí es posible que una película con máquinas nos deje enseñanzas morales, pero hace falta alma para que eso sea posible, y al equipo que produjo Transformers 4, esto no le importa mucho, sólo lo visual y lo visual, pero nada de pensar, ni de ponerle arte siquiera a lo que se ve…

Si comienzo con lo mejor, sin duda Angeline, sin hacer derroche de una actuación maravillosa, demostró que tenía personalidad, encanto y talento para hacerse con el personaje muy bien. De hecho, ella fue la única protagonista y el único personaje con trascendencia en la película ya que los demás fueron una banda de rellenos unos más insoportables que otros. El punto es que el guion de la película no favoreció para nada a Jolie, y el perfil de una bruja que a la vista parecía ser mala, muy mala, terminó siendo una villana más bien blandita y con poca profundidad psicológica, sin contar con que el desarrollo de la historia fue plano, de poca emoción y en vista de la nula participación del tradicional príncipe, muy predecible el final. Ningún personaje se desarrolló ni aportó nada, en especial las hadas que fueron casi que un fastidio, y a pesar de ser una película de hora y media tuvo escenas que fácilmente podían ser suprimidas sin afectar el desarrollo de la película; eso por un motivo muy simple: nunca hubo un real conflicto, sólo la relación Maléfica- Aurora que pudo haber sido muy bien aprovechado con buenas actuaciones y química entre los personajes, pero ni la actriz que representaba a Aurora tenía ese encanto ni calidad, ni el carácter que le dieron a Angeline fue el indicado. Quizás quisieron dotar el perfil de la protagonista de la complejidad emocional de un Batman, con su lado oscuro y su lado claro, pero al final Málefica nunca fue realmente maléfica sólo se llamaba Maléfica.

ES una película entretenida, divertida, y con un propuesta temática no tanto lo novedosa o ingeniosa como interesante, aunque adolece de la profundidad y solemnidad e incluso la espectacularidad que se supondría adecuada para la temática bélico apocalíptica que contiene y que termina encasillada en los reinicios en el tiempo de una sola persona y una guerra que estuvo pero nunca estuvo, Podría eso ser bueno si el argumento fuera brillante, que no lo es, si bien no es malo, y también sería muy bueno si el despliegue interpretativo de los actores fuera maravilloso, que tampoco lo es, si bien tampoco es malo ni aburrido ni mucho menos. Pero como propuesta de película de ciencia ficción es un poco salida del formato, no mucho, pero sí imaginativa, y trata de inyectar algo de originalidad a un género que abunda y sobreabunda hoy en día pretendiendo llenarnos los ojos pero no el cerebro.