Superman apareció por primera vez allá por 1938, en una época en la que nuestros abuelos apenas estarían aprendiendo el abc, es el superhéroe prototípico, el primero y el más importante, pero de algún modo también el más simple. No está torturado por su pasado ni tiene que lidiar con horrores y sufrimientos, Superman es el gran niño scout azul del cielo, un hombre bueno e incorruptible. Eso estaba muy bien para una audiencia de principios de siglo que sonreía con la idea de un hombre bueno cazando a los malos y haciendo lo que debía hacerse ¿Pero qué hay de la audiencia moderna? ¿Puede sobrevivir una figura así en este, nuestro mundo de películas oscuras donde los héroes están constantemente al borde de una crisis nerviosa? ¿Es Superman simplemente demasiado aburrido?

La solución al nudo gordiano parece en radicar en explotar esa idea y sus implicaciones. Ser el hombre bueno que el mundo necesita no es fácil, ser un chico del campo que ama a su madre y va a la iglesia los domingos claramente no es tan sencillo cuando uno se sabe un ser súper poderoso del espacio que puede destruir un edificio a puño limpio. Esas dos naturalezas, el hombre bueno de 1938 y el alien que la humanidad ha aprendido a temer en los tiempos de la ambigüedad moral, es lo que le da a la película su fuerza.

No es una deconstrucción, no es señalar las historias viejas del hijo de Kripton y burlarse de ellas como infantiles; es una reconstrucción, una reconciliación. Es mostrarnos como el viejo héroe puede levantarse en este bravo nuevo mundo nuestro, encarar todos los problemas morales que supuestamente debe tener el nuevo superhéroe en el cine, y aún así sobrevivir como lo que siempre ha sido. Porque, al final, parece que lo que el mundo necesitaba en 1938 y es lo mismo que necesita hoy: Un hombre bueno, un hombre de acero.

Notas:
* Zack Snyder finalmente parece haber dejado su fijación con la cámara lenta y ha reclamado su podio como el mejor director de películas de superhéroes en Hollywood.
* Hay una razón por la que Superman tiene los calzoncillos por fuera, sin ellos el bulto no se desdibuja. El hombrecito de acero está ahí, señalándote, juzgándote.
* ¿No "Kneel before zod"? Eso es un poquito triste, no es importante pero... es que es Zod.

Frank intenta ser una historia sobre un grupo de personas raras, que son raras porque así las definió la sociedad, pero que en su propio pequeño mundo tienen un orden que ellos entienden, y es el mundo el que es raro por no entender cuan únicos y creativos son. El mundo de lo comercial y la música sin alma es el que pretende destruir su valioso orden y creatividad. Eso es lo que Frank pretende ser.

Los que Frank ES, es una película sobre un grupo de desequilibrados que intentan desesperadamente racionalizar una farsa que, de ningún modo, puede ser psicológicamente sana. El primer acto de la película de alguna forma busca aparentar ser un excéntrico ejercicio creativo pero pasé la mayor parte del segmento pensando que el gran giro en la trama es que Frank no dirigía una banda sino un culto y que al final iba a mandar a todos sus miembros a matar gente, estilo Charles Manson.

Las ocurrencias de la banda incluyen aislamiento voluntario durante un año, ataque con arma blanca a un hombre desarmado y suicidio. Pero de algún modo la película quiere que estemos de su lado, quiere que veamos como villano a la única persona que se molesta en preguntar “¿Por qué diablos actuamos como profesionales y tratamos de conseguir un público que pague por vernos?” Porque eso es lo que cualquier persona que tenga ‘músico’ enlistada como profesión debe hacer, si los Beatles pudieron soltar esa bobaba de que todo lo que necesitas es amor es porque ya estaban nadando en dinero.

Al final, Frank es la versión en celuloide de ese amigo molesto que todos tenemos, con gafas gruesas y sombrero idiota al que le gusta decir que una banda era buena hasta que se vendieron y se volvieron “mainstream”.

Mario Vargas Llosa escribió una vez un popular ensayo sobre el cuento llamado "El dato escondido". En él hablaba de como en una narración sólo un décimo de la historia está a simple vista y cual témpano de hielo el resto queda oculto para que sea la labor de su público el desentrañarlo. Es una narración de esta naturaleza la que nos proporciona Ciro Guerra, dotando de minúsculas pistas en los escasos diálogos que se encuentran dispersados a lo largo de la película. Pero no es sino en las imágenes, con leves insinuaciones y miradas, con un movimiento o un rostro de tristeza; que se nos va presentando la verdadera naturaleza de la historia.

La historia nos traslada a un viaje donde el Macguffin es un viejo acordeón supuesta reliquia del diablo, el cual debe ser devuelto a su dueño. Nuestros protagonistas son un genial Marciano Martínez en el papel de Ignacio que demuestra que el papel de un juglar sólo puede ser interpretado por otro; y Yull Nuñez en el papel de Fermín quien aunque más cuestionable que su coprotagonista igual da la talla hasta donde se puede. Esta suerte de maestro y aprendiz se embarcan en una travesía de autodescubrimiento por todos los rincones del caribe colombiano.

Al final en un primer plano "Los viajes del viento" resulta en una hermosa secuencia de imágenes panorámicas con ricas incorporaciones lingüísticas y culturales que van desde el palenquero hasta el wayuunaiki. Todo ello ambientado con música que refleja el espíritu del Caribe, de Colombia y de Latinoamérica. Pero más allá de esa simple superficie nos traslada a la figura de la formación de un hombre, a la identidad del mestizo y a una convergencia donde el producto final no es un simple músico, es un juglar.

Todo el mundo quiere a Coulson, lo quieren tanto que lo trajeron de entre los muertos para protagonizar una serie. Parecía perfecto en teoría, el personaje original más querido del universo cinematográfico Marvel lanzado a las manos del mesías revelado Whedon (la paz sea con él, dios de todos los nerds) con un equipo nuevo de personajes que prometían adentrarse en el basto catálogo de héroes de historietas que no eran lo suficientemente populares para conseguir puesto en la secuela de los Vengadores. Total, un regalo caído del cielo. Pero...

Al momento de escribir esta crítica sólo he tenido el placer de ver el primer episodio y bajo ninguna medida a esta serie se le puede considerar como mala (de ahí que la califique con un buen 7 que es de "buena"). Pero de algún modo deja ver algunas fallas de caracterización que si no se arreglan según avance la serie amenazan con hundirla. En primera tenemos al agente genérico Grant Ward, el tipo duro que tiene problemas para hacer trabajo en equipo; el hombre blanco heterosexual que sirve para ser de avatar a la audiencia y que tristemente no parece tener un personalidad más allá de su arquetipo. En igual situación tenemos a Skye, la informática con un montón de conciencia social y que hace las veces de niña rebelde contra los hombres de negro; total, que tampoco parece ser un personaje de mucha profundidad.

La agente veteran Melinda May y el duo científico funcionado en una sola persona FitzSimmons prometen más, pero su papel parece secundario en comparación. Aún así la gran falla parece ser el gran Coulson.

Que no se me malinterprete, adoro a Coulson, es un gran personaje, pero es un personaje hecho para actuar de secundario en películas de Ironman o hacer de fanboy del Capitán América. Es un hombre divertido, agradable, pero nada intimidante y casi carente de autoridad; es difícil verlo como un padre para su grupo o líder de ningún tipo. Será difícil para la serie hacernos creer que el hombre merece su puesto a la cabeza de la operación.

Esta es sólo una primera impresión y espero que cambie según avanzan los episodios pues mucho me desagradaría ver la serie fracasar. Sólo nos queda esperar y rezar porque Whedon sepa lo que está haciendo.

Primero vinieron a mi Pulp Fiction y Reservoirs dogs; me dije: ¡Este tipo es un genio! Luego llegó Kill Bill y pensé: Está flaqueando un poco pero sigue siendo grande. Finalmente vi esta cosa: ¡¿Qué demonios te pasa Quentin?!

La moralidad en las películas de Tarantino siempre ha sido cuestionable, pero a mi nunca me ha importado. Sus personajes suelen ser ladrones de poca monta, mafiosos o asesinos a sueldo; cualquier acto de salvajismo está bien en ellos siempre que sea creativo y bien presentado. Pero aquí no, aquí nos trajo una película de la segunda guerra mundial en la que los únicos personajes con los que pude enpatizar fueron nazis. Me sorprendí a mi mismo viendo a esos supuestos genocidas y apoyándolos, quería en todo momento que matasen a todos esos bastardos. Para que se entienda bien lo que me pasó intentaré mostrar como vi yo la película.

El film comienza en un pequeño pueblo de Afganistán (¿Francia? No sé de que me hablas) donde un oficial yankee ha ido a buscar colaboradores de Alqaeda, una vez ahí mantiene una escena de una tensión espectacular que se va al carajo cuando el oficial menciona que odia a los musulmanes porque... pues porque si; eso y algo sobre que las ardillas transmiten enfermedades. El oficial tiene éxito buscando a los de alqaeda pero su hija escapa ¿Se convertirá en un personaje con deseo de venganza? Si ¿Será un buen personaje? Ni por el carajo.

Después de eso nos muestran a un grupo élite de Alqaeda cuyo nombre clave es los Bastardos. Su misión, practicar el terrorismo matando a cuando soldado yankee se encuentren en Afganistán para así desmoralizar a sus tropas. Eventualmente se enfrentan a varios soldados yankees que les dan dura pelea, uno de ellos incluso prefiere morir a golpes antes que traicionar a su nación ¡Qué bien me caen estos yankees! ¿Me tienen que caer bien verdad?

Después de eso nos presentan a la chica que escapó de la primera parte, se ha convertido en un clásico personaje Tarantino sediento de revancha, lo cual demuestra... siendo una antipática, amargada y apática. Un oficial yankee ha su mejor esfuerzo cortejándola, es todo un caballero; incluso la ayuda a que su cine sea parte de un importante evento. Ella lo desprecia pero el insiste como lo haría cualquier protagonista de comedia romántica ¡Qué bien me cae este tipo! ¿Me tiene que caer bien verdad?

Luego una escena en una cantina, con una clásica conversación incómoda a lo Tarantino. Muchos son sus clásicos hijos de puta pero toros parecen ser muy amables, incluso hay un tipo que se ha convertido recientemente en padre de un niñito llamado Max y... los matan a todos. Pero el papá de Max sobrevive, e incluso está dispuesto a no vengarse de los asesinos de sus amigos con la esperanza de volver a la casa con su hijo ¡Que bien me cae ese tipo! Pero lo matan, por el terrible crimen de decirle traidor a... una traidora.