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España España · C/ Mía, nº 3, 1º A
Críticas de Dromedario
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
4
7 de octubre de 2007
84 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Min 1.

Vicente: ¡Pilar, desnúdate ya!
Pilar: Joé, pero si en el minuto 1 salen los títulos de crédito. ¿Tan pronto?
Vicente: Bueno, va... Después te desnudas.


Min 4.

Vicente: Pilar, leches, desnúdate.
Pilar: Si ahora estoy en presencia de mi madre. ¿Me quito la ropa delante de ella?
Vicente: Siempre poniendo excusas. Siempre, siempre.



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Min X.

Vicente: ¡Ahora, Pilar! ¡Ahora!
Pilar: Vicente, eres un viejo verde.
Vicente: Eso... eso... eso es... mentira. Eso es. Sí. Eso es lo que es: mentira.
Pilar: ¿Cómo quieres que me desnude en una escena en la que está lloviendo y Juana está en el patio interior? Me constiparía.
Vicente: Bueno, pero así enseñas las tetas un poquito. Por lo menos deja entrever el pezoncillo. Además, podemos inventarnos la historia y decir que la loca esta de la que hago la película murió de un catarro, ¡qué más da! En la siguiente escena levántate un poquito el camisón, porfi.


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Min 105 (Final de la película)

Vicente: Joder, ni un pelo, Pili, ni un pelo me ha gustado esta película que he hecho. ¡Pero si sólo enseñas un par de segundos los pechos! ¡Y el culo casi na! No me ha gustado la peli que he rodado. Para la próxima llamaré a Paz Vega, ¡que ésa sí que se desnuda!

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Y así fue cómo terminó el rodaje de esta película histórica, con la Pili (denominada así por Vicente en torno paternal) poniéndose a sus hombros toda la película, aunque a Aranda le hubiera gustado que se hubiera sostenido la cinta en el escote.
Dromedario
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Hoop Dreams
Documental
Estados Unidos1994
7,6
1.631
Documental
9
7 de marzo de 2007
48 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
El seguimiento de dos promesas baloncestísticas desde sus comienzos es el punto de partida de este extraordinario documental. "Hoop dreams" no sólo cuenta los progresos de los chicos, sino que se involucra en su vida familiar y la cámara se hace eco de la condición social en la que se encuentran. Su talento es el reflejo de un suspiro de esperanza, un suspiro por librar de la pobreza a su familia.

A diferencia del baloncesto europeo, el americano se rige por unas estrictas normas de conducta que recogen calificaciones escolares entre otras cosas. Por ello, el instituto puede privar a cualquiera de jugar al baloncesto si sus notas no son aptas. Por lo tanto, los que tengan aptitudes deberán esforzarse por no tirar todo su talento. De hecho, ahora ya no está prohibida la entrada sin pisar la universidad de jóvenes jugadores a la NBA y muchos de ellos prefieren pasar por alto su formación universitaria debido a las penurias económicas de sus familias, y así poder ayudarles. Una acción totalmente comprensible a pesar de que sus estudios se dejen de lado.

Steve James fragmenta en años su documental y (per)sigue a las promesas hasta su llegada a la universidad, pero mientras tanto no ha mostrado ni ha narrado hechos puramente baloncestísticos, sino que a base de entrevistas con los familiares uno puede darse cuenta de las penumbras en las que pueden vivir y es que el baloncesto es un elemento importante, es el motor sobre el que todo gira, y a la vez una excusa para realizar una feroz crítica a la feliz sociedad estadounidense.

Quizás el talento y la presión siempre van unidas, y las metas marcadas por ti mismo (o por los demás) son un duro rival contra el que luchar. Seguramente el que más.

No sé si será porque jugué durante muchos años a este deporte, pero tengo especial cariño a "Hoop dreams", que me toca profundamente y me llena durante estas tres horas de pequeña magia en forma de balón, lágrimas e ilusiones.
Dromedario
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5
10 de noviembre de 2010
62 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Buenas noches, está en contacto con el servicio cinematográfico de Rodrigo Cortés; si conoce la extensión márquela, si su consulta es para los centros claustrofóbicos marque 1, si es para los centros técnicos marque 2, (...) si quiere hablar con una operadora no cuelgue.

[Drom Aire aguarda. Música de espera: Canción de Benny Hill con sonido de martillo golpeando un clavo de fondo]

-Hola, buenas tardes, habla con Manoli, ¿en qué...
-¡Ayúdenme, por favor, estoy atrapado en una cámara de cine, por favor! ¡Ayúdenme!
-Un momento, cálmese, ¿cómo ha ocurrido?
-No lo sé con exactitud, estaba viendo “Buried” cuando un hombre rapado nos atacó con una butaca al grito de “Esta película es para que la sientas, asfíxiate, empápate de sudor, traidor, ingrato”. No recuerdo más, me he levantado aquí.
-Tal y como lo cuenta esto es asunto del Departamento de Estado Emocional. Le doy el teléfono.
-Pero, ¿no podría usted...
-Lo siento, señor, no es de mi competencia, no cuelgue si quiere atender, amablemente, una encuesta sobre la valoración que le ha merecido mi atención. Gracias.

====

-Departamento de Estado Emocional, dígame.
-Mire, por favor, me he quedado atrapado en una cámara de cine y necesito ayuda, apenas puedo respirar. Por favor, tengo familia ahí fuera.
-¿Cuál es su nombre?
-Drom Aire.
-[Se oye un tecleo] Entiendo, sala 13, horario 22:20. Dígame, ¿le ha gustado “Enterrado”?
-¿Y eso qué tiene que ver en esta situación?
-Mucho, cuénteme, cuénteme.
-A medias... ligero metraje, atractivo comienzo que remite a películas teatrales con cuatro paredes ardientes, entretenimiento asegurado. Sin embargo, la utilización del sonido como elemento claustrofóbico no ahoga, el escaso espacio creado tampoco, la telefonía móvil se apropia del desarrollo matándolo poco a poco. Al final el ejercicio de estilo se empapa de lo peor del cine actual.
-¿Nota en Filmaffinity?
-¡Sáqueme de aquí!
-¿Nota en Filmaffinity?
-¡Un 5! Ayúdeme, me estoy mareando.
-No se preocupe, le paso con el propio director de la película y sus secretarios personales.
-Hijo pu....

====

-Buenas tardes-noches, bienvenido a la galería de críticos untados y especializados en LSD. Si difiere de alguna opinión vertida en los periódicos nacionales diga 1; si quiere entrevistar a Rodrigo Cortés diga 2; si se ha quedado encerrado en una cámara cinematográfica por su pésimo gusto cinéfilo diga 3; si simplemente le apetece exclamar “Obra maestra” diga 4; si desea insultar a Carlos Boyero diga 5.
-Tres.
-No le he entendido.
-Tres.
-Usted ha dicho “Tres”. En estos momentos su petición no puede ser atendida. Consulte otro número.
-Dos.
-No le he entendido.
-Dos.
-1-2 en la Condomina...
-¡¡El oxígeno se agota, malditos autómatas!! ¡¡Voy a morir, cabronazos, y hoy tengo empanadillas para cenar!!
-... Consulte otro número.
-Cinco.
-Por el culo se la hinco.
Dromedario
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9
21 de agosto de 2015
29 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. Títulos de crédito iniciales

En cuanto pude –con la debida autorización paterna– dejé de realizar los viajes diarios veraniegos a casa de mis abuelos y me independicé matutinamente de mis hermanos. Privilegios de ser el mayor.

Esa época temprana, con los padres en el trabajo y los colegios de vacaciones, la recuerdo con constantes discusiones y escasa sintonía. Sobre todo con mi abuelo, que se exaltaba y gruñía con suma rapidez ante mis protestas de crío.

Superados los dieciocho, estudiando fuera, retomé las visitas. A la hora de comer, numerosos viernes, un plato –ay, esa sopa de ajo– me esperaba en la mesa. Ya, a estas alturas, y con mi carácter más templado, la relación con ambos era otra. Pero al hombre detrás de mi abuelo lo conocí más tarde, si es que eso llegó a suceder.



2. Circus world. Breve anécdota de juventud

Son los sesenta. El rodaje de «El fabuloso mundo del circo» llega a Toledo. En una casa de huéspedes, regentada por la mujer de un hortelano, se hospedan varios capataces de obra que trabajan en la película. Uno de ellos le ofrece a aquél incorporarse al equipo como ayudante de albañilería.

De esta manera, el hortelano, con el séptimo arte como protagonista, cambiará definitivamente de profesión.



3. Inflexión en fin de semana

En años posteriores su pasión por el cine nos acercó. Y con el tiempo, casi sin querer, me convertí en su programador y proyeccionista los sábados y domingos.



4. El Nuevo Oeste. Breve anécdota de senectud

Tarde de otoño. Tres generaciones frente al televisor. El nieto desenfunda «El hombre que mató a Liberty Valance» de su estuche de DVDs. Play. Sorprende que el abuelo, siendo incapaz de retener nombres de directores o actores, salvo el de John Wayne, Errol Flynn y alguno más, reconozca ciertas películas y secuencias que había visto cuarenta o cincuenta años atrás y no advierta otras con las que se ha cruzado recientemente. “El ataúd”, “El robo y el carruaje”, “Ahora pasa tal, que me acuerdo yo”. La madre pide en reiteradas ocasiones que, por favor, no se adelante. Obvia la petición porque sigue como hipnotizado. “A éste le disparan”, “El fuego”, “Esos dos acaban juntos”. El abuelo, que no suele pronunciarse sobre la calidad o la falta de ella, da su veredicto al finalizar: “Cojonuda”.



5. Última bala

Su gusto –fácil de contentar con todo tipo de western, film de acción o aventuras sin una trama complicada o enrevesada– me hizo ponerle, en un principio, cualquier película o serie que cumpliera los requisitos. Hasta que comencé a sentarme a visionarlas también. Así revisé y descubrí grandes clásicos. Él, a pesar de haber visto gran cantidad de ellos, mantenía esa ingenuidad propia de los niños, ésa que impide diferenciar al héroe espadachín por llevar antifaz o la que se asombra ante un desarrollo previsible.

Fueron esos momentos, con la pantalla brillando y las pistolas silbando, donde hubo mejor entendimiento entre los dos.

La última que grabé para sustituir a la siesta: «Licencia para matar» de Clint Eastwood. No hubo oportunidad. Aunque seguramente ya la habría visto. Y olvidado. Como tantas.
Dromedario
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7
17 de septiembre de 2007
36 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gloria. Cigarrillo en boca y pistola en mano. Una ‘canguro’ con mala hostia y alterada. Sobre tacones de punta se mueve.

A Gloria la vida le ha endurecido las facciones. La cárcel no es la mejor compañera. Se refugia tras esa mirada desafiante. Sin miedo aparente. Pocas veces dos tacones y un vestido hortera recorrieron Manhattan con tanta energía.

Gloria. Un recorrido sin rumbo. Al cementerio quizás. Sí, los personajes están condenados a yacer bajo la tierra con un tiro en la sien. Más temprano que tarde. Viaje negro y en taxi por New York.

Entre taxi y taxi, Gloria habla con un arma, mueca exagerada. Tuerce la boca y sonríe histriónicamente. Se vuelve a colocar el bolso. "Me vas a matar tú, hijo perra", parece preguntar. Y todo por salvar a un renacuajo machito puertorriqueño de las garras mafiosas.

A Gloria nos la desnuda Cassavetes. La enternece. Desquiciadamente lograda la interpretación de Gena Rowlands. ¡Que bien bebe y fuma esta mujer!



Taxi, ¿cuánto le debo por el trayecto?

Nada. Es gratis.

¡Qué suerte la mía!
Dromedario
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