Cinematográfica versión de la vida de Capote. Exactamente eso, con las implicaciones que ello conlleva, es decir manipulación hasta el hartazgo de los hechos sucedidos en la vida del escritor en la época en la que preparaba su novela «A sangre fría». No termino de comprender cómo Philip Seymour Hoffman se prestó a esto.

¿Se tragarían en Estados Unidos «Mi querida señorita»? Seguro que no. ¿Y por qué tenemos nosotros que soportar esto? Desde luego, manda narices. En la tele nos tragamos todos los días películas de esta ralea y nadie es capaz de tragarse «Cine de Barrio» que, al fin y al cabo, es cine autóctono.

Ya estoy acostumbrada a que me echen encima a los perros cada vez que expreso mi opinión sobre alguna de las películas de este director. No obstante, me arriesgaré una vez más en aras de conseguir que «salgan del armario» aquéllos que compartan mi punto de vista.

La mayoría de las personas con las que he debatido sobre «Tesis» argumentan que es un tipo de película nunca hecho en España hasta entonces (argumentación extensible al resto de sus obras). Y, entonces, no puedo evitar pensar en el dudoso honor que supondría para mí como creadora el que mi genialidad residiera en copiar métodos de trabajo y lenguajes de allende los mares.

Me cuesta, me cuesta mucho trabajo el cine de Amenábar. Al parecer, con este filme tocó diana y el público parecemos condenados a aplaudir todo lo que hace. Encuentro las suyas unas obras de una facilidad tan vulgar, que no puedo dejar de adivinar tras ellas una desesperada necesidad de laureles.