Interesante repaso por la historia de nuestro cine que aporta algunas claves para entender la relación de amor-odio existente, hoy en día, entre la industria audiovisual y los espectadores patrios. Para mí ha supuesto el descubrimiento de muchos aspectos hasta ahora desconocidos... Además, el estilo desenfadado hace que el visionado sea más ameno. Recomendable.

Uno se pone a ver esta película creyendo que va a aprender algo sobre la biografía de Beethoven y se encuentra con un peñazo difícil y largo de digerir del que solo obtiene retazos de la vida del compositor hilvanados a base de saltos temporales que terminan por desorientar al espectador... En definitiva, mejor acudir a Wikipedia y evitar perder dos horas en este bodrio.

La serie empieza bien, muy bien, pero a mitad de la temporada deriva por una senda hacia lo esotérico que, personalmente, me cuesta aceptar. Muy buena la puesta en escena de una humanidad postapocalíptica, mejor aún el protagonismo de los androides -esto es puro Ridley Scott del bueno-, interesante la estética, llamémosla, medieval-tecnológica. Pero el galimatías existencial en que envuelve a algunos personajes, los acontecimientos "paranormales" que condicionan la evolución de los mismos y el rollito evolutivo que empieza a vislumbrar en los últimos episodios -esto forma parte de las obsesiones que estropean la obra de Ridley Scott-, me hicieron bajar el entusiasmo inicial... Con todo, el último episodio deja abierto un abanico de posibilidades que harán que me apetezca seguir viendo la siguiente temporada, a ver si remonta o acabo decepcionado del todo.

Serie de seis episodios que conforma una intriga en torno al protagonista principal que sirve para desgranar reflexiones morales y éticas referidas a la sociedad actual. La trama resulta interesante, construida con solvencia, exenta de los típicos "ramalazos" del género, la mayoría importados, lo cual la hace más cercana a nuestra realidad, y con un final a la altura de las expectativas que va generando según se visiona cada episodio. Se nota que la realización se ha hecho cuidando todos los detalles y con la elegancia que caracteriza a Mateo Gil. Sin duda, de lo mejorcito que se ha estrenado en 2020.