El título mas acertado para esta crítica debería ser algo relacionado con “bazofia”, “sinsentido”, “basura” o nuestro viejo y querido “bodrio”. Por que así es, menuda mierda de película. No es tan difícil de explicarse por que mis respetados colegas de Film Affinity la tratan con tamaña benevolencia y eso se debe a que si ya estás rascando los cuarenta, la nostalgia toma el control. Es más, incluso a su servidor le tiembla la mano al chantarle a la cinta un vil dos.

Por que dos son los factores que aplazan su condena a muerte.

Giorgio Moroder: Uno de los grandes salvavidas de este entuerto. Si bien, al lado de sus creaciones para El Expreso de Medianoche y Caracortada es un aporte menor, se las arregla para mantener el interés gracias a sus cancioncitas ochenteras que mezclan esa imperial épica italiana con lo hortera de la música disco. Uno de mis grandes placeres culpables es la canción “Lady Lady”, sin lugar a dudas un temón de cuidado, lleno de grandeza cebollenta y con arreglos de sintetizador absolutamente imponentes. Dan de verdad ganas de defenestrar el DVD al escuchar como la composición es tijereteada sin piedad alguna en la ordinaria secuencia de “pareja va conociéndose”. Una infamia.

Jennifer Beals: La verdad no se si actúa bien, ni me importa. Pero hay que admitir la calidez que transmite esta nena de 19 añitos en la pantalla. La lente la capta exultante y hermosa, pero alcanzable, lo cual es un factor decidor de éxito. Donde vivo es mucho más fácil llegar a conocer a una chica así que a una Pamela Anderson. Te la puedes imaginar sentada contigo en el comedor, preguntándote como te fue en el trabajo al mismo tiempo que la puedes entronizar como una diosa sexual insaciable. Como dato de trivia, es conocida la historia que cuenta que los productores llegaron a una construcción con fotos de las preseleccionadas para el papel, entre las que figuraba una novata Demi Moore. Reunieron a un grupo de obreros y les preguntaron “¿A cual de estas les gustaría tirarse?”… la respuesta fue un unánime “Jennifer Beals”.

Pero de buenas intenciones no vive nadie.
(sigue en spoiler)

¿Retirarme?... ¡A la mierda!
Eso era lo que me repetía constantemente en mi cabeza luego de unos 40 minutos de metraje de esta monumental y cara bazofia. Daban ganas de gritárselo en la cara a estos marines de la puta que los parió. Que tengo más bolas que ellos al poder aguantar esta porquería hasta el final.

Los trailers prometían una entretención garantizada. Pero cuando te das cuenta que lo mejor de la peli estaba concentrado en menos de 50 segundos, estás en problemas. La secuencia de la presentación de los integrantes del pelotón da una nueva pista de que lo que se avecina no es mas que un gigantesco cóctel molotov que contiene lo peor de los tópicos jamás contados.

Al no poseer ni una pizca de sentido del humor, la cinta tiene el mérito de darle otro tipo de dimensiones a mugres como El Día de la Independencia o Armageddon. Por qué Emmerich y el amigo Bay al menos nos hacen reír con su mongoloide y ridícula visión de la vida. Mientras que la obra que nos congrega insiste hasta el hastío en tomarse en serio un tema que no lo tiene por donde.

Cámara parkinsoniana, efectos justitos, mucha pólvora y edificio destruido (lo único rescatable), malas actuaciones, guión pro-yanqui esperpéntico y diálogos de campeonato. Antes me daba la impresión de que el Eckhart era un buen actor… bueno, todos los días se aprende algo nuevo. Por ahí también anda la marimacha de la Michelle Rodríguez haciendo su papel de siempre… el de siempre. Lamentablemente debo admitir que la nena me pone a mil... vergonzoso, ¿no?

Y, madre mía, esa escena final. ¿No hay alguna forma de querellarse contra eso?

Un par de perlas de diálogo de comedia involuntaria:

1.- “Quizás pueda ayudar, soy veterinaria.”

2.- “Tú cómo experta, ¿cuál sería el mejor lugar para instalar un centro de mando?”
(pausa meditativa)
- “Bajo tierra.”

Mucha razón, es un westerncito. Ni malo ni bueno. Buena fotografía, buena música, una que otra escena entretenida. John Wayne está muy bien, además.

Pero yo la esperaba como la segunda llegada del Mesías. Así es, unos tipos se encargaron de arruinármela.

Que si me gusta John Ford, así es. No se que sería de mi adoración por el cine si no fuera por “Las Uvas de la Ira”, “Hombres Intrépidos”, “El Delator”, “El Hombre Que Mató a Liberty Valance” o “La Legión Invencible". Ojo, los dos últimos títulos son westerns, ejemplos notables del género. Pero no, no soy digno de decir eso. Se me olvida que “Centauros del Desierto” es el mejor…. sí, el MEJOR western de la historia del cine. Ya me jodí, tengo que aceptarlo. Soy un gusano, tengo que entenderlo.

Me salen los de Cahiers de Cinema. Paren por favor, silencio, sube al púlpito el sumo sacerdote. Empieza el ritual de los sacramentos. Debes arrodillarte como un indigno y recibir la ostia de manos de Jean-Luc Godard. No se te ocurra mirarlo a los ojos, o te transformas en sal. Una ostia me gustaría darle a él, eso si.

Luego me sale el Scorsese. Ojo, que este habla hasta por los codos. Habla y habla una verborrea sobre lo maravillosa que es tal película para decirle cállate ya. Soy de los que creen que Martin es un director talentoso, pero hace rato que no me la venden que es un genio del cine. Y sigue hablando… como habla y habla este petiso.

Me sale el tal Peter Bogdanovich ese. ¿Lo conocen? Uno que usa gafas de pasta y tiene un pañuelito de seda envolviendo su cuello. ¿No lo conocen? Vamos, que sí. Cada vez que de aburridos recurren a los comentarios especiales en los DVD´s se les aparece este señor. Este habla y habla también, pero no te cae bien como el Martin, ya que se dedica a pontificar sobre la santa verdad y los absolutismos. “La mejor”, “El mejor”, “La más”, “La menos”. Dicen que este señor dirigió una excelente película en 1971, después nada más. Luego de eso se dedicó a hablar y a hablar.

Luego me salieron los de una panda llamada Miradas Del Cine. Estos escriben y escriben. De repente crees que estás leyendo una crítica de “Tango y Cash”, pero mentira, al final te das cuenta que estás leyendo la tesis de grado de algún estudiante de filosofía. No sabes donde quedó la película y te ves enredado en una marea de palabritas y palabrotas, vaya a saber cual mas complicada. Ya me imagino a estos en una reunión de pauta. Tened miedo.

(sigue en spoilers, mi poder de síntesis da pena, lo sé)

Mojigata y moralista fábula americana que disfraza en su sofisticada estética y un supuesto factor chocante, un guión de lo mas simplón.

Un cristiano promedio que haya visionado tres o cuatro pornos en su vida, no se sonrojará en lo mas mínimo con las imágenes que nos arroja el filme para hacernos entender lo que queda patente a los 3 minutos de metraje. Por el contrario, al respetable puede resultarle algo incómodo que más que tetas nos muestren la pinga colgante del Fassbender, el actor de moda de 2011.

El conflicto que pretende desarrollar la obra probablemente es demasiado burgués como para que su servidor lo entienda. Un tipo bien parecido, con un excelente pasar económico se siente vacío por tirar todo el día con chicas de lujo en su departamento de lujo. ¿Tengo que sentir lástima por el individuo? Me dicen que sí. Pero si no logras la empatía con la peripecia del personaje, no hay mucho que hacer. Ah, y por ahí anda su hermana perdida en la vida. ¿También le tiene ganas? Hmmm, no sabría decirlo. El tipo se la corre hasta en el metro, así que no me extraña nada hasta este punto. El desenlace de la relación entre ambos se vislumbra a la legua.

Se disfruta eso si, el estilo de la peli, con esa fotografía tan cuidada y una banda sonora buena por si sola, pero que contrastada con la historia contada, peca de excesiva grandilocuencia. La dirección reboza de mucho estilo y sobriedad, ayudada por el tijereteo preciso. También se agradecen los planos largos, muy bien actuados, hay que decirlo.

Ya es hora de que muchos de estos directores jóvenes aparecidos en la última década, de inmenso talento visual y narrativo, se pongan a trabajar más en sus guiones ya que lograrían oro. El recado va también para el colega Christopher Nolan.

Pasable sin más.

La verdad es que la idea era buena y hay que admitir que no es un horror de mala, ya que no aburre y eso es harto pedir pese al alargado metraje.

Obviando frivolidades, era interesante el enfoque buscado sobre la naturaleza de las relaciones miradas desde los dos frentes, pero claro, la banalización de la TV yanqui es mucho más fuerte. Así es, por que siempre son los hombres los que salen más damnificados acabadas estas historietas orientadas al publico de esas putas series televisivas tan veneradas hoy en día.

Claramente, con una cirugía mayor al guión, a esto se le podría haber sacado oro. Kwapis y su anodina dirección tampoco ayuda, ya que el realizador insiste en tratar con demasiada seriedad una cinta que claramente hubiera ganado un kilo con un enfoque mas exagerado y gamberro… es cierto, a veces es mejor de ese modo. Muchas veces vemos a los interpretes soltando diálogos que no parecen conversaciones si no mas bien discursos, moralina incluida, téngase presente. Ojo con Ginnifer Goodwin y Justin Long, que no lo hacen mal, pero son meros caracteres explicativos.

La idea de tejer la historia en mosaicos o “sin protagonista” (un siútico le diría “coral”) estaba bien, pero la insuficiencia del libreto y el vacío de los personajes hecha a todo por tierra. Así es como se desaprovecha a un reparto lumbrera, el cual personalmente hubiera dejado tal cual, claro con la excepción de Ben Affleck, que está mas insulso que de costumbre, menudo soso. Hasta Kris Kristofferson andaba por ahí.

En el mismo apartado, imposible olvidar a Scarlett Johansson, interpretativamente una actriz del montón, pero seguramente una de las mujeres más atractivas de la historia del celuloide. Kwapis se muestra magnánimo y nos enseña las generosas formas de la rubia y sus abundantes tetas, que se mueven por la pantalla con desenfado. 3 puntos por eso, sumándome a las alabanzas de los colegas de FilmAffinity.