Un servidor, que ha crecido viendo las tensiones frutales de Gazpacho y Mochilo, los sinsabores metafísicos de Delfy, el complejo de bajito de David el Gnomo, los senos desproporcionados de Topanga, la guerra abierta entre Dartacán y Richelieu, la felicidad idiota de los Picapiedra, el homoerotismo latente entre Tico y Rigodón, las cartas autodestructivas del inspector Gadget, el morbo del malo de Oliver y Benji, el corral harén de Koki, el sinsentido de las Tortugas Ninja, un Marco siempre imberbe, la blasfemia azul de los Pitufos... Un servidor, que ha crecido guapo y saludable gracias a estos impagables referentes, no puede tolerar la infamia de este niño lerdo y maleducado con que quieren que crezcan mis hijos. ¿Qué sociedad futura estamos creando? ¿Qué queremos meter en la cabeza piojosa de nuestros niños? En Vietnam me retiró este pedazo de metralla que tengo alojado en el tobillo y luego nadie se acuerda de uno, ni tu país ni tus amigos, y me vi obligado a explotar en el tierno mundo del vídeo casero las exorbitantes dimensiones fálicas con que la madre naturaleza me bendijo. Pero siempre con un "no recomendado para menores de dieciocho años". ¡Por una calificación por edades justa! Shin Chan no recomendado para menores de dieciocho. Ligeros toques de humor escatológico salpican la serie.