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Argentina Argentina · Rosario
Críticas de Danivtar
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Críticas 197
Críticas ordenadas por utilidad
1
15 de abril de 2020
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incluso con la mejor de las voluntades puedes afanarte en remontar un barrilete de plomo durante -¿diez, veinte minutos, media hora?-, pero más temprano que tarde cejarás en tu vano esfuerzo. A eso equivale el visionado de este bloque compacto de basura netflixiana; mejor dicho, el conato de visionado, porque lo cierto es que yo no pude lo que se dice hacer gala de paciencia y tesón en mi enfrentamiento con el susodicho barrilete. Algunas cosas, sin embargo, me son dables señalar acerca del film porque se hacen claras desde el minuto cero. Baratura y mediocridad de su factura; garantía de aburrimiento; actores de náusea traccionados a cuerda; fórmula tópica que se adivina a la distancia. Suficiente para mí. Habré perdido unos veinte minutos tal vez, lo que significa que salí indemne. Y sí, no sé cómo termina, pero, ¿a alguien le importa?
Danivtar
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3
12 de marzo de 2019
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se puede agregar mucho más a lo que se dijo sobre este film. Es una película más bien pobre, con un argumento muy mal masticado por los hermanos Guard (1), y cuyo único mérito es sorprender -en general- con un final efectista. Sin embargo se paga caro ese golpe de efecto, porque la historia pierde toda consistencia. Floja, mediocre, olvidable, poco más que un pasatiempo con regusto a tedio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Danivtar
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1
25 de marzo de 2021
7 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El fiasco en este caso consistió en creerme la buena crítica de un usuario al que había configurado como amigo. Sólo eso, porque usualmente ni tomo en cuenta este género de películas "de terror" o de vaya uno a saber qué, en las cuales va de suyo la falta de ideas válidas o argumentos inteligibles. Todo una decepción: por mi supuesto amigo digo, no por la película, que fue exactamente lo que mis ya afincados prejuicios cinematográficos naturalmente suponían, esto es, un soberano bodrio. Ya me pasó antes, la verdad, con Hereditary, otra mierdicola "aterradora" del 2018.

Tener en cuenta este género hoy día es apostar por un caballo rengo. Y digo "hoy día" porque es cierto que el pasado nos dio muy buenos momentos. Casualmente hace poco repasé una de esas viejas películas que han coronado de gloria al género: El Pozo y el Péndulo, con el inolvidable Vincent Price. ¡Eso sí que fue una gozada! ¡Qué tiempos aquellos! Y qué sombría me queda la perspectiva del futuro viendo cómo evoluciona la cosa. Lo que ayer se resolvía con sencilla genialidad hoy fracasa apelando a enrevesamientos inextricables, indigeribles, inverosímiles, que, cual maligna criptonita, desinflan rápidamente el interés del espectador, al menos del que conserva su sano juicio. Me aburrí después del primer minuto en el que la bonita vista de unas cascadas se convirtió al final en lo único memorable de este formidable pestiño.

Y no es que yo me crea un visionario, pero es verdad: esta clase de thrillers o lo que fueren, que produce el cine moderno, nunca resultarán en nada bueno porque se basan en recetas ruinosas, desafortunadamente características de nuestro tiempo de decadencia generalizada y enfermedad de la mente y el alma.
Danivtar
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1
21 de octubre de 2022
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Denis Villeneuve aprendí a detestarlo con la primera película de él que vi, 'Prisioneros'. Cuestión de olfato tal vez (no es que deteste a todos los que de vez en cuando se mandan un truño). Así que por eso pasé de esta película del 2016 -pese a la espectacularidad de su tema y pese a las buenas críticas. Sin embargo, por esas cosas del azar o del infortunio o de quién sabe qué, se convirtió en estos días en la segunda película que he visto de este buen señor. Y debo decirle, Mr. Villeneuve, que termino detestándolo aun más que antes. Aborrezco su cine.

La vista del trailer de Arrival ya me dio mala espina con esa fotografía desteñida, plúmbea (como luego fue toda la película en sí). Pero bueno, la suerte ya estaba echada. Me puse a su visionado.

Dentro de todo me alegro ahora por las películas que no veré de este director. El tedio que de manera casi inmediata me infirió el film habrá valido la pena siquiera por eso. Denle a este tipo sin cerebro la mejor de las ideas y perpetrará un atentado contra el cine. La película es vomitiva, sin más: lenta, pretenciosa en detalles superfluos (cosa que de por sí revela la falta de una trama sólida, de cosas que mostrar y contar), visualmente magra, oscura, opaca; y de paso tramposa en su desarrollo, como bien se ha señalado en otras críticas a propósito de los engaña-pichanga de los flashbacks, que a estas alturas no da para la insistencia. Pero el argumento en sí es pobre, carente por completo de hondura. El film fracasa en la forma y en el fondo. Quiere ser complejo, inteligente, filosófico... pero vamos -nunca es triste la verdad-: a Villeneuve no le da el piné para esas cosas.
Danivtar
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4
1 de diciembre de 2019
1 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son numerosas las películas que he visto en algún momento pero que dejo sin votación por estos lados porque supongo necesitan un visionado más actual para ajustar la perspectiva. Otras tantas, sin embargo, no pienso volver a ver, con lo cual quedarán sin más fuera de evaluación.

Esta aquí de los poetas muertos era un caso así, pero me decidí a revisarla. Me quedaba de ella una vaga reminiscencia y la impresión, claro, de un mensaje categórico... al menos, por supuesto, para aquel espectador juvenil de hace unos treinta años. Pero bueno, treinta años no son poca cosa, y mucha agua ha corrido bajo el puente. Y debo decir que ha de haber sido sin duda más rica y estimulante la experiencia de antaño en el cine que la que tuve en esta ocasión. Qué decepción, madre mía. Parecería que este film se mantiene saludable conforme pasa el tiempo, pero es quizás porque en el imaginario colectivo permanece esa primera impresión que sin duda consiguió transmitir. Examinada con más cuidado y distancia, sin embargo, no creo que resulte tan digerible. Y es lo que me pasó: sufrí re-visionando esta humareda afortunada del gran Peter Weir, no pudiendo creer por momentos que él la había dirigido.

No hace falta a estas alturas ahondar mucho en los considerandos de un film que quedará sin duda en el recuerdo cariñoso de muchos -entre los que me incluyo, ya que prefiero conservar el lábil rastro de aquella primera vez, por cierto grata, antes que el tormento que me embargó ahora. Señalemos no obstante algunas cosas, planteada la crítica.

Todo en esta película transcurre a las corridas, de modo apresurado, primera falta grave del director: el tempo. Los estudiantes se prendan inmediatamente del extravagante y díscolo profesor de Literatura Inglesa. Ayer lo conocieron y hoy hurgaron unos papeles y refundaron -en flagrante y lastimoso plagio- la famosa Sociedad de los Poetas Muertos. Así, nomás, qué tanto. Si vemos el film un poco como poesía, le ha pifiado feo a la cadencia. La verdad es que esta clase de rebelión es siempre un hecho íntimo, profundo, y difícilmente se traduce en comportamientos grupales, mucho menos de tipo lúdico. Otro grueso fallo de la historia.

Por su parte, Robin Williams en su papel de profesor hace un buen trabajo, pero no puede evitar el sobreactuado en el marco de un argumento y un guión que representan la gran falla. Los personajes y las situaciones están delineados con brocha gorda y alto contraste: maniqueísmo sin concesiones, buenos aquí y malos (muy malos) allá -padres, escuela, profesores, todos son ogros, menos el gran Keating. A esta fallida pieza de poesía le sobran pues los epítetos grandilocuentes, suena exagerada. El heroico profesor no sale ileso aquí. Si podemos dispensar la torpeza juvenil de unos adolescentes cebados y alucinados, no ocurre lo mismo con la didáctica de Mr. Keating, pues impone con desmesurada vehemencia sus valores de revuelta. Digo impone, y aquí se trasluce el gran despropósito: ¿cómo se puede exhortar a unos alumnos a que sean campeones de la vida, a grito limpio y patadas a una pelota? Estas presuntas enseñanzas o lecciones que a primera vista suenan a joya no resisten el menor análisis, quedando todo en declamaciones, en retórica vacua y gestualidad superflua. De hecho, nada interesante ocurre en la cueva de nuestros devenidos poetas muertos, nada reflexivo o evocador, sólo el típico devaneo propio de la adolescencia. Y fuera de la cueva la cosa es peor: a la voz de "Carpe Diem" los purretes envalentonados salen a destrozar barreras, ofreciendo escenas que resultan ridículas, como las del romance de uno de los muchachos. Pero ninguna conducta veremos que vaya más allá de la pantomima y el voluntarismo. Al final, cuando se eleva una acusación absurda contra el profesor, nadie, ni el mismo Keating, abre la boca. ¡Qué ejemplos de vida!

En esta ocasión entonces, el mensaje del film me ha resultado teñido más bien con los colores de lo folletinesco. Y lo mismo su factura me ha dejado mucho que desear.

Diría -terminando- que, para Capitán, mi querido Sr. Weir, me quedo con Jack "el Afortunado" Aubrey.
Danivtar
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