Magneto uno de los mutantes más poderosos o por no decir el que más, caricaturizado hasta el infinito. En primer lugar es bueno, tiene su familia que le quiere, trabaja en una fábrica y -aunque no nos lo hayan mostrado- seguro que va a misa a los domingos y hace chascarrillos con los cuñados. Pero claro, matan a su familia para justificar que ahora quiera ser malo. Luego pasa con más pena que gloria hasta que ve que su amigo Charles se queda calvo, y ante tan horrible crimen decide ser bueno de nuevo. O algo así debieron pensar los guionistas.

Pero hablemos de Apocalipsis, el dios mutante, ultrapoderoso, cuyo único objetivo es destruir la tierra. Imagino que para vivir en las ruinas, entiendo. Demencial. Lo único que hace en toda la obra es ir de paseo reclutando mutantes como si fuera el Tío Sam, utilizar sus poderes para proporcionarles indumentarias fashion y celebrar ritos paganos para mudar de cuerpo. Pobre Oscar Isaac, para eso le han contratado. Y que sea derrotado por la versión Super Saiyan de Jean tiene tela.

Del resto no hay mucho que decir. No puede faltar el cameo de Lobezno para que el público pueda decir "mira, es Lobezno", ni tampoco la escena de Quicksilver que, si bien en la primera entrega de esta trilogía era una pequeña delicia, en esta ya no llama la atención.

Lo de los humanos se reduce a un par de escenas rezando mientras se lanzan los misiles y se prepara el fin del mundo. Hasta le dan las gracias al presidente por alguna razón (?). Creo que alguien comentaba por aquí que sería interesante una película desde la perspectiva humana, y no le falta razón.

En fin, terceras partes no suelen ser buenas.

La maldita muñeca.

Tanto protagonismo que se le daba no avecinaba nada bueno. Ese momento en que están todos en silencio tenso debido al caminar de un "bufador" en la superficie y se observa cómo la muñeca va a armar un cristo de mil demonios es decepcionante, te saca de la película y echa por tierra todo lo conseguido hasta ese momento.

Una pena.