Una extraña serie mezcla de sitcom familiar con aventuras de ciencia ficción y humor guarro creada por Justin Roiland y Dan Harmon (Community) con una gran fusión de ideas, géneros y metalenguaje y guiños cinefilos de muchísimas películas y series, que resulta inteligente, divertida y algo demente.

Esta hecha con una animación sencilla, colorista y original (sobretodo en la creación de personajes) que me recuerda a Dave Cooper, pero menos extrema y bizarra. La parte más bizarra y adulta esta en sus guiones, con un humor tan vulgar como inteligente según el momento.

Sus protagonistas son Rick Sánchez, un pedazo de cabrón (en el mejor sentido posible) que es un excéntrico científico y uno de los personajes más nihilistas que he visto, que encuentra su contrapunto perfecto en Morty, su nieto algo cortito, pero muy vitalista.
Junto a ellos esta el resto de la familia, Beth, Jerry y Summer, y varios personajes secundarios que se hacen míticos, como Snowball, Mr.Meeseeks, Jaguar, Persona pájaro, Unity, Squanchy o Mr.PoopyButthole.

Y viven grotescas aventuras juntos en sus viajes entre dimensiones en un multiverso caótico, en el que cada locura de la serie mantiene la coherencia dentro de sí misma, con infinitas realidades, lineas temporales e infinitas posibilidades, y donde nadie es especial, todo y todos son prescindibles y nada importa ni tiene valor, una filosofía nihilista que va con Rick, aunque muy en el fondo si hay cosas que importen, y de ahí que necesite a Morty a su lado.

Además cuenta con unas canciones muy bien escogidas para cada momento, y como detalle tiene una escena añadida tras los créditos que es mejor no perderse. Una serie que se aprecia más en versión original y una paranoia brillante con golpes brutales que constituye una paja mental genial.

Monty esta a punto de perderlo todo, apenas le quedan unas pocas horas para perder su libertad, no volver a ver a su padre, su novia, sus amigos, a su perro, incluso a sí mismo, ya que sabe que aunque logre superar los siete años que le esperan en prisión, cuando salga ya no será él mismo, lo que viva allí le cambiará para siempre y de la peor forma posible.

Con un halo constante de tristeza, Spike Lee realiza su mejor trabajo, con una lección magistral de montaje, otorgando a la cinta una gran agilidad narrativa y fuerza a un gran guión, con secuencias fantásticas, de gran angustia, y mostrando todo un recorrido vital de Monty, con el que llegamos a conocerle muy bien, a él y a todo su círculo, todos interpretados por un reparto a gran nivel, en un día decisivo.

La trama se centra en la familia Rayburn, que regenta un hotel desde hace más de cuarenta años en Los Cayos, Florida, donde son una institución.
Y en las desavenencias familiares, rencores y viejas heridas en las que cada miembro de la familia tiene su propia verdad.

En Bloodline, no existen personajes buenos o malos, sino personajes realistas y complejos que abarcan una gran gama de grises, algunas personas buenas para la mayoría que cometen actos horribles, otros que hacen cosas malas porque creen que hacen lo correcto, y ovejas negras con grandes cualidades por dentro.
Se juega en todo momento con la ambigüedad moral y la capacidad para distinguir a lobos con piel de cordero.

Los Rayburn padecen de una culpa que los devora por dentro, pasando de unos a otros, cada mentira lleva a una peor y a consecuencias aun peores, ya que el único modo de salir del ciclo de culpa es decir la verdad y asumir la responsabilidad por sus acciones.
La serie cuenta con un reparto coral y una fotografía de mucha calidad.

Hipérbole de las películas y series de acción policíacas de los 70s con tono de comedia negra. Esta obra de John Michael McDonagh no es tan original como las anteriores, pero es un buen experimento que aunque no acaba de funcionar, resulta curioso.

La historia se centra en los detectives Bolaño y Monroe, que acaban de volver de una suspensión, y están (cómo probablemente siempre) pasados de vueltas.
El guión hace comedia con todo, cualquier tema, incluso con el mismo autor, pero tratando cualquier tema con toda normalidad y aportando una extraña mezcla de ternura y mala leche.
En cada momento pasa del existencialismo al absurdo y aunque realmente carece de diálogos punzantes, si cuenta con algunas buenas frases, además de múltiples referencias al género y violencia.
En cuanto al ritmo, tiene ciertos altibajos, pero es llevadera y muestra buenos detalles visuales, como la escena del autolavado o en la que Theo James baja las escaleras, y todo esta acompañado por una muy adecuada selección musical.

Una cinta de acción de bajo presupuesto que une los destinos de un ex luchador (Scott Adkins), un funcionario de prisiones (Dolph Lundgren) que necesita pagar el tratamiento médico de su hija y una banda criminal, quienes se encontrarán en un edificio a punto de ser demolido que oculta un botín.

Con una trama muy sencilla y una cuenta atrás, todo está dispuesto para que el egoísmo o la desesperación de los personajes haga el resto, y aunque narrativamente es bastante justita, cualquiera que esté familiarizado con películas de Scott Adkins o Dolph Lundgren, notara que se lo toman en serio y ofrecen un film honesto y bastante digno dentro de sus posibilidades.