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España España · Barcelona
Críticas de Trevize
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
6
1 de diciembre de 2007
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando lees una sinopsis que cuenta que unos tíos cogen una nave y se van nada menos que...¡al Sol! dices: "uy, cuidadín". Lo más probable es que la veracidad científica de la función sea risible por no decir vergonzosa, como sucede, por ejemplo en "El Núcleo", donde un puñado de científicos de genitales cuadrados se van de excursión al centro de la Tierra (y no me refiero a cuevecitas subterráneas con dinosaurios sinó al centro centro). Tal vez en "sunshine" se han esforzado un poquito en granjearse un mínimo de asesoramiento científico (aparentemente) para no provocar las risas del respetable. No respecto al objetivo de la misión, que es totalmente increíble, sinó más bien en detalles secundarios de índole científica, como el tema de los escudos térmicos, la trayectoria de la nave, etc. De modo que dentro de la flipada de misión que deben llevar a cabo los protagonistas pues la cosa parece algo creíble y todo. Resulta que el Sol se está apagando y hay que mandar gente a que lo reactiven, como no, tirándole bombas atómicas en los puntos precisos (todas estas películas se resuelven igual, a bombazo limpio...véase "Armageddon" o "El Núcleo", dos repugnantes ejemplos de lo que digo).
La primera mitad de la cinta está muy bien, todo hay que decirlo. La trama se centra en el viaje hacia el Sol y en como conviven los astronautas (por llamarles de alguna manera, pues parecen todos un hatajo de camellos de La Mina), como interactúan sus carácteres y como reaccionan ante las adversidades. Estéticamente es fantástica y los efectos especiales son de primerísima magnitud. El problema es que hacia el final el director pierde los papeles y convierte lo que hubiese sido una brillante epopeya de ciencia-ficción en un videoclipero y delirante refrito de "Horizonte Final" (que ya de por sí es mala de cojones), "Alien" y "Armageddon", totalmente imposible de creer.
En resumen: muy ilusionante al principio, extremadamente decepcionante al final. Pero se puede ver.
Trevize
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7
12 de noviembre de 2007
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intento más o menos conseguido por parte de Kubrick de recrear lo muy puta que es la guerra y lo muy cabronazos que son los militares (afortunadamente me libré de la mili por los pelos y no tuve que aguantar a ningún sargento Arensivia). La primera mitad de la película intenta recrear el día a día en un centro de adiestramiento de Marines. Lo típico, un atajo de recultas pardillos y borreguiles y el sargento de turno ido de la olla y ultra-fascistoide que les da por saco constantemente, humillándolos, insultándolos, etc. En plan El Sargento de Hierro, pero pretendiendo ser realista y crudo. El problema es que no se consigue, ya que, llamadme insensible, pero uno se parte el pecho con la verborrea pretendidamente hiperofensiva de nuestro amigo Hartman, en lugar de estar resoplando de indignación...además Lee Ermey no es la mejor opción para encarnar creíblemente a semejante hijo de puta. Tiene tanta pinta de ser un pedazo de pan que por mucho que se enerve no consigue dar ni un ápice de miedo. Por eso falla como alegato antibelicista, ya que lo que provoca la primera mitad de la película es risa y en ningún caso acojone. En cualquier caso describe con bastante efectividad la progresiva deshumanización de los reclutas a medida que van transformándose en Marines a base de vejaciones y de tragar mierda por un tubo.
La segunda mitad no es, ni por asomo, tan desternillante como la primera, e intenta meternos de lleno en el fregado de la guerra del Vietnam a través del día a día cotidiano de los soldados de la compañía nosequé-nosecuantos. Es decir, que no solamente hay batallitas sinó que podemos ver a nuestros palurdos amigos yéndose de putas, dando entrevistas a Barras y Estrellas, charlando entre ellos de gilipolleces (como debe ser, vamos) y enterrando a compañeros sin soltar ingeniosas perlas filosóficas como en La Delgada Línea Roja. Contrariamente a la opinión generalizada, a mi me gustó más la segunda parte, porque resulta mucho más creíble y realista.
Un dato curioso es que está filmada en formato 4:3, hecho que no merma de ningún modo su calidad visual ya que la fotografía es realmente digna de mención. Por cierto, buenísima banda sonora de temazos de los sesenta.
En resumen, no es perfecta, ni mucho menos, pero sin duda es de las que no se borran del recuerdo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Trevize
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6
13 de febrero de 2008
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le doy un seis a esta cinta porque el numerito viene acompañado del calificativo "interesante". Y vaya si lo es. Es ciertamente interesante. Pero no como cine propiamente dicho sinó más bien como documento visual muy aproximado de lo que la realidad nos depararía en caso de que nuestra ciudad fuese atacada por un descomunal engendro como el de Cloverfield. Pero quiero insistir en que de ninguna manera esto es cine. Es un experimento gráfico de gratísima post-producción para los realizadores y una espeluznante atracción de feria para el espectador, eso sí, biodramina en mano, pues la epiléptica cámara llega a desesperar en algunos momentos.
Técnicamente está muy bien hecha, como cabe esperar hoy en día, pero uno no puede reprimir la sensación de que no se ha aprovechado la ocasión para hacer algo verdaderamente acojonante y de que todo ha quedado un poco en agua de borrajas. Y es que resulta evidente que se ha ido a buscar el reto técnico facilón, es decir, mover mucho la cámara, filmar piernas y cogotes, en definitiva, buscar la confusión del espectador para dotar al tinglado del pretendido hiper-realismo que una handycam debería ofrecernos. Pero es obvio e inevitable que todo rezume premeditación, puesto que es una película comercial y no una cinta doméstica rescatada de un grupo de chavales rodeados de caos y destrucción. Además, que se haya rodado de noche resulta una enorme ayuda adicional para superar los obstáculos técnicos propios de querer plasmar algo tan bestial como la aniquilación de una ciudad entera sin caer en el ridículo de la infografía barata. Lo que sería realmente un reto es hacer verdadero cine con una historia similar, sin intentar clonar a esa estúpida y convencional medianía que es Godzilla ni caer en la atracción de feria que es Cloverfield, y aun así obtener resultados realistas y sorprendentes. Alguien debe haber en el mundo capaz de semejante heroicidad sin tener que llamarse Spielberg.
Trevize
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6
29 de noviembre de 2007
12 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
...como yo, lo reconozco. La primera vez que la vi fue brutal, como una hostia en la cara. La sexta vez ya dices "que si, que vale, que tires ya el anillo al fuego...y tú, venga, ya tardas en ser Rey, que lo estás deseando". La verdad es que me la suda que sea fiel al libro de Tolkien (un libro escrito con el culo, dicho sea de paso, pero interesantísimo al fin y al cabo). ¿Que no sale Tom Bombadil? Pues claro que no. ¿Qué diantre iba a pintar en la película? Si ya dudo que pintara algo en el libro (dejando de lado las discusiones freaks sobre si es la encarnación de Manwe y rollos de esos). ¿Que no aparece Saruman conquistando la Comarca tras la derrota de Sauron? Pues obviamente tampoco. Después de ese final extenuante qué coño vas a meter una escena de Saruman sometiendo hobbits. La gente se iría del cine por el nulo interés y una peli hay que venderla. Peter Jackson sabía lo que hacía. Si se hubiese dejado asesorar por todos esos puristas de Tolkien que tanto se indignan con cada incongruencia que encuentran le hubiese salido un truño de película y ahora mismo estaría mendigando por las calles de Wellington. Pero vaya, eso tampoco implica que le haya salido una obra maestra, ni que Jackson sea un gran director. Más bien al contrario. La función resulta muy muy espectacular, sí. Ejércitos de trillones de tíos dándose palos (generados mediante un programa de 18.000 dólares llamado Massive), interminables pasadas del helicóptero para mostrarnos Nueva Zelanda en todo su esplendor y verborrea insufrible por parte de los personajes a base de frases lapidarias a cada cual más épica. No hay diálogos más o menos ingeniosos o animados. Todo son grandilocuentes y literarias sentencias de pesadísima digestión, metidas con calzador, algo más propio del Silmarilion y su farragosa mitología, que del Señor de los Anillos, que, al fin y al cabo, es más bien un simple cuento. Por eso me enamoré de La Comunidad, porque los diálogos son infinitamente más frescos y, en otro orden de cosas, es mucho más fiel al concepto de historia bucólica que planteaba Tolkien, sin las jodidas batallas maratonianas de las dos siguientes películas, con un Gandalf el Gris (que no el Blanco) que resultaba un personaje increíblemente entrañable y carismático...y un largo etcétera de factores positivos que hicieron de la primera, la mejor de las tres, con diferencia. De todos modos, la que nos ocupa no está del todo mal. La aparición de Shelob hay que reconocer que es para quitarse el sombrero y especial mención merece también la intro, donde se explica el origen hobbit de Gollum hasta convertirse en el Jar-Jar Binks de la Tierra Media. Pero el conjunto es muy espeso...y la mayor putada de todas, es que el factor sorpresa es cero. Todo el tinglado rezuma previsibilidad. Quizá en manos de otro director y con los mismos medios habría acabado siendo la trilogía del siglo pero quién iba a tener los huevos de adaptar la obra de Tolkien al celuloide.
Trevize
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1
14 de noviembre de 2007
12 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vengo del cine. Vengo de tirar 6,70 euros al retrete. Así de simple. Iba a ver eso, un alegato antibelicista, y ¿qué me encuentro? Con el eterno "the right stuff" americano. Léase "oh, jóvenes apalancados y faltos de valores, despertad y haced algo por vuestro país". Los republicanos (representados en este caso por Tom Cruise, en su eterno papel de "te vendo la moto con mi sonrisa profident") son muy malos, muy mentirosos y muy manipuladores (que lo son, ojo). Promueven la guerra para perpetuarse en el poder, enriquecerse mediante millonarios contratos armamentísticos, petróleo, estrategia geopolítica, lo que sea, pero envolviendo el caramelo de buenas intenciones para con la inquebrantable e imperecedera sociedad americana y su sagrada defensa. Y nos los presentan así, con tan poca sutileza, de forma tan burda y explícita, simplemente para disimular el apestoso tufo patriotero de fondo en que se viste semejante panfleto, como diciendo "eh, que el director no es republicano, que conste". En contraposición a este profesional de la manipulación tenemos a la representante de los ideales antibélicos, escépticos y antisistema, encarnados en la siempre magistral Meryl Streep, pero dejando claro que los pacifistas son en realidad un hatajo de cobardes, vendidos, egoístas incapaces de luchar por nada y con la única intención de salvar sus miserables empleos a costa de renunciar a sus ideales, o dicho de otro modo, incapaces de cambiar sus vidas cotidianas o de mover un dedo cuando llega la hora de la verdad. Vale. ¿Y qué tenemos en medio de estos dos extremos? Pues al Sr. Redford, patético en su interpretación, haciendo de profesor de universidad super-chachi-colega empeñado en hacer que sus alumnos tengan conciencia, abandonen su nihilismo palomitero y consumista y se levanten, se comprometan con la causa, ya sea participando en debates estudiantiles super-molones o, cágate lorito, alistándose en el ejército, a lo que en realidad no se opone. Es decir, luchar por algo, ya sea desde dentro, en la universidad megapija de las hermandades alpha-omega y todo ese rollo (si eres un puto currante que no puede pagar 35.000 dólares el curso ya no sirves) o desde fuera vestido de caqui y con visores infrarrojos (encima en Afghanistan nada menos), pero, que quede claro, desde la óptica honesta e íntegra, desde la defensa de valores y nunca desde los dogmas republicanos, que son lo peor, ¿eh? ¡Que conste!
Y encima la realización técnica es absolutamente mediocre, sin ningún tipo de gracia, por no hablar del ritmo narrativo, que languidece de principio a fin, con una total y absoluta carencia de emoción y de garra. Supongo que no se le pueden pedir peras al Sr. Redford, cuyo máximo acierto haya sido quizá Quiz Show y para de contar.
Total, que realmente no sé si toda esta moralina tiene algún calado en la sociedad americana (a juzgar por las críticas recibidas allí todo apunta a que sí) pero desde luego, en Europa, no nos van a meter el gol por la escuadra.
Trevize
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