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España España · Gijón
Críticas de Querella
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de septiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que se arriesgan, que van más allá de lo establecido para sorprender al espectador con una nueva forma de contar las cosas. Ese mérito no se lo podemos quitar a El árbol de la vida, una película que apuesta fuerte, es verdad, pero que juega con las cartas marcadas.
En realidad la película son dos películas. La primera es la historia de una familia, de una madre que parece un gusiluz de tanto brillo como le han puesto tanto en las imágenes como en su carácter angélico, un padre cruel que intenta ganarse el respeto del mundo y de sus hijos y un niño con deseos de libertad y amor a partes iguales. Esa película es una buena película, es una historia sencilla con unos personajes complejos, que sólo chirría por el lado de esa madre caída del cielo en un descuido de dios.
Pero alrededor de esa película hay otra película, una película cuyo tema es "el sentido de la vida" (con todas las comillas que os quepan), que pretende responder a las preguntas ¿qué somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?, las preguntas tópicas de la filosofía y cuyo protagonista es un Sean Penn perdido en la inmensidad de la civilización y reencontrado en la inmensidad de un desierto simbólico. En este sentido todo está planteado de una forma tan naif y superficial que de nada sirven las bellas imágenes y la bella música a la hora de penetrar en el inconsciente del espectador. Creo que es lo que más me molesta de esta película, su pretendida profundidad, sus pretendidas ansias poéticas, y no porque no lo consiga, porque ya sólo el intento sería muy loable, sino porque hace trampas para lograrlo. No se puede forzar el símbolo ni tampoco se puede hacer explícito lo que el espectador debe plantearse. Lo que más me molesta de esta película es que nos tome por tontos.
Le falta ambigüedad para ser poética, le sobran argumentos explícitos para ser simbólica. Es una película de alguna forma "beata", con la espiritualidad de las viejas rezadoras de las iglesias. No hay inquietud que no se solucione, así que el espectador puede salir de la sala con la sensación de que le han planteado dudas existenciales, de que ha llegado a tocar el enigma del mundo en tan sólo dos horas, y es ahí donde está la trampa.
No me estorban las imágenes de la creación del mundo, no me molestan las voces en off, pero tanto unas como otras tienen que contribuir al significado de la película, y no ser un manual de instrucciones para entenderla mejor, o de la forma que el autor (no lo dudéis, estamos ante cine de autor) quiere que sean entendidas. Mejor sería que hubiera aceptado el riesgo, que hiciera una película sugerente, abstracta, caótica y abierta, una película que hablara de lo pequeño, de los sagrados detalles, en lugar de crear una respuesta más o menos fácil para todo aquel que tenga preguntas profundas, para que salga del cine tan reconfortado como si hubiera salido de un confesionario.
Querella
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