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España España · Piedrabuena
Críticas de Kirry Burrio
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
5
31 de octubre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De la mano de Hany Abu-Assad en materia de dirección y gracias a 20th Century Fox España llega a nuestras fronteras la nueva película protagonizada por los archiconocidos Idris Elba y Kate Winslet: La Montaña Entre Nosotros, un título que bebe de grandes ejemplos del drama romántico además de ofrecernos un producto entretenido y digno en sus más de 100 minutos de metraje que no pretende ir más allá de narrar una simple historia.

Tras una apertura un tanto abrupta y una presentación de personajes escueta, La Montaña Entre Nosotros irrumpe prácticamente en el comienzo del filme y nos inunda dentro de sus bellísimos paisajes donde se apuesta por una dirección fotográfica muy incidente con el juego de luces que otorga el sol y las grandes estampas que ofrecen los paisajes que se nos muestra en campo. Realmente es un título donde hay poco que añadir, ya que ofrece una historia mil veces vista y que no pretende ir más allá del típico título de corte familiar cuyo objetivo es hacer más placenteras las tardes en los fines de semana. Es así. Sin embargo, sí que resulta interesante ver el cómo se desenvuelven en pantalla dos grandes actores como Idris Elba y Kate Winslet y, sobre todo, la forma en que se establece la química entre ellos. No son papeles complicados, ya que no se alejan en ningún momento del típico personaje estereotipado que suele poblar estos filmes y dotado de un pasado normalmente algo convulso que sea el que añada un plus de riqueza a una trama de por sí bastante simple, y los actores no se despeinan en ningún momento de la trama.

Lo realmente sorprendente es preguntarse los motivos de por qué un director de la talla de Hany Abu-Assad ha aceptado dirigir un título de estas características. Cabe recordar que es el autor de algunas obras como Paradise Now (2005) y Omar (2013), por lo que no termino de entender que haya accedido a dirigir una película así. Ojo, no me refiero a que sea mala película, sino que (reincido) no ofrece nada más que lo que vemos en pantalla. Quizás si nos ponemos reflexivos podamos llegar a decir que la montaña se antoja como la larga cuesta psicológica que deben atravesar para conocerse y respetarse en esas condiciones (patrañas), pero ni el enfoque de la cinta ni su tratamiento invita a pensar nada del estilo. Imagino que Abu-Assad habrá querido meter cabeza en tierras hollywoodenses y no haya visto mejor manera. Alguien que quiere ganar dinero y darse más a conocer, completamente respetable.

En cuanto al dueto de Idris Elba -que os recuerdo que viene de hacer la irregular La Torre Oscura- y Kate Winslet, el gran reclamo que puede tener La Montaña Entre Nosotros, están correctos y da la sensación de que un gran número de escenas simplemente se ha dejado que dialoguen entre ellos, pero ni han hecho una interpretación dramáticamente poderosa ni han tenido el mejor romance que hayamos tenido el gusto de ver en el mundo del celuloide. Ni muchos menos. Están correctos como todo el equipo de producción y nada más.

En definitiva, La Montaña Entre Nosotros es un filme placentero que da lo que promete durante todo su metraje. No es brillante ni un despropósito, simplemente mantiene el tipo y ofrece una historia entretenida -aunque por momentos ligeramente apagada- que no haga reflexionar en demasía, por no decir nada, y simplemente nos invite a pasar un rato agradable.

Más críticas en https://cinefilosfrustrados.com
Kirry Burrio
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7
18 de febrero de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Despiadada, dura, hiperrealista. Estos son algunos calificativos que me vienen a la mente tras el visionado de "The Revenant". Alejandro González Iñárritu nos presenta una película cruda, donde el sufrimiento es la voz cantante durante todo el filme. 

Lo primero que le viene a la mente a cualquier persona "medio entendida" en cine cuando le hablas de "The Revenant" es la fotografía. Porque sí, señores, la fotografía es simplemente impecable. Grandes paisajes, estudiados al milímetro, nos regalan estampas simplemente perfectas, hiperrealistas. Emmanuel Lubezki vuelve a hacer gala de su talento, que (esperemos) le dará otro Óscar de nuevo. Las dotes en el campo de la fotografía de este señor parecen no tener fin. Poco hay que hablar de este campo, pues es simplemente perfecto. 

DiCaprio ¡Ay, DiCaprio! Pocas veces, muy pocas, he visto tanto a un actor sufrir en pantalla. Cortes, caídas, disparos, mordiscos....¿Hay algo que no le suceda a DiCaprio en este filme?, su actuación más física y quizás la más exigente. Una actuación física más que otra cosa y, al igual que en otros campos; dura, hiperrealista, brutal . Como he mencionado antes, muy pocas veces he visto tanto a un actor sufrir en pantalla, pero menos veces he visto a un actor perseguir con tanto ansia un Óscar. DiCaprio quiere un Óscar, y lo quiere ya. Habrá que ver si la Academia decide que esta vez es suficiente. 

SteadyCam, Drones. Iñárritu, genio de la filmación, vuelve a sorprender (¡todavía puede sorprendernos!). Si en "Birdman" eramos testigos de un enorme (aunque falso) plano secuencia, en "The Revenant" somos testigos, de nuevo, de una filmación cruda y dura. Viajamos con Glass, sufrimos con él, lo sentimos quejarse, gritar, llorar. La cámara se llena de baho, sangre, tierra. El espectador es un personaje más del filme.

Todas estas, para mí, son las grandes virtudes que posee esta película. Pero claro, al igual que el 99,99%, este filme no es perfecto.

El guion adolece durante TODO el metraje de una gran falta de profundidad. Iñárritu se centra demasiado en la belleza de las imágenes y de los escenarios, descuidando por ello el aspecto fundamental y más importante del cine: el guion. Por momentos, parece que incluso ni hay guion, simplemente vemos a DiCaprio sufrir pero no sabemos muy bien porqué, simplemente lo vemos sufrir. Y ese es otro de los puntos en contra. DiCaprio, a pesar de sufrir lo insufrible durante todo el metraje, no consigue (al menos en mi caso) empatizar con el espectador al punto de que este no quiera que su personaje fallezca. La narración es sosa y plana, por mucho que rebusquemos no veremos más allá, porque no lo hay. No olvidemos, señoras y señores, que estamos en el cine, y el cine es mucho más que imágenes (a pesar de que son preciosas) en movimiento. 

Antes de visionar este filme, no he querido apenas informarme, para no poder influenciarme absolutamente por nada. Pero, como ya sabemos, no leer algo de esta película cuando nos están bombardeando con ella, es prácticamente imposible. En uno de estos descuidos, leí que esta película tenía mucho de unos tales Terrence Malick y Andrei Tarkovsky. Pues bien, esto es falso, y lo digo de nuevo, FALSO. Lo siento, pero por ahí "no entro". Cierto es que Terrence Malick evoca en sus filmes la belleza de la naturaleza, y que Iñárritu aquí también, pero el estilo de Malick es tan sumamente propio, que es imposible, repito, imposible, que Iñárritu se acerque a él. En cuanto a Tarkovsky, este señor en sus filmes nos presentaba una filosofía compleja, difícil, sólo apta para algunos, llena de metáforas visuales, llena de códigos imposibles de descifrar para el espectador medio. La "filosofía" de "The Revenant" es simple y llana, orientada el espectador medio. Esta filosofía ni tan siquiera se acerca a la desarrollada por Andrei. Iñárritu es Iñárritu, Malick es Malick y Tarkovsky es Tarkovsky, cada uno con sus pros y sus contras.

En definitiva, una muy buena película, perfecta en lo audiovisual, que nos deja embobados con sus imágenes durante todo el metraje, pero que adolece durante todo el metraje de una falta de profundidad notoria. Una bella película, pero una bella película destinada al espectador medio, alejada de la gran obra maestra que nos quieren vender.
Kirry Burrio
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9
18 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Él recuerda aquellos años, como si mirara a través del cristal de una ventana cubierta de polvo. El pasado es algo que podemos recordar pero no tocar, y todo lo que se recuerda es borroso y vago”

Hong Kong, año 1962. Chow (Tony Leung), redactor jefe de un periódico local, se muda con su mujer a un edificio habitado principalmente por gente de Shanghái. Allí conoce a Li-zhen (Chiu Wai), secretaria de una agencia de exportación que se muda junto con su marido al mismo edificio, concretamente a la puerta de al lado. Ambas personas están casi siempre solas por el trabajo de sus cónyuges, hecho que les llevará a pasar mucho tiempo juntos. Un día, ambos descubrirán algo inesperado acerca de ellos.

Bajo esta premisa el hongkonés Wong Kar-Wai rodó en el 2000 “Deseando Amar”. Nacido en Shanghái y crecido en las calles de Hong Kong, con un idioma que le costaba entender, se crió entre cines y películas. Debutó en el 1988 con “El fluir de las lágrimas” y arrasó en 1994 ante la crítica con la premiada “Chungking Express”, entre otros tantos filmes.

Tras esto, el “poeta de la imagen”, realizó apenas sin presupuesto una atrevida, dura y triste película de amor, que no dejó indiferente a nadie y emocionó hasta al más rudo de los espectadores. Dos jóvenes se mudan con sus parejas a un bloque de edificios cualquiera de Hong Kong, conviviendo con gente procedente de Shanghái (siendo casualmente este contexto, muy parecido a su infacia). Descubren que sus parejas son infieles, y encima estas los abandonan. Empiezan a pasar el rato juntos entre opresivos pasillos y habitaciones frías y oscuras, se sienten solos y abandonados y, sin que nos demos cuenta, empiezan a enamorarse. Descubren que, de alguna manera, su amor prohibido llena sus huecos corazones. Wong Kar-Wai sitúa a sus personajes en un entorno lleno de mentiras y engaños, donde desde un mejor amigo o un generoso jefe, puede guardar un gran secreto, y donde ellos deberán convivir y aceptar. A pesar de esto, ellos ocultarán sus intensos pero tristes encuentros de los demás. Toda esta serie de hechos, harán encontrar una figura de referencia del uno con el otro, una figura llena de lealtad y de buenas acciones, justo como ellos, una figura en quien confiar y sentirse querido.

Estamos ante una película sencilla en su forma, Wong Kar-Wai no realiza virtuosos planos o giros de cámara imposibles, de hecho los efectos especiales brillan por su ausencia. Tampoco encontramos bellos y endiosados actores, al revés, podrían ser perfectamente cualquiera de nosotros. Wong Kar-Wai no nos narra una historia de hechos inverosímiles, o de amores que nosotros siempre hemos soñado. No. Wong Kar-Wai nos narra una historia de seres humanos castigados y traicionados, seres humanos que, como bien dice el título del filme, están deseando amar y sobre todo, que los amen.

Entre todo este vaivén de traiciones, infidelidades y personajes abandonados. Wong Kar-Wai nos regala preciosas secuencias, acompañadas de una bella, lenta e intimista música que destapa el interior de los personajes. Y sí, aquí nos demuestra que no sólo es capaz de humanizar una historia como nadie puede, nos demuestra que bien merecido se tiene su calificativo como “el poeta de la imagen”, y es que en estas escenas se destapa la gran calidad artística de este autor, plasmándonos grandes estampas donde “una mirada vale más que mil palabras”, porque unas miradas pocas veces o tal vez nunca han podido decir tanto en el cine. Miradas inocentes, que según avanza el filme se convierten en miradas duras y tristes, pero cargadas de complicidad con el otro.

No hay que olvidar que estamos ante una película pos-modernista. Mientras Jim Jarmusch en “Ghost Dog: el camino del samurái” mezclaba los samuráis con la multiculturalidad y el nuevo milenio, o Quentin Tarantino en “Kill-Bill” alteraba la estructura clásica temporal y exaltaba la imagen magistralmente, Wong Kar-Wai apostaba por un pos-modernismo menos pronunciado a la vista pero, bajo mi criterio, más intenso. No solo rompía la estructura clásica temporal mostrándonos una historia inconexa, sino que además nos mostraba una realidad creíble que nos apenaba y mostrada una visión nostálgica del pasado, ya que el tiempo no perdona.
Y, en definitiva se nos quiere decir que, como bien he citado al principio, el pasado es algo que está ahí y no podemos modificar, pero sí recordar, siendo este recuerdo lo único presente que quedará en nosotros con el inevitable paso de los años. Porque el tiempo podrá dejarse llevar en él grandes civilizaciones (como la que podemos ver al final del metraje) o intensas vivencias como esta, pero lo que importa es el recuerdo, que es algo que nos pertenece y, si no queremos, no se podrá llevar.

Una película triste, dura, de difícil o quizás imposible visionado para el espectador que ve cine con el mero fin de entretenerse o pasar un buen rato. Pero una película capaz de emocionar a cualquier persona, de hacerla creer en el amor y en la amistad, y de invitarla a guardar sus recuerdos, pero sobre todo una película bella como pocas o ninguna que haya visto, bella como las tímidas miradas de Chow a Li-Zhen, bella como el amor que pudo ser y no fue, bella como su música. Bellísima.
Deseando amar.
Kirry Burrio
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8
31 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha producido mucha gracia la coletilla: "El Cine Español es una mierda". No sé. Creo que es de esas expresiones cortas en las que se reúne todo un amalgama de ignorancia encubierta en un paradigma social del mismo corte. Quizá se deba por la inclusión dentro de la cultura popular de la saga Torrente o esa costumbre que gastamos los españoles por reafirmar la frase "Nadie es profeta en su tierra". El caso es que todos los años -y aunque muchos se nieguen a quitarse el velo puesto por ellos mismos- nos llegan títulos relevantes que reafirman el gran estado de forma del cine dentro de nuestras fronteras; a mi mente vienen: Magical Girl, La Isla Mínima, 1898. Los Últimos de Filipinas, El Hombre de las Mil Caras o Tarde para la Ira... y muchos más que completarían esta lista sin despeinarse.

Y resulta que detrás de cada buena propuesta, salvo honrosas excepciones, suele haber un cineasta de garantías empeñado en realizar una obra que, muy probablemente, no le será reconocida por el gran público. Alberto Rodríguez, Carlos Vermut, El "novato" Raúl Arévalo y, por supuesto, del que venimos a hablar en este escrito: Paco Plaza, serían grandes ejemplos de lo comentado. Este realizador valenciano, co-director junto con Jaume Balagueró de las exitosas [REC], [REC] 2 y director de [REC] 3: Génesis es una de las figuras más relevantes del panorama fantástico del Cine Español y, a estas alturas, Europeo; con cintas como las ya mencionadas y amén de otras como El Segundo Nombre (2002) o el cortometraje Ultravioleta (2014), ambas con crítica favorable. En este caso en cuestión, tras tener un año no tan exitoso como el pasado, el realizador nos presenta su nueva cinta de Terror, titulada Verónica y contextualizada dentro de la Vallecas de principios de la década de los 90', específicamente en el tan comentado Expediente Vallecas: uno de los casos parapsicólogos y referente al mundo del ocultismo más comentados desde su origen, además del único fenómeno poltergeist registrado por la policía.

La historia sucedió en la calle Luis Marín, durante los primeros compases de la década de los 90', cuando la joven Estefanía Gutiérrez Lázaro, de 18 años, comienza a interesarse por el mundo del espiritismo y lo desconocido, decidiendo hacer una serie de güijas con amigas para contactar con el novio de una de ellas, fallecido en un accidente de moto. Los problemas comienzan cuando la profesora las descubre y rompe el tablero contra el suelo, siendo la raíz de una serie de comportamientos extraños e inexplicables que empieza a tener la joven, entre los que se encuentran voces que la atemorizan y sombras que la acompañan. Nadie alcanza a dar un diagnóstico acertado sobre lo que le ocurre, pero para creyentes la explicación es que Estefanía está poseída por algún Mal. Así, en agosto de 1991, ingresa en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y fallece en unas circunstancias "súbitas y muy sospechosas", cayendo de espaldas sobre su cama sin llegar a recuperar la consciencia. El parte médico sentenció que la causa más inmediata fue asfixia pulmonar. 

Tras unos meses de relativa calma, el hogar familiar comienza a ser el lugar de diferentes sucesos paranormales, entre los que se encuentran rotura de vasos, objetos que parecen moverse solos, sombras erráticas o apertura y cierre de puertas. Pero, sin duda, el más impactante fue el narrado por Concepción -madre de Estefanía- y ocurrido durante el 1 de noviembre de 1993: de repente, y sin intervención humana que se tercie, una fotografía suya comienza a arder sorprendentemente en el salón sin dañar alguno de los objetos a su alrededor. 

Esta serie de hechos se tradujeron en una llamada telefónica a la comisaría de Policía la noche del 27 de noviembre de 1992, tras ser alertados de que una sombra alta y negra estaba rondando la casa. Los agentes, capitaneados por el inspector José Negri, se personificaron en la morada y fueron testigos de, según se recogió en el informe policial, cómo una de las puertas de los muebles situados en el comedor comenzaba a abrirse y cerrarse violentamente, uno de los póster tenía un arañazo de tres garras, una figura de un Cristo había sido arrancada inexplicablemente, había "babas marrones" en la mesa donde se encontraba el teléfono y un fuerte sonido sonó en la terraza del piso, sin tener explicación lógica alguna. Nota: Recomiendo ver la película conociendo los hechos del Expediente Vallecas.

Pues bien, Verónica toma apertura dentro de esta peculiar noche y comienza con la llegada de los agentes de policía a la morada. Sin embargo, la obra se toma diversas licencias a la hora de representar y narrar los hechos comentados. Por un lado, no solo se han modificado las fechas y el nombre de los implicados en el suceso, sino que incluso se ha cambiado el orden familiar: la protagonista se llama Verónica y el padre de la familia falleció tiempo atrás, hecho que será clave a la hora de tomar partido la ficción. Por otro lado, la historia se ha alterado para que tenga cabida y sea estructuralmente apta dentro de un guion cinematográfico de Terror. Esto quiere decir que la obra no es una representación 100% fidedigna del Expediente Vallecas. No. Sino que parte de la historia y crea una propia -muy, muy similar- basada en los acontecimientos que sucedieron, siempre fiel a lo referenciado. Porque la película tiene una labor formativa muy importante y enriquecedora, ya que se trata de un ejemplo magnífico de cómo alterar el discurso de una historia sin modificar el mensaje de la misma. Y eso no es moco de pavo.

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Kirry Burrio
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7
31 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero es lo primero: el principio. Tras el mítico 'Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...' comienzan las sorpresas y las dudas en forma de una ausencia significativa que rompe los esquemas impuestos por la propia saga. Gareth Edwards quiere sorprendernos y, la verdad, lo consigue con un inicio diferente respecto a las anteriores entregas de la saga. Ojo, no peor, diferente.

 La película continúa por un confuso Primer Acto que presenta una gran variedad de escenarios y personajes sin llegar a presentar realmente ninguno. La trama va con un ritmo pausado pero firme y prefiere ir revelando sus cartas poco a poco mientras nos introduce en este nuevo contexto, lleno de héroes secundarios y vulnerables pero con una elaborada historia de fondo. ¿Cuál es el problema de esto? el principal hándicap que debe combatir la cinta todo el rato: enganchar, que le cuesta -siendo un gran lastre durante prácticamente toda la película gracias a, en parte, conocer su final-.

No obstante, Chris Weitz y Tony Gilroy (guionistas del spin-off) son conocedores de este panorama e intentan contentarnos ahondando en las escaramuzas que organiza el sector rebelde contra los endebles clones, que siguen siendo igual de mancos con un arma como cortos de entendederas. Puro Star Wars -para bien o para mal-. Y estas reyertas, sumadas a la aparición y -ahora sí- presentación adecuada de personajes interesantes como los interpretados por Donnie Yen o Forest Whitaker -que lo acompaña una EXCELENTE caracterización física-, son lo mejor de estos primeros dos cuartos del filme junto con la idealización de la Estrella de la Muerte como arma definitiva acompañada de espectaculares y sorprendentes -teniendo en cuenta la narrativa clasista que acompaña a la saga- secuencias de destrucción. Sin embargo, los golpes de humor pegados con silicona sobran.
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Kirry Burrio
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