Uno de los primeros cortos que realizó Chaplin y en el que pueden verse todos los elementos del cine cómico de la época. Es bueno en el sentido que explota muy bien lo que más tarde se han convertido en estereotipos del género: caidas, golpes, carreras, confusiones... No resulta desternillante, pero se ve con una sonrisa en los labios.

Sólo la impresionante fotografía de la que hace gala este documental de a penas veinte minutos ya compensa su visionado. Si además descubres que transmite una pureza, una inocencia y unas ganas de vivir pocas veces vista, la cosa se convierte en toda una experiencia. No resulta lo duro que cabría sospechar, porque aunque nos muestra la realidad de una leprosería, lo hace sin regodearse en el dolor, y aunque muchos rostros son incapaces de ocultar el sufrimiento, la dignidad y la entereza con la que lo muestran lo transforma en un canto a la vida.

Es cierto que la historia es irreal (¿y los recambios?), y que el argumento es previsible y algo plano, pero el manejo que hace Spike Jonze de las emociones es sobervio. Con poquísimos elementos, y con el handicap de unos rostros bastante inexpresivos (más exactamente con eterna expresión de tristeza), logra un relato cargado de melancolía, tristeza, esperanza, cariño y amor... Realmente parece un experimento orientado en ese sentido, un intento de retratar la soledad y el encuentro de una forma sencilla y pura, sin que los artificios de la apariencia física interfieran.

Aunque posee cierto interés, y en general resulta entretenida, la mayor parte del metraje se desarrolla de manera demasiado plana. El argumento puede vanagloriarse de no pocos aciertos, pero su realización es en ocasiones tosca y estereotipada (prueba de ello son las mareantes y nada atractivas visiones subjetivas de los cánidos). Un particular canto a la naturaleza que parece haberse esfumado en el tiempo.

En esta ocasión sí encuentro que Corman saca un gran partido de la historia, y a pesar que reinventa gran parte de ella, lo hace con gracia y estilo. El conjunto se dibuja homogeneo y no zurcido como en otras adaptaciones. La esencia del relato está ahí, y aunque determinados elementos se escapan un poco al pretexto de la historia y resultan redundantes, el resultado es más que aceptable; de gran atmósfera y sincera elocuencia.