No es fácil que el género de terror nos sorprenda con una película que se sale de la norma. Por lo general, los clichés de aquello que “da miedo” están establecidos y estandarizados dentro del género. Y, cuando nos asomamos a él, sabemos que vamos a encontrar en mayor o menor parte lo de siempre. Wrong turn, traducida en España como Sendero al Infierno (algún día debería plantearse cómo se permiten esas licencias disonantes con los nombres originales) es un producto más del género de terror, aunque algo atípico y más entretenido que el resto.

Con un elenco interesante entre los que destacan Charlotte Vega (La Banda) y Matthew Modine, la película es un bien logrado remake que transcurre en un pueblo de Virginia, territorio redneck (de blancos sureños conservadores) próximo a una famosa ruta de excursionistas por los montes Apalaches. Allí nos mostrarán el contraste evidente -y algo forzado- entre unos jóvenes modernos y progresistas que están de visita, y la población local, los cuales reniegan de todo mundo exterior ajeno al pueblo y que, además, parece esconder un oscuro secreto. El grupo de jóvenes se adentrará en el bosque desoyendo los consejos de los lugareños y allí darán con fenómenos extraños que cambiarán sus vidas para siempre.

La propuesta parece ser, a priori, una más de las habituales dentro del género que nos da algún que otro susto y nos entretiene. Pero lo cierto es que cuando se creía que estábamos ante más de lo mismo, este remake nos ofrece algo más, nos mantiene en tensión y nos sorprende con un desenlace diferente. Y, aunque la película cae en ciertos planteamientos inverosímiles -algo que parece inevitable dentro del género-, nos entretiene y nos deja a gusto con el tiempo invertido en su visualización. Recomendada para los amantes y detractores del género por igual.

Lo bueno: Trama diferente a lo habitual y punto de giro final que sorprende.
Lo malo: La forzada atmósfera de terror desde el minuto uno, lo inverosímiles que resultan algunos planteamientos.

Nota: 6/10

Crítica publicada originalmente en Cinezin.com

A veces la vida se nos tuerce aunque no queramos y poco podemos hacer más que aceptar el destino que nos toca. De vidas no deseadas, arrepentimiento y reconciliación va la última película protagonizada por Matt Damon.

Bill Baker (Matt Damon) se nos presenta como un personaje tosco, desapasionado, que convive tranquilo con sus demonios internos y sus silencios en un Estados Unidos actual marcado por la precariedad laboral. Hasta que se nos revela algo que altera esa supuesta armonía inicial y que decidirá el curso de la película. Su hija, una joven estudiante universitaria, ha sido condenada a prisión en Francia por un asesinato cuyos hechos no están del todo claros. Cuando decide visitarla, lo que iba a ser un encuentro rutinario, se convierte en un periplo por intentar esclarecer las circunstancias en que ocurrió el crimen y de enmendarse como el mal padre, mal marido y alcohólico que se deja entrever que fue. En el medio se cruzará con una niña francesa y su madre, con las que entablará una relación interesante.

Inspirada en el caso real de Amanda Knox, el film relata el empeño de un padre por defender la inocencia de su hija (interpretada por una gran Abigail Breslin, la niña de Pequeña Miss Sunshine) y a pesar de su excesivo metraje y lentitud de varias de sus escenas, termina siendo un título agradable para ver.

Lo mejor: la relación del protagonista con la niña francesa y la escena del permiso con su hija.

Lo peor: el excesivo metraje y la lentitud con la que se suceden los hechos en relación con el precipitado final

Una película que indaga a través de los sentidos y que con un lenguaje visual asombroso nos cuenta la historia de Chiron, alias "little" o "black", un chico pobre de Miami que es diferente a los demás.

Chiron, introvertido y sensible, no encaja con la infancia que le impone su entorno: un mundo de drogas y miseria. Tampoco su madre, adicta a la heroína, le hace fácil su existencia. Chiron encuentra al fin a alguien que le comprende, una figura paterna que le ayuda a sobrellevar esa difícil situación. Juan, un narco local, le enseña junto a su novia que otra realidad es posible.

En un mundo donde no hay lugar para los débiles, Chiron se debate entre ser quien realmente es o ser quien la sociedad te dice que debes ser. Excelente y muy recomendada película que nos hará reflexionar sobre los diferentes momentos de nuestras vidas, en como pasa y evoluciona según las decisiones que tomamos.

La ecuación es simple, pero no somos conscientes de ella hasta que nos toca de cerca: Nacemos, vivimos, morimos. Esa última parte es la que más nos cuesta. Nos cuesta entender que en algún momento esa persona que tenemos a nuestro lado va a dejar de existir. Y a todos nos gustaría atrapar el máximo posible de ella para que de alguna manera esté siempre con nosotros.

Eso es más o menos lo que se propuso Kirsten Johnson con este documental tan original. Documentalista de profesión, se arrepintió de no haber registrado con su cámara más momentos de su madre cuando contrajo alzheimer, enfermedad de la que murió poco tiempo después. Por eso cuando su padre empezó a notar los primeros efectos de la enfermedad, Kirsten no dudó en hacerle un documental, como manera de homenajearlo y celebrar su vida. El proyecto tuvo como resultado este documental intimista, que nos introduce con toques de humor negro en la vida y en las posibles muertes de Dick Johnson, adorado padre de Kirsten. El documental atrapa y emociona, porque supone un recorrido por toda la vida y recuerdos de Dick Johnson, una persona entrañable y alegre.

Y muchos podrán opinar que la vida de Dick es como cualquier otra, pero como afirma el dicho anglosajón, “el diablo está en los detalles”, y es justamente al conocerlos cuando la vida de Dick Johnson se vuelve tan apasionante…como cualquier otra.

Lo mejor: El amor que destila el film; la reflexión sobre la vida y la muerte en la que nos sumerge.

Lo peor: El montaje, que algunas veces puede resultar confuso.

Nota: 8/10

Crítica publicada originalmente en Cinezin

Existe otra Argentina más allá de su capital porteña, muestra del lujo de antaño y referencia habitual del país austral. Fuera la de ciudad de Buenos Aires, la realidad es muy distinta. En la gran mayoría de provincias los servicios son extremadamente precarios o casi inexistentes y la pobreza, la miseria y la corrupción campan a sus anchas. Los caciques gobiernan los territorios provinciales y la herencia de la dictadura se palpa todavía en los "punteros", una especie de personajes que por una u otra razón adquirieron un determinado estatus de superioridad que les permite estar por encima de la ley y llevarse un soborno o “cometa” por cada trámite o cuestión en la que interviene. Es la realidad diaria de muchos la escenificada por el genial Israel Adrián Caetano, director de películas y series interesantísimas que te hacen temblar ante lo precisas que resultan al contrastarlas con la realidad argentina. Con impecables actuaciones de Leonardo Sbaraglia y Daniel Hendler, la historia transcurre en un pueblo perdido de provincia donde al parecer nada pasa pero en realidad muchas cosas oscuras ocurren. Historias de vida que estremecen, gente que decidió desde hace tiempo dejar de luchar y someterse a los designios de una vida anodina. Historia de perdedores y vencidos. Esas historias nos cuenta Caetano en este redondo e interesante, radiografía de una Argentina que lamentablemente aún a día de hoy sigue existiendo.