Buena película, adaptación extremadamente fidedigna del libro de mismo título. Creo que donde todos ven fallos en esta película, debieran ver virtudes. Su larga duración, su ritmo lento y sus diálogos teatrales, no son sino la consecuencia inevitable de una fiel adaptación. Todo aquel que hay leído el libro (o al menos la mitad: he de confesar que lo dejé en ese punto), verá con regocijo como los personajes se levantan del papel, se ponen la careta de Copper, Bergman y compañía, y siguen con el guión, sin más cambio que la eliminación (inevitable) de algunas escenas.

Esta película, irreal e inverosímil de principio a fin, narra una historia de amor, que no es más creíble que el resto de lo que acontece. Los protagonistas no hablan, y en toda la película se pretende un "ahorro de palabras" que tiene un efecto soporífero. Original, eso sí, la película tiene una bonita estética, y una buena dirección.

La película prometía bastante al principio. Al comienzo se formulan preguntas fundamentales para los seres humanos, del tipo: ¿quiénes sómos?, ¿por qué estamos aquí?, etc. A continuación parece que se les va a tratar de encontrar una explicación mediante la física cuántica. Además el planteamiento de la película, que mezcla una historia ficticia con fragmentos de documental parece prometedor. No obstante, a medida que avanza la película se echa mano de explicaciones que nada tienen que ver con la física cuántica, y que más bien parecen pseudocientíficas o religiosas.

A pesar de todo, quiero ensalzar el hecho de que se haga una película de carácter divulgativo de este tipo, porque la ciencia no debería ser algo alejado de la gente. En este sentido los creadores se autojustifican repetidas veces a lo largo de la película.

Lo que más me ha impactado de esta película es la interpretación de James Dean. Me parece magistral. Aparte de esto, la película nos ofrece una reflexión sobre la adolescencia, y los problemas que ella conlleva. Es ese un aspecto paradójico de la película: por un lado, el análisis de la adolescencia resulta fallido e inacabado; por otro, y quizás precisamente por su falta de profundidad, es fresco y actual, lejos de aparentar el medio siglo que tiene. Si queréis ver a Dean en estado de gracia, no os perdáis esta película (en versión original, claro está).