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Críticas de Jinete nocturno
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Críticas 177
Críticas ordenadas por utilidad
9
13 de agosto de 2009
50 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una cosa que tengo bastante clara: Romero no hace cine de Terror. Te puede poner de los nervios, darte algún susto y, por supuesto, revolverte las tripas, pero jamás te provoca ese miedo irracional e íntimo que caracteriza al género. Y esto no es una crítica, sino un encendido elogio a su coherencia, a que sea capaz alejarse de la tentación de utilizar los zombies para hacer vulgares pelis de miedo –Error de todos sus supuestos imitadores- . Porque, que nadie se engañe, Romero jamás, ni por un instante, ha pretendido hacer semejante cosa…

Y, no, no digo que no haya nada terrorífico en sus películas, al contrario: siempre, tras verlas, acabo absolutamente horrorizado… Pero no se trata de ningún miedo irracional e inefable, ¡qué va!, sino de un terror perfectamente concreto y muy cotidiano: el espanto que me provoca contemplar la infinita estupidez y mezquindad humana, comprobar hasta qué punto somos despreciables y merecedores de todo lo que pueda ocurrirnos; incluso ser devorados vivos.
Y es que ese es El TEMA de Romero: la miseria de la condición humana.

En efecto, sus películas, todas la misma, no son más que un mismo retorcido y obsesivo experimento mental repetido bajo distintas variantes: “Cojamos a un grupo de personas y obliguémoslas, a través de una amenaza completamente irracional e insuperable, a permanecer encerradas en un espacio limitado y bajo continua tensión.” Y el resultado de semejante experimento es, por descontado e irremediablemente, la catástrofe.

Porque, sí, los verdaderos monstruos en el cine de Romero no son zombies, sino hombres. Tanto es así, y esa es su genialidad, que irrevocablemente, a pesar de todas las brutales evisceraciones y escenas de canibalismo, son los zombies los que quedan mejor parados, los más dignamente retratados: “Al menos entre ellos no se devoran”.

El Día de los Muertos es la más redonda de las películas de Romero, su obra maestra. Su ambientación absolutamente claustrofóbica y opresiva; su atmosfera ominosa, apocalíptica, profundamente amenazante y angustiosa (posee el inmenso acierto de no mostrar prácticamente zombies hasta casi el final y, sin embargo, hacerlos omnipresentes en nuestro pensamiento); sus interpretaciones increíblemente solventes -Jamás, y lo dice alguien que sabe de lo que habla, he visto unas actuaciones tan repugnantemente realistas como las de los que interpretan al capitán Rhodes y a sus secuaces- y la acertadísima introducción de personajes como “Frankenstein” y Buddy -el zombie más famoso de la historia tras George W. Bush- , la hacen totalmente imprescindible.
Solamente sus desmedidos excesos gore - avisado quedas- impiden que este peliculón llegue al gran público: jamás Tom Savini ha estado tan desatado como aquí, y en pocas películas se verá semejante regusto por lo explícito; semejante galería de destripamientos, ojos desorbitados, intestinos de cerdo, higadillos…
Aun y todo, imprescindible.
Jinete nocturno
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3
26 de octubre de 2022
71 de 94 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iré al grano; está serie me produce demasiada pereza para dedicarle una crítica trabajada:

1) No adapta a Tolkien, ni siquiera libérrimamente. Nunca compartí el entusiasmo de muchos hacia las pelis de Peter Jakson, que me parecen dignas a secas. Mucho peor, claro, resultaba su “El Hobbit” que ya se tomaba demasiadas licencias. Pero, oye: aunque discutibles y libres, seguían siendo eso, adaptaciones. Aquí ni lo intentan: se inventan completamente lore y personajes. Salvo por los nombres, resulta absolutamente imposible reconocer NADA. Por no espoilear, y como ejemplo, repaso algunos de los ñordos humeantes depositados sobre la tumba de Tolkien en los trailers y en los primeros veinte minutos del primer capítulo:

-Galadriel jamás combatió ni lideró tropas. Las únicas mujeres guerreras citadas en El Silmarillion son humanas, no elfas.
-Galadriel jamás llega a ver el cadáver de su hermano, y este no muere en batalla.
-Gil Galad era el sobrino de Galadriel, y unos 1800 añitos (casi nada) más joven que ella. La idea de que le dé órdenes o la ningunee como a una masilla de tercera es ridícula.
-Ir a Valinor no era un premio que otorgase el Rey, sino un derecho abierto a todos los elfos, que podían ir (y volver) a voluntad.
-Entre Valinor y la Tierra Media mediaba un océano de 8000 putos km. Cómo para cruzarlo a nado, ¿eh?
Y sobre todo … Puff. Por Dios...
-Aunque es cierto que Galadriel no siempre fue tan blanca y sabia como la vemos en ESDLA, y que se nos cuenta que al final de la Edad de los Árboles (tres mil años antes de lo supuestamente narrado en la serie) era ambiciosa, arrogante y bastante taimada (como buena Noldor), lo que NUNCA fue es una gilipollas impertinente o se comportó como una hostiable niña caprichosa.

2) Dirás “Bueno, pero a mi es que me la suda si adapta bien a Tolkien. Lo que me interesa es si es buena en sí misma”. Bien dicho, campeón, pero… Ni aún así. En primer lugar, tenemos un gravísimo problema de ritmo. El guion es tal desastre que se las arregla para que durante seis capítulos no ocurra nada y todo se resuelva (mal) en dos. Subtramas que daban para un capítulo o a lo sumo un par (los pelosos y su amigo el Son Goku homeless) robando tiempo a tramas bastante más interesantes que tampoco acaban de arrancar. Y de repente les entran las prisas. ¿Quién ha escrito esto?
Y luego está el problema del lore. No, no, no el de Tolkien, sino SU PROPIO lore. Y es que este aborto no se respeta ni a sí mismo. Nos muestra situaciones tan absurdas como que el supuesto reino de Númenor, el más poderoso de su tiempo, se lleve a la guerra la “impresionante” fuerza de 3 barcos y cien jinetes (que ni siquiera caben en esos barcos) que atraviesan un océano (el mismo que cierto personaje se empeña en cruzar a nado) en 48 horas. ¿Hola? Y hablando de distancias; impagable el momento en el cierto moribundo recorre la distancia de Madrid a Berlín en una semana a caballo. Y recordad, niños: si os pasa por encima el flujo piroclástico de un volcán a 800 grados, os quitáis de encima el polvo, y tan tranquilos. Ah, y un detalle que me acaban de chivar: en el capítulo seis, amanece por el oeste.

En resumen y acabando: El elefante que parió un ratón. Que Amazon hubiera anunciado a bombo y platillo la serie “más grande de la historia” y haberse gastado mil millones en el soporifero, sosainas e involuntariamente risible espectáculo visto, ya sería grave. Pero que estos caracemento hayan tenido los huevos de vendernos esto como una “adaptación” de algunas de las páginas cumbres de la literatura épica universal, cuando el desprecio hacia el material de base es ABSOLUTO, es para hacérselo mirar.
Jinete nocturno
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7
7 de agosto de 2009
64 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me preguntéis el porqué, pero la historia del cine está llena de sujetos que, siendo unos pipiolos, nos ponen los dientes largos con un par de peliculones formidables y que, luego, según van ganado supuesta experiencia, van cayendo en la más absoluta mediocridad hasta convertirse en nulidades cinematográficas: Ridley Scott, que, tras maravillas como Alien y Blade Runner, ha ido degenerando hacia la más previsible basura comercial; Tarantino y sus crecientes paridas… Y, por supuesto, a esto venia la reflexión, Paul Anderson.
Y es que ésta, su tercera película, ahí donde la ves, es una autentica maravilla (quién lo diría del tipo que perpetró Alien vs Predator). A mi modesto entender, y con muchísima diferencia, lo mejor que ha dado el género en los últimos 15 años -lo que tampoco es poner el listón muy alto, viendo lo que da de sí la cosa-.
Recuerdo perfectamente que la vi por casualidad, hará un lustro. La dieron por televisión y, aun dando por supuesto que sería un pestiño, decidí echarle un vistazo. No podía haberme llevado una sorpresa más grata… Y es que Horizonte Final posee uno de los argumentos más perturbadores y (hasta cierto punto) originales que he visto (o leído); sin recurrir a monstruos babeantes, ni a asesinos con motosierra (o, mejor dicho, precisamente por ello), es capaz de meter el dedo en la llaga de tus miedos más profundos y provocarte un escalofrío de puro terror cósmico digno del mejor Lovecraft.
Ya lo han comentado otros: Horizonte Final es, argumentalmente hablando, una mezcla entre Hellraiser, el Resplandor y Alien. Pero, ¡cuidado!, así dicho, podría parecer que se trata de pastiche infumable sin pies ni cabeza, una especie de Alone in the Dark espacial (con permiso del insuperable Dr. Boll) o un bodriete previsible a más no poder que apesta a rancio...Pues no. Precisamente, el enorme mérito de esta película está en ser capaz de coger lo mejor de todas ellas y hacerlo encajar en una historia coherente y original. Y todo ello rodado estupendamente: con un ritmo narrativo impecable, algunos de los mejores efectos especiales vistos en mucho tiempo (todo creíble, nada de láseres psicodélicos al bochornoso estilo Lucas) y una ambientación soberbia (ominosa, amenazante y elegante a un tiempo); todo aderezado con un par de escenas dignas de pasar a la historia del terror que se grabarán a fuego en tu retina y subconsciente (¡atentos al diario de abordo!).
Tan solo una cosa (y es como para ahorcar a Anderson con una cuerda de piano) jode la película, fastidiando lo que hasta entonces huele a obra maestra por los cuatro costados: su final. Un final convencional y acelerado, hollywoodiense a más no poder y digno del peor Bruce Willis (o, directamente, para que engañarnos, de Chuck Norris). Una lástima. Aún y todo, lo repito, es de lo mejorcito que ha parido el género en décadas. Imprescindible si quieres pasar un buen “mal” rato.
Anderson jamás volverá a hacer nada comparable a esto, ni remotamente.
Jinete nocturno
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6
14 de agosto de 2009
53 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada día, al encender el televisor o echarle un vistazo al periódico, me lo pregunto: ¿Cómo se lo permitimos? ¿Cómo es que ELLOS dirigen nuestras vidas?

Sí, ELLOS, los “elegidos”, los que mueven realmente los hilos –porque, ¿no seréis tan ingenuos como para pensar que esos politicuchos paniaguados e hipócritas que “elegimos” pintan algo, verdad?-: los que desde sus bonitas y estériles mansiones en Beverly Hills, Malibu, Palm Springs o similar deciden qué ropa debemos vestir, qué coche debemos comprarnos, qué debemos comer o cuándo, dónde y con quién es lícito joder; los que a través de sus televisiones y periódicos nos dicen qué debemos pensar, a quién debemos votar, qué guerra es justa o qué país (preferentemente petrolífero) terrorista; los que deciden, mientras echan una partidita de golf, que este año, aun de costa de millones de muertos –C’est la vi-, bajará el cacao y subirá el coltán; los que, levantando un teléfono, destrozan la carrera de vete tú a saber qué actriz porque se le olvido sonreír en la última fiesta o no quiso abrirse de piernas; los mismos que dejan en espera al Honorable presidente del Tribunal Supremo para atender al distinguido vicepresidente de Microsoft, que entra por la otra línea.

Sí ELLOS mandan…Y mandarán siempre, porque, por supuesto, sus hijos, que irán a las más caras universidades y gozarán de ventajas inalcanzables para la chusma como tú o yo, serán acogidos con los brazos abiertos en su pequeño e impenetrable club de titiriteros: “Hay para ti un puesto vacante en Washington, hijo”. Pero, sobre todo, amigo mío, porque nosotros se lo permitimos.

Porque, lo repito, ¿qué clase CHUPÓCTEROS, de SABANDIJAS CHUPASANGRES y de MONSTRUOS DEGENERADOS, controlan el mundo?

Pues bien, Brian Yuzna se hace esta misma pregunta en su primera película, y su lúcida y sentida respuesta consiste, simplemente, en quitarle los signos de interrogación.

Una película valiente, venenosa e “hija puta”, que, a pesar de sus evidentes fallos e imperfecciones, de su ritmo irregular y de su gusto por lo bizarro –no en vano es una película de Yuzna-, merece ser vista; aunque sea como premio a un descarnado y lleno de mala leche ataque de sinceridad.
Me planteo si ahora, veinte años después, hubiera sido posible…

Es una pregunta retórica, claro.
Jinete nocturno
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6
8 de abril de 2010
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coño, no hay nada como FA para informarse sobre una película y decidir si merece la pena invertir en ella una hora y media. Se nota que aquí la gente es totalmente objetiva votando y no se deja llevar por la pasión; que sopesa concienzudamente los distintos factores antes de valorar una película.
Sin ir más lejos, antes de animarme a ver ésta, le he echado un vistazo a las críticas de los “compis”, y me he encontrado con que la más valorada le clava un cero –exactamente, un “0+0+0+0=0”; el tío, cosa que se agradece, desgrana la nota por categorías- y con que la segunda más valorada, ¿será por variar?, le pone un diez.(¿?)

“Cojonudo. Gracias, tíos, ahora lo tengo mucho más claro".

Y la cosa sigue por el estilo... Hay mucho 8,9 y 10, y océanos de “unos”, pero la zona que va del 4 al 7 es territorio inexplorado… ¿Han visto la misma o hay dos con el mismo título?

Pues bien, para aquellos que se hayan sentido igual de desconcertados que “moi” al leer como esta película pasa de “mierda pinchada en un palo” a una “obra maestra” cada dos párrafos, he decidido escribir esta crítica y añadir mi pequeño granito de confusión al caos aquí reinante.

La película, ahora en serio, compagina grandes aciertos, tanto en el campo narrativo como en el montaje, con cagadas monumentales, así que, sí; ambos “bandos” tienen su parte de razón.

En lo positivo, hay que decir que posee el ritmo narrativo correcto, el que debe tener el Terror -lento y contemplativo-, y que, en líneas generales, sabe administrar con bastante maestría la tensión: haciendo que una situación vulgar vaya evolucionando lenta pero inexorablemente hasta convertirse en algo surreal, angustioso y opresivo. Además, y esto es un acierto mal que le joda a algunos niñatos, “no se ve nada”: es cierto, ni por un instante vemos aquello que acecha en el bosque… Ni siquiera un triste rama moviéndose. Y eso bueno, chavales, porque, os lo recuerdo, el Terror no está en lo que se muestra, sino en lo que se sugiere… Vamos, que la película, para mi gusto, cumple bien… No, no es que me haya cagado de miedo –eso, a estas alturas, sólo lo consiguen las facturas de Iberdrola-, pero al menos ha conseguido mantenerme un buen rato en tensión, pegado a la pantalla intentado ver algo. Y eso no es poco.
¿Lo negativo? Todo lo demás. A la película, que hubiera sido un cojonudo corto de 55 minutos, le sobra la otra media hora. Todas (o casi todas) las infumables escenas de compadreo entre colegas del principio son perfectamente prescindibles… Y no digamos las absurdas, lisérgicas y eternas discusiones de los imperfectos en medio del bosque, que pretender añadir tensión y sólo consiguen resultar patéticas. A esto hay que añadir unas interpretaciones nefastas y el dichoso movimiento de cámara que hace desear que los maten de una puta vez para que la dejen quieta.

Pues eso: ni tanto, ni tan calvo. Interesante, pero francamente mejorable.
Jinete nocturno
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