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Críticas de Álvaro Navarro
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Críticas 48
Críticas ordenadas por utilidad
5
2 de diciembre de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una estructura bien definida y una historia troncal que guía a través de los diversos capítulos que nadan entre la orilla del terror y la del gore, se presentan cinco historias -cada una dirigida por un director diferente- que dejan en el ambiente un inconfundible tufillo a serie B.
Las intrahistorias son conducidas con una correcta intriga y una maracada personalidad propia en cada una de ellas. Un sencillo e infalible esquema de introducción-desarrollo-solución en el que se logra una correcta sensación de intriga durante el transcurso y una trabajada angustia al final de cada cuento. Eso sí, algo imperdonable, es el ínfimo -por no decir nulo- desarrollo tanto de trama como de personajes que tienen todas -sin excepción-.Mención especial merecen dos episodios en particular: Zimbelin, el episodio dirigido por Kike Mesa -quien también firma la cinta completa como productor-, por su elegante presentación con una animación que recuerda a la de A scanner darkly (Idem, Richard Linklater, 2006, USA) y que por momentos logra una ágil y entrañable narración retrospectiva para poner en antecedentes; y The visit -dirigida por Abdelatif Hwidar-, en mi opinión, el mejor capítulo por el carisma y la interpretación de sus personajes y el inesperado giro final que te dejará de piedra -que logró arrancar algún tímido aplauso en la sala-. No es una obra imprescindible, pero cumple la mínima función de entretener.
Álvaro Navarro
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4
13 de julio de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como en tantas otras ocasiones, la película no supera al libro (con el mismo nombre, escrito por la alemana Cornelia Funke), sino todo lo contrario: el libro le da mil vueltas a la película. Lo tenían todo a favor para hacer una gran película: una buena y emocionante historia sobre la cual basar el guión, un buen reparto encabezado por un Brendan Fraser ("La momia", "George de la Jungla") que si se dedicara a hacer películas y papeles serios, podría dar mucho de sí, seguido de Paul Bettany ("Master and Commander", "Wimbledon", "Firewall") y Helen Mirren ("The Queen", "En el nombre del hijo"). Además, cabe destacar que los efectos especiales son bastante aceptables, y que los paisajes (sin duda, lo mejor de la película) se adaptan perfectamente a los descritos e ilustrados en la novela. Todo esto dirigido por Iain Softley, quien ya ha demostrado sus dotes en películas como "K-Pax" y "Las alas de la Paloma".

Una persona coherente diría que juntando todos estos ingredientes, el único resultado posible sería una buena película de aventuras, fantasía y un poco de acción. Pero lo cierto es que no fue así. ¿Qué pudo fallar? Lo que probablemente falló fue la adaptación del guión a la obra narrativa. El bestseller de Cornelia Funke es una novela fantástica dirigida tanto a jóvenes como a adultos; una historia de aventuras, narrada de manera seria, en la cual va presentando uno a uno a cada uno de sus personajes y conforme va avanzando la historia, se va conociendo cada vez más cosas de los protagonistas de esta historia. En la película, se presenta a los personajes y… ya. No hay más. Además para culminar su “gran” retoque de la historia, decidieron introducir un toque de humor, satirizando a todos los malos de la película, apareciendo en la película como si fueran payasos con una inteligencia nula. Sin duda, esta es una de las mejores maneras de destrozar una historia. Así que ya saben: si alguna vez quieren arruinar una gran historia, hagan esto. No falla.

Mi consejo es que, en vez de derrochar 1 hora 45 minutos de su valioso tiempo, inviertan algo más de tiempo en leerse el libro, el cual no les decepcionará. Háganme caso. Si a pesar de mi advertencia optan por la película, luego no vayan diciendo que no fueron avisados…
Álvaro Navarro
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8
10 de febrero de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de reconocer que cuando me aventuré a ver Un día más con vida, sabía más bien poco de la historia de Angola -que había sido colonia de Portugal y que tras una guerra, alcanzó su independencia a mediados de los años 70- y absolutamente nada del protagonista de este film basado en la novela autobiográfica del periodista de guerra Ryszard Kapuściński. A pesar de mi desconocimiento, gracias a una breve introducción histórica, pude disfrutar enormemente de una de las mejores -si no la mejor- películas de animación de su año.
Nos metemos en la piel de un reportero bélico que llega al país del sudoeste africano para narrar al resto del mundo los últimos días antes de la ansiada liberación de Angola, tras 14 años de guerra de independencia. Una vez completada la descolonización de Angola, se inició inmediatamente una guerra civil entre comunistas y capitalistas, que se enfrentaron para hacerse con el poder de la nueva Angola liberada, en lo que viene a ser uno más de los tantos conflictos que se vieron inmersos en la Guerra Fría.
El objetivo de Kapuściński era llegar hasta el frente del sur, donde el idolatrado general Farrusco del MPLA (Movimiento para la liberación de Angola; el bando comunista que gozaba del apoyo de los soviéticos y Cuba) resistía prácticamente sin apoyo las embestidas del FNLA (Frente Nacional para la liberación de Angola; los capitalistas, que contaban con el apoyo de los Estados Unidos, Israel y Sudáfrica) en los lances finales de la guerra de independencia y la antesala de la guerra civil que le seguiría. En el camino hasta allí, irá conociendo personas que le marcaron y que fueron héroes anónimos, mientras que otros sobrevivieron y han sido la fuente de información para completar el libro autobiográfico de título homónimo, en el cual se basa el guion de la película.
Con una animación hiperreal y muy estimulante realizada mediante rotoscopia -como, por ejemplo, en A Scanner Darkly (Idem, Richard Linklater, 2006, USA) y Vals con Bashir (Waltz with Bashir, Ari Folman, 2008, ISR)-, alternada con las entrevistas reales a las personas que se cruzaron con él durante aquella aventura, son capaces de situarte a la perfección en el momento. Si a la poderosa mezcla de imágenes se le une una narración que roza la épica digna de todo un héroe, el resultado no puede ser mejor.
La autocrítica -virtud tan poco habitual en los tiempos que corren hoy en día- de uno de los entrevistados pertenecientes al bando vencedor es la culminación ideal para que a pesar de lograr la liberación, el estado del país no mejoró, sino que le siguió una guerra civil de más de 25 años de guerrillas (1975 - 2002) de la que acaba de salir. A pesar de que solo algunos ganaron la guerra, todos (sin excepción) perdieron mucho.
Álvaro Navarro
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9
10 de diciembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a día de hoy me preguntaran quién es, en mi opinión, el director español que más cine de calidad ha aportado en el último lustro o década, mi respuesta no requeriría mucho tiempo de reflexión. Para mí no hay debate. Ese es Rodrigo Sorogoyen.
Desde su debut en la gran pantalla con la sorprendente, inteligente y elaborada Stockholm (Idem, 2013, España) -con unos Javier Pereira y Aura Garrido brillantes-, su crecimiento como autor ha sido exponencial. En 2016 ya compitió con algunos de los grandes realizadores nacionales como Alberto Rodríguez, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona por los principales premios del año, con un thriller de ritmo trepidante como Que Dios nos perdone (Idem, 2016, ESP), con algunas similitudes -salvando las distancias- con Se7en (Idem, David Fincher, 1995, USA). Solo un año después, se alzó con su primer busto de Goya con su terrorífico cortometraje, Madre (Idem, 2017, ESP), rodado íntegramente en un solo plano secuencia.
Probablemente, uno de los grandes atractivos de El reino, sea el oportuno momento en el que ha llegado. La corrupción es el pan de cada día en la prensa nacional -el caso Bárcenas, la trama Gürtel, los ERE de Andalucía- y poder vivir desde tan cerca cómo se gestan todos esos escándalos de los que tanto eco se hace en los medios es una auténtica experiencia muy meritoria que nos ofrece el realizador. La maquinaria de robar en las arcas públicas está tan desarrollada y evolucionada que su engranaje no echa en falta la ausencia de una de sus piezas. Y eso es lo que viene a representar el lema con el que se vende esta película: "los reyes caen; los reinos continúan".
Analizando un poco más en profundidad este intenso thriller, uno se percata de que no hay ningún personaje bueno. Todos son villanos y buscan salvar su propio pellejo o alcanzar la gloria personal a costa de otros. Nadie se salva en la criba. La soberbia, la avaricia, la ira, la gula, la envidia, la lujuria... Sus personajes bien podrían ser la personificación de todos y cada uno de los pecados capitales y esto está magistralmente representado por su brillante e interminable lista de intérpretes de primer nivel, partiendo de un sublime Antonio de la Torre en el papel protagonista, seguido de Nacho Fresneda, Josep Maria Pou, Ana Wagener, y sin olvidar las apariciones estelares de una gélida Bárbara Lennie y un descomunal Luis Zahera -quien por cierto será protagonista de uno de los mejores diálogos de la película-.
Desde el punto de vista técnica, llama la atención desde las primeras escenas esa incesante y taladrante banda sonora repetitiva que irá poniendo a prueba los nervios de acero con su ritmo de martillo pilón. Una fotografía bien estudiada, con muchos planos secuencia posteriores, efectos especiales que poco tienen que envidiar a los de la industria estadounidense... Pequeños detalles que si se van sumando, hacen pensar en que El reino estará a la cabeza de todas las quinielas para hacerse con un gran número de estatuillas en la próxima gala de los Goya en febrero de 2019 -que, por cierto, este año se desarrollará en Sevilla-. Un "must-see".
Álvaro Navarro
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9
10 de febrero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las pequeñas joyas, en muchas ocasiones, se encuentran en momentos de la vida en los que uno está abierto a experimentar y descubrir, pero sin grandes pretensiones ni esperando nada de lo que uno va a ver. Exactamente eso es lo que me ocurrió con Déjame caer. Buscaba algo de cine europeo y la temática de las drogas siempre me había gustado como subgénero de película, así que ¿por qué no? Parecía buena elección pero, ni de lejos esperaba una obra tan impactante, dura y seca.
En el momento en el que Stella se cruza en la vida de la joven adolescente Magnea, esta descubre y empieza a frecuentar unos ambientes que entonces eran desconocidos para ella. La atracción que siente por su carismática amiga la arrastrará irremediablemente hacia una vorágine imparable de resultados poco positivos. Sus vidas y sueños se irán desvaneciendo por momentos y su día a día se limitará a dos únicos estados: colocado y pensando como conseguir el próximo chute para volver a colocarse.
Al tratar un tema que siempre me ha gustado en el cine, he visto muchos enfoques diferentes sobre la adicción a los estupefacientes, como por ejemplo, Drugstore Cowboy (Idem, Gus Van Sant, 1989, USA), Trainspotting (Idem, Danny Boyle, 1995, UK), o -para mí, la obra representativa por excelencia- Réquiem por un Sueño (Requiem for a Dream, Darren Aronofsky, 2000, USA). Pocas películas me han impactado más que esta última y, con decir que Baldvin Zophoníasson se acerca mucho a esta última, debería ser aliciente más que suficiente para verla. Recientemente, otras películas lo han intentado sin llegar ni a acercarse al nivel ofrecido por estas, como sería el caso de la malograda Beautiful Boy (Idem, Feliz Van Groeningen, 2018, USA)
El relato es poderoso, pero su efecto se potencia con una narración sólida, perfectamente estructurada y con varios saltos en el tiempo que actúan como cebo ideal para la curiosidad del espectador. Interpretaciones soberbias -Elín Sif Halldórsdóttir y Eyrún Björk Jakobsdóttir debutaban en la gran pantalla-, llenas de sinceridad que reflejan magistralmente el tambaleo emocional de alguien que ha perdido el control sobre su propia vida y es perfectamente consciente de ello. Una fotografía en busca de la alternancia entre luces y sombras será el escenario de esta lúgubre historia a la que pone música Ólafur Arnalds, con una emotiva banda sonora
Por unos minutos, se abandona la línea del fino y depurado estudio sobre la adicción para abordar algo mucho más personal y humano. En el momento en el que una maquinaria de engranaje compleja se pone en marcha y ves que todo en ella funciona tal y como debería, el resultado es arrollador. Cuando además le añades el matiz que la hace humana para que atrape al que está en la butaca, el resultado es mágico y devastador. Generalmente, esto último es lo que le falta al cine hollywoodiense para dar la puntilla a muchas de sus películas: dotar de humanidad y cercanía a sus personajes y tramas.
Recomiendo fervientemente esta experiencia de acompañar a Magnea y Stella en sus vivencias, empatizar con ellas en su imperiosa e incontrolable necesidad de buscar a toda costa un chute más, ser testigo presencial de todos los abusos a los que se exponen con tal de conseguir los medios. Al fin y al cabo, el destino es el abismo; la caída es rápida y muy rara vez hay posibilidad de comprar un billete de vuelta.
Álvaro Navarro
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