Críticas de Silvana Pena
11 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estas alturas, y siendo su quinto largometraje, hablar de Eduardo Pinto, director de “Buen día, día”, “Caño Dorado”, “Dora la jugadora”, “Palermo Hollywood” y “Corralón, es destacar su fuerte compromiso con la realidad de nuestra sociedad.
“Corralón” es una clara muestra de ello, y sin filtros y con sobradas muestras de talento, el cineasta pega en donde menos se ve y donde más duele.
Juan (Luciano Cáceres) e Ismael (Pablo Pinto), son empleados de un corralón de materiales para la construcción. Ambos trasladan las compras que realizan los clientes, desde el corralón hacia el lugar indicado por los compradores.
Todo marcha sobre ruedas, hasta que se cruzan en su camino, una pareja de la alta sociedad con la cual tienen un fuerte enfrentamiento y eso provoca en Juan, un deseo irrefrenable de reeducar a estas personas, como si de perros se tratase.
La disparidad social es retratada cinematográficamente con planos y contraplanos que dejan expuesta la grieta colectiva de una manera intensa. El espectadores tiene la posibilidad de jugar entre dos mundos opuestos, y sentirse parte del equipo con el cual más identificado se sienta.
Filmada en blanco y negro, “Corralón” retoza permanentemente con los contrastes, los cuales son bien acompañados por un montaje rabioso, encuadres excelentemente trabajados y una fotografía intensa la cual provoca deseos de ser contemplada tanto como de sacar la vista de ella. Los drones aportan calidad a esta producción digna de ser admirada. Axel Krieger consigue que la banda sonora suene y deje de hacerlo cuando corresponde.
Un casting que deja expuesto el talento que cada uno de los actores posee, y la química que existe entre los protagonistas atraviesa la pantalla. Los movimientos corporales poseen una impronta que merece ser resaltada.
Una historia excesivamente violenta, claustrofóbica, irascible. Un thriller intransigente e inquietante que consigue penetrar profundamente y sojuzga luciendo una mirada del lado humano más animal que todos tenemos dormidos, a la espera de su despertar.
“Corralón” es una clara muestra de ello, y sin filtros y con sobradas muestras de talento, el cineasta pega en donde menos se ve y donde más duele.
Juan (Luciano Cáceres) e Ismael (Pablo Pinto), son empleados de un corralón de materiales para la construcción. Ambos trasladan las compras que realizan los clientes, desde el corralón hacia el lugar indicado por los compradores.
Todo marcha sobre ruedas, hasta que se cruzan en su camino, una pareja de la alta sociedad con la cual tienen un fuerte enfrentamiento y eso provoca en Juan, un deseo irrefrenable de reeducar a estas personas, como si de perros se tratase.
La disparidad social es retratada cinematográficamente con planos y contraplanos que dejan expuesta la grieta colectiva de una manera intensa. El espectadores tiene la posibilidad de jugar entre dos mundos opuestos, y sentirse parte del equipo con el cual más identificado se sienta.
Filmada en blanco y negro, “Corralón” retoza permanentemente con los contrastes, los cuales son bien acompañados por un montaje rabioso, encuadres excelentemente trabajados y una fotografía intensa la cual provoca deseos de ser contemplada tanto como de sacar la vista de ella. Los drones aportan calidad a esta producción digna de ser admirada. Axel Krieger consigue que la banda sonora suene y deje de hacerlo cuando corresponde.
Un casting que deja expuesto el talento que cada uno de los actores posee, y la química que existe entre los protagonistas atraviesa la pantalla. Los movimientos corporales poseen una impronta que merece ser resaltada.
Una historia excesivamente violenta, claustrofóbica, irascible. Un thriller intransigente e inquietante que consigue penetrar profundamente y sojuzga luciendo una mirada del lado humano más animal que todos tenemos dormidos, a la espera de su despertar.
Más sobre Silvana Pena
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here