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Críticas de Daniel Reigosa
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Críticas 34
Críticas ordenadas por utilidad
5
20 de noviembre de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer por fin vi "La Noche del Cazador" de Charles Laughton animado por sus maravillosas críticas.....

Aparte de alguna escena genial y una espléndida fotografía, con un uso inteligente del clarooscuro....la película es menos creíble que las noticias de Intereconomía. Por mucho que me digan que se trata de un cuento y que es poesía visual no me ayuda a olvidar la multitud de escenas ridículas e inverosímiles, y el argumento totalmente predecible

Lo siento Charles, me llevé una grandísima decepción
Daniel Reigosa
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9
3 de agosto de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Linklater es un director de difícil catalogación. Capaz de filmar películas tan interesantes como Movida del 76 (Dazed and Confused, 1993) o la original (aunque cansina) A Skanner Darkly: Una mirada a la oscuridad (A Skanner Darkly, 2006), entre largometrajes con una clara vocación comercial como Escuela de Rock (School of Rock, 2003), mientras el director también encuentra tiempo para filmar una trilogía sobre un concepto tan universal como el amor, de la mejor manera posible.

Antes del amanecer (Before Sunrise, 1995) nos mostró el primer encuentro entre Jesse (Ethan Hawke) y Céline (Julie Delpy) en un tren -símbolo de lo pasajero, de aprovechar las oportunidades- y de cómo pasaron la noche juntos a la espera de una despedida que sonó a definitiva. Nueve años más tarde los protagonistas vuelven a converger en Antes del atardecer (Before Sunset, 2004), esta vez en un fugaz encuentro (hora y media a tiempo real en la película) que pareció ser definitivo. La tercera entrega de esta apasionada trilogía supone un brillante conclusión, totalmente necesaria, en la que se explica la cara más amarga de la pasión: la rutina y sus efectos devastadores.

Si la primera entrega situaba a sus personajes en la romántica Viena en lo que a posteriori significó el inicio de su relación, en la siguiente la ciudad escogida para un segundo (y definitivo) encuentro fue París -la tan veces denominada "ciudad del amor"-, con lo que tiene mucho sentido que la tercera entrega (Before Midnight, 2013) discurra en la antigua Grecia, cuyas ruinas que han soportado el paso de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Grecia simboliza como ninguna otra ciudad el desgaste de lo construido, de lo que una vez fue eterno, en este caso concreto el desgaste del amor provocado por el paso del tiempo -es simbólica la escena en que Jesse y Céline divisan desde el coche las ruinas que ansiaba ver su hija y deciden volver en otra ocasión, como queriendo aplazar un problema del que aún no eran conscientes-.

Linklater, como es habitual en cada entrega, utiliza en su narración un ingenioso guión cargado de frescos e ingeniosos diálogos, así como meticulosos largos planos secuencia tanto con cámara fija, utilizada en secuencias en las que los protagonistas se desplazan (autobús, barco, coche), como con un ligero travelling cuando la pareja pasea, acompañándolos en su viaje. El director, a través de estas dos herramientas principales (diálogos y planos secuencia) disecciona numerosos temas de actualidad, aparte de definir de manera precisa los rasgos de personalidad de los dos amantes.

Antes del anochecer respeta el paso del tiempo real entre los actores (al igual que Antes del atardecer) en clara coherencia con la ponderación de la constante tiempo en cada entrega. En cada película podemos ver cómo evolucionan los personajes tanto a nivel físico, como intelectual, cómo pasan de la ingenuidad de la primera entrega a la madurez de la última. Precisamente en esta última entrega el amor empieza a resquebrajarse, muestra la fragilidad propia del paso de los años, aderezada por la aparición de la rutina -que es una bomba cargada que espera al momento menos indicado para ser explotada- y los fantasmas del matrimonio anterior de Jesse.

La película cuenta con tres partes bien diferenciadas aunque prácticamente continuas en el tiempo. La primera nos revela el misterioso final de la segunda parte, nos posiciona en la situación actual de los personajes a través de un espléndido plano secuencia de más de diez minutos en el coche, tras dejar al hijo de Jesse en el aeropuerto, hasta la mansión de unos amigos en el sur del Peloponeso. La segunda parte, que consta de más planos, transcurre en la enorme casa, en la que el anfitrión y varios amigos matienen conversaciones trascendentales sobre sexo, amor o política mientras disfrutan de la gastronomía griega. En la tercera, un relajado paseo de la pareja protagonista en el que reviven escenas del pasado y cuyos diálogos ayudan al espectador a comprender a los personajes (en otro larguísimo en interesante plano secuencia) hacia un hotel donde pasaran la noche, acaba convirtiéndose en una catársis de sentimientos, donde los reproches, el desgaste de la vida diaria en común, las frustraciones y desengaños se convierten en aliados del grito y la pérdida de respeto. Se trata de una última parte totalmente ensordecedora, en un tranquilo pero constante in crescendo, que se convierte en uno de los relatos más certeros sobre la vida en pareja jamás rodados.


Sólo queda hablar de los actores, fantásticos en sus respectivos papeles, donde Ethan Hawke raya a la altura de una Julie Delpy siempre superior en anteriores entregas. Además, los interpretes repiten colaboración en el guión, lo que demuestra la implicación de éstos con sus respectivos papeles.

Probablemente la mejor historia de amor en el cine de los últimos tiempos, en la que cada breve historia sólo es entendida en su totalidad gracias a la siguiente y en la que se define el instante en la vida de una persona como una perfecta y detallada explicación del propio ser completo. Desconozco si habrá nueva entrega dentro de nueve años, pero la trilogía en la actualidad funciona de una manera precisa como pocas historias de la gran pantalla.
Daniel Reigosa
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7
8 de marzo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi tres años han pasado desde que Blue Valentine se estrenó en los Estados Unidos. Ni la nominación al Oscar a mejor actriz para Michelle Williams (que acabó ganando Natalie Portman por su papel en Cisne Negro), ni la presencia del "chico de moda" Ryan Gosling, ni el paso, no carente de éxito, por diversos festivales de gran repercusión como Cannes, Sundance o Toronto, resultaron argumentos interesantes para distribuir la película en España. Al final la distribuidora Karma Films ha recuperado el filme para ser expuesto en España, aunque eso sí, con pocas copias y, probablemente, sin doblaje (cosa que yo personalmente agradezco).

El 29 de marzo se dará la curiosidad que el director Derek Cianfrance estrena en España su nueva película Cruce de Caminos (The Place Beyond the Pines, 2012), y contará en cartelera con dos películas aunque, eso sí, separadas en producción por más de dos años. Cosas de la industria española de cine. Pero toca hablar de la película

La verdad es que tengo que reconocer que, de entrada, este tipo de películas me apetecen bien poco. Creo sinceramente que el género de drama/comedia romántica está saturadísimo porque se priman muchos factores antes que la calidad de un buen guión. No es el caso de Blue Valentine.

Las tres fases fundamentales en las que se sustenta un buen filme por la parte narrativa son, el guión, la dirección y la edición. Cualquier pequeño bajón, por diminuto que sea, en alguno de estos tres factores altera de manera exponencial al conjunto de la película, la narración se rompe y genera confusión en el espectador. El director construye aquí un edificio magnífico bien edificado en os tres pilares antes comentados.

El guión es excelente, podría parecer una historia mil veces contada en la gran pantalla, pero esta narrada de una manera muy acertada, decorada con flashbacks que muchas veces se convierten en el argumento principal. Los pequeños detalles y anécdotas constantes en la película no hacen más que ponerle guindas de humor o ternura a un pastel perfectamente cocinado.

El director nos hace recorrer su película de una manera muy interesante, suprimiendo cualquier tipo de elemento superficial, tratándonos de manera inteligente. Sufrimos en los momentos duros pero sonreímos de manera muy intensa y sincera ante otros momentos más dulces. La excelente utilización de dos tipos de rodaje según nos encontremos en los flashbacks o en el presente hace que nos metamos más de lleno en la película, sintiendo con los personajes, conociéndolos. En el presente planos más sobrios, limpios , con elegantes movimientos de cámara, todo ello acompañado de una muy apropiada banda sonora. Todo suena a pequeñas dosis de teatralidad, falsedad, hipocresía. En el pasado cámara en mano, sonidos ambiente (incluyendo la música) y mucha más presencia de sonidos externos, que hacen que sintamos con ellos, corramos con ellos o, incluso, que amemos con ellos. Una sensación mucho más fresca que nos acerca de manera evidente al sentir de los personajes.

Y luego está la edición, perfecta. Escenas largas cuando la película las requiere, acertadísimos cambios de plano entre presente y flashbacks, logrando una sutileza que fluye en todo el filme. Todos los elementos del puzzle encajan a la perfección, como si la historia estuviese contada de una manera continuada. La edición va adquiriendo cada vez más presencia a medida que la película llega al final, hasta que se convierte en un elemento totalmente imprescindible.

Por último, una película también necesita de una buena parte artística, por así decirlo, y en Blue Valentine también roza la perfección. Los actores están sublimes, muy merecida la nominación para Michelle, pero injusto el olvido de un mejor Ryan Gosling (este chico ya lleva unas cuantas seguidas) que borda su papel y se convierte en el elemento conductor de la película, mediante el cual somos capaces de entender la historia. La química existente entre la pareja de actores es impresionante, los gestos, las miradas, los silencios son totalmente reveladores y profundos, como si se conociesen de toda la vida pero con esa mirada pícara de quien te acabas de enamorar sin darte cuenta.

La fotografía es muy natural, sobre todo en los flashbacks, potenciando la idea de frescor y cercanía en esta parte (o partes) del filme. Cabe destacar también el buen trabajo de Grizzly Bear, grupo capaz de crear unas excelentes atmósferas y no muy alejado de mi adorado post-rock, en la banda sonora que se adapta como un guante a cada situación.

Esta película consigue que los sentimientos del espectador afloren al máximo, tanto en los momentos buenos como en los momentos más duras, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Una montaña rusa de la que no te quieres bajar y que donde más se disfruta es los altos y en los valles, pero que los trayectos intermedios se hacen necesarios para experimentar al máximo la ternura, la pasión, el odio o la incomprensión, es decir, el amor en todas sus vertientes.

En fin, que mientras algunos se empeñan en catalogar a una mediocridad como El Lado Bueno de las Cosas (Silver Linings Playbook, 2012) como una revolución en el mundo del drama/comedia romántico, existen otras películas como Blue Valentine que realmente lo consiguen, y sin hacer tanto ruido. Y lo que es mejor, sin maltratar al espectador.

http://www.momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 8,0 / 10
Daniel Reigosa
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Searching for Sugar Man
Documental
Suecia2012
8,0
28.310
Documental, Intervenciones de: Sixto Rodríguez
8
23 de febrero de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de llegar del cine de ver Searching for Sugar Man, y antes de escribir me he bajado los discos de Rodríguez, para poder realizar este análisis bajo la influencia de este gran compositor y poeta. Menudo descubrimiento!!! Folk, Dylan y psicodelia todo en uno.

La historia que nos relata el documental, de factura sueca, es de esas que rayan lo increíble, historias humanas que nos reconcilian con nuestra sociedad y nos conmueven sin saber muy bien por qué. Dos personas que no se conocen de nada, deciden indagar sobre la vida de una estrella estadounidense folk olvidada de los años setenta. Uno, apodado Sugar por una canción de Rodríguez, ha vivido la influencia que este cantautor tuvo en su país de origen, donde sus letras a miles de kilómetros de distancia motivaron a una población sumida en las abusivas políticas del apartheid sudafricano. El otro, un periodista musical, conocedor del mito de Rodríguez y su influencia en Sudáfrica, quiere resolver el misterio del final de la carrera de Rodríguez, lo que le llevará a realizar una ardua investigación a través de discográficas, siguiendo el "follow the money".


Se trata de un documental fantástico, perfecto en cuanto a ejecución y ritmo, con una historia realmente increíble, de esas en las que la realidad supera la ficción. Una historia potente y merecedora de ser contada, a diferencia de muchas otras...

Puede ser que al no tratarse de un músico conocido, de no contar con ninguna cara conocida en pantalla, de no ser altamente promocionado (a pesar de que viene arrasando en cuanto premios y está nominado al Oscar al mejor documental) o de tratarse de un documental musical (que parece que van dirigidos hacia los fans), pasemos por alto su presencia en cartelera. Craso error. Si bien el género documental es maltratado en salas, aunque parece que últimamente goza de más credibilidad por parte de las distribuidoras (hay 4 en cartelera en estos momentos), no se debe pasar la oportunidad de ver la que, a mi modo de ver, es una de las historias más potentes de cartelera.


A veces un documental político, a veces un thriller policial, a veces una historia de amor, a veces una road movie, este documental toca varios palos con gran inteligencia -como por ejemplo una mordaz crítica a la industria discográfica-, mientras que por detrás suenan una tras otra las excelentes canciones de Sixto Rodríguez, un nombre tan poco comercial que no vendió prácticamente ningún disco en los EEUU, mientras que al otro lado del Atlántico su leyenda se hacía más y más grande (más que Elvis o los Rolling Stones, se llega a decir) llegando a vender más de medio millón de copias.

No merece la pena desvelar absolutamente nada más del documental, es una suerte poder descubrirlo personalmente, y si es en pantalla grande, pues mejor que mejor....Ah, los dos discos son maravillosos también. Hoy me voy un poquito más contento a la cama.

http://www.momentovosp.blogspot.com

Nota VOSP: 8,4 / 10
Daniel Reigosa
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5
13 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a algo nos tiene acostumbrados el señor Lee es a no saber qué esperar de sus películas. No se define en un genero y estilo concretos sino que tanto le da hacer un drama sobre dos vaqueros homosexuales o una película de acción con guerreros que vuelan. He de reconocer que no las tenía todas conmigo al ir a ver su última película…encima estaba el añadido del 3D, algo que de por sí, de momento, me da un poco de alergia (además para los que nos negamos a ver las películas dobladas no tenemos opción).

Con todo esto me decidí a ir a verla, ya que la curiosidad era mayor que las dudas que me generaban y quería ver cómo el señor Lee había conseguido crear una historia de más de dos horas con un bote salvavidas, un chico y un tigre…

No se debería realizar una crítica a esta película apelando al “me lo creo/no me lo creo” ya que, como bien comenta el protagonista nada más empezar su relato al periodista que le acompaña: “te voy a contar mi historia, después tú decides qué parte te crees y cuál no”.
La película comienza con un resumen del joven Pi, con una estética “kitsch” y unos personajes más cercanos a la imaginación de “Big Fish” que a una realidad más creíble: la historia del padre con las piscinas, el origen del nombre del protagonista, su relación con las religiones y otras historias contadas de manera muy imaginativa, tal como hacía el padre moribundo de la preciosa película de Tim Burton.

Tras 40 minutos de historia del joven Pi llegamos al punto clave, el que todo el cine estaba esperando. La familia de Pi, debido a problemas de dinero, se ve obligada a vender los animales del zoo que regentan y emprenden un viaje a Canadá en un barco. Tras una agresiva tormenta (muy logradas las escenas de la tormenta en el barco, toma nota James Cameron) el carguero se hunde y sólo consiguen salvarse Pi y un enorme tigre de Bengala llamado Richard Parker. Alusiones claras al Arca de Noé, el diluvio Universal o incluso a la tierra prometida, en una película de marcado contenido religioso, de hecho el Pi mayor, el que cuenta la historia comenta: “te voy a contar una historia que te hará creer en Dios”.

A partir de aquí, y hasta el final, la película se convierte en una lucha de poderes entre el tigre y el joven Pi que se verán obligados a entenderse para poder sobrevivir. Los miedos, el espíritu de supervivencia, la cercanía de la muerte y la compasión serán los compañeros de viaje del joven protagonista. El film se pierde algunas veces en la tecnología, abusando de ella, aunque en la mayor parte simplemente está al servicio de la historia.

Película muy recomendable, en la que los sentidos de la vista y oído se verán recompensados y que, si no tienes prejuicios contra el doblaje, se debería ver en 3D. Suerte en los oscars!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Daniel Reigosa
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