Supe del reconocimiento y alabanzas generales de "Memories of a murder", tras ver otras dos películas de Bong Joon-ho, "Mother", que me pareció bastante notable y "Okja", que también me resultó original. Lamento decir que en el caso de "Memories..." lo que he sufrido ha sido una decepción.

Cierto es que nada tiene que ver con las mediocres megaproducciones a las que nos tiene acostumbrados la industria norteamericana y ya solo por eso es bien recibida y respetada, pero de ahí, a decir que es una película magnífica, va un largo trecho.

Bajo mi punto de vista, es un thriller mil veces visto, de polis a la caza del psicópata de turno, abordado esta vez al estilo surcoreano, del que cualquiera diría tras ver el film que en Corea del Sur son un poco tontos. Ni consigue crear el pretendido desasosiego, ni hace creíbles la serie de personajes protagonistas, los cuales se desenvuelven en una sucesión de escenas que van desde un humor negro (a veces conseguido), hasta una acción muy propia de películas de serie B, en la que abundan los histrionismos y los despropósitos del guión. Nada tiene sentido en el desarrollo de la investigación, que cuando avanza, lo hace de un modo completamente inverosímil, restando credibilidad y muchos enteros al interés del espectador. Hasta el pretendido clímax final que tanto parece fascinar es una incoherencia de manual.

Un 5 pelao.

Lo mejor:

- La singular pareja de sicarios sin escrúpulos formada por Pietre y Lee, estupendamente interpretados por Neil Maskell y Paul Ready, respectivamente.
- La trama. Un poder en las sombras que lo controla todo y nos manipula a su antojo.
- El primer episodio de la segunda temporada está bastante bien.

Lo peor:

- El guión está plagado de incoherencias.
- La mitad de personajes principales son completamente prescindibles para el desarrollo de la trama, como por ejemplo Ian y Becky (absolutamente insufribles).
- La constante alternancia entre escenas estéticamente interesantes y escenas dignas de una mala película de acción.

Siempre agradezco los productos provocadores y heterodoxos en tiempo y forma pero me resulta inevitable comparar esto con otras obras en las que ese ejercicio resulta mucho más exitoso y menos cargado de pretensión.

Por supuesto que la fotografía de Artur Tort merece una mención pero al igual que abundan las producciones que pretenden sostenerse (y desgraciadamente se sostienen) únicamente a costa de efectos espectaculares, también se multiplican los casos en los que la fotografía cobra un insuficiente papel protagonista.

No obstante, este tipo de producciones siempre generan polémica y multitud de interpretaciones, algo que me parece saludable y enriquecedor para la cultura del cine actual.

Por lo que he visto de este director, su estilo es la provocación, siempre en un contexto de exceso de fin de semana salido de madre, aliñado con lo que pretende ser un original efecto de cámara. Si de lo que se trata es de mantener en tensión al espectador a costa de ultraviolencia explícita, sin duda merece un reconocimiento. Por todo lo demás, aburre.

Las postrimerías de la vida contadas de una manera sobria y elegante, tratando el tema con el respeto y la madurez necesarias para no caer en una sensiblería ramplona.
Genial trabajo de sus protagonistas y gran BSO (con cameo de Alexandre Tharaud).