Más allá de lo presuntamente interesante de la propuesta (la alienación de las masas y que los chavales son unos borregos es algo que ya se sabía) y de las ampollas que haya podido levantar en Alemania una película como esta, hay que amar el cine muy poco para no darse cuenta de la pobreza de la puesta en escena, las malas interpretaciones y el nulo ritmo de esta película. Recuerda demasiado a la serie 'Compañeros', con sus profes enrollaos y sus rebeliones de cartón piedra. Conste que soy todo lo contrario a una ideolgía que anule al individuo, pero sorprende la cobardía del final completamente atropellado y lleno de moralina cuando el resto de la película da una de cal y otra de arena entre los aspectos positivos y los negativos del sistema totalitario.

Birdman es una película que está muy chula acerca de un superhéroe con alas y plumas que habla como Batman y es un poco una copia del buho de Watchmen que se oculta bajo la identidad de un hombre viejo que es actor o dirige teatros o algo así y que se pasa todo el rato dándose paseos por los pasillos. Lo mejor de la peli son las peleas con el pájaro gigante metálico, que me recuerdan a 'Tranformers 3', con mazo de explosiones y helicópteros, etc. Casi tiro las palomitas porque no te esperas que exploten tantas cosas. También sale el malo de Hulk 2, pero en esta no tiene poderes, aunque tiene un buen nardo, jeje. Lo que no me ha gustado han sido los diálogos y el tambor.

No sé de qué se extraña la gente. Esto no es cine, esto es pasar el rato. La primera 'Furia de Titanes' no era más que una sucesión de secuencias de acción con los entrañables bichos Ray Harryhausen y nulo argumento. En esta tenemos las mismas escenas pasadas al CGI y en 3D, pero el público hoy en dia necesita mucho más para pagar una entrada de 10 euros y no sentirse estafada. Avatar ha dejado el listón muy alto. Del trabajo de Liam Neeson y Ralph Fiennes mejor no hablar.

Enraizada en la ciencia ficción hippie de los 60, la saga 'El planeta de los simios' andaba perdida en secuelas de serie B y ulteriores remakes sin demasiado tino. En pleno verano de 2011, asomaba casi tímidamente (como la mayoría de producciones estivales) una precuela que proponía revitalizar una franquicia por todos conocida, pero a la que siempre le faltó solidez y fandom. Y lo consiguió con nota, sorprendiendo a propios y ajenos con una película muy especial, hecha con mimo, llena de sentimientos y con un nivel técnico altísimo: el simio Cesar se comía a James Franco con patatas.

Sin embargo, y pese a todas las flores que le echan en otras críticas, 'El Amanecer del Planeta de los simios' no es ni la sombra de su predecesora. Estamos ante otro blockbuster Hollywoodiense sin demasiada chicha, donde el discurso épico gana terreno ante la reflexión y donde el trazo grueso con el que está trazado la historia se difumina en sentimentalismo barato y pirotecnia.

Quitando algún detalle entrañable de los monetes (de lo que hablaré más adelante), en líneas generales es demasiado intrascendente y predecible, llena de topicazos a lo 'Pocahontas' o 'La selva esmeralda' (por si 'Avatar' no nos había dejado ya servidos) y sin apenas sorpresas. No es aburrida pero sí insulsa, un mero trámite banal, con un final lo suficientemente abierto para una tercera parte que complete una trilogía.

Como las actuaciones de los 'humanos', incluyendo la de un desaprovechado Gary Oldman, son bastante olvidables, el peso de la historia recae nuevamente en los simios. Andy Serkins vuelve a estar de Oscar dando vida a Caesar. Hace lo que puede con su personaje, que ha perdido bastante monería y se ha vuelto demasiado serio y digno. Mucho más interesante es su rival, Koba, interpretado por un igualmente extraordinario Toby Kebbell. Configura uno de los villanos más carismáticos de la historia de la animación, una loca mezcla entre el Scar de 'El Rey León', el oscarizado Sargento Barnes de 'Platoon' e incluso Tony Montana. De cicatrices va la cosa.

Ya sé que este 'Campamento Cucamonga' con chicos de Antena 3 es tan 'de tele' que está por debajo de todo comentario, pero es que esos niñatos de la planta joven del El Corte Inglés se han atrevido a prostituir al gran Stanley y su gloriosa 'Naranja Mecánica'. Como diría el propio Alex en pleno tratamiento ludovico: "¡¡Es un crimen!!"