Pasable cinta de ciencia ficción donde dos tripulantes de una nave despiertan de su periodo de hibernación y descubren que no están solos. Con claras referencias a Alien, The descent y otras similares, la película no aporta nada nuevo, y se queda en un trabajo de bella y claustrofobica factura, pero vacía de originalidad.
Mención aparte merece el volumen con que se proyectó el film en el auditori de Sitges. Varios de nosotros tenemos secuelas físicas desde entonces...

Más que una crítica de Abyss lo que quiero hacer es un pequeño homenaje a James Cameron. Porque Cameron es algo más que un director de cine. Cameron es un innovador, un visionario, un inconformista, una especie de científico loco que quiere dar un paso más que el resto. Cada uno de sus proyectos ha significado un avance importante sobre todo en cuanto a efectos especiales se refiere, y su dominio de la técnica cinematográfica y su sentido del espectáculo han creado escuela en directores tan aventajados como John Mac Tiernan o el gran Michael Bay. Con "Aliens, el regreso" rompió el tópico de que segundas partes no son buenas, y a partir de aquí todo lo que ha hecho ha roto moldes, y lo seguirá haciendo con "Avatar", que esperamos como agua de mayo.
En el caso de Abyss, Cameron monta un espectáculo marino donde los extraterrestres, los armatostes subacuaticos (que utilizaría ocho años después en Titanic) y los submarinos se dan cita durante casi tres horas de puro espectáculo visual, una orgía de planos y secuencias subacuaticas difíciles de superar (la secuencia de la destrucción y hundimiento de la plataforma submarina es simplemente magistral).
Lástima que la autoexigencia y el perfeccionismo de Cameron signifique para sus seguidores años de espera entre proyecto y proyecto. Pero a este genio, este Kubrick del siglo XXI, todo se le perdona.

Interesante documental que narra el caso del profesor Arnold Friedman y su hijo Jesse, que en 1988 fueron acusados de pederastia y que tuvieron que vivir un infierno mediatico que les convirtió en culpables de cara a la sociedad antes incluso de celebrarse el juicio.
La sensación que uno tiene después de visionar este trabajo es de horror. Horror no solo por las atrocidades que (supuestamente) cometieron, también horror por esta macabra afición de uno de los hijos a grabarlo todo con su cámara de vídeo. Esto nos permite ser testigos de la descomposición gradual de la familia, con imágenes que muestran por ejemplo el día antes de que Arnold ingrese en la cárcel, o las discusiones contínuas con su mujer, la única que cree en la culpabilidad de su marido (hecho que le reportaría la discriminación de sus propios hijos).
Pero el horror va mucho más allá, porqué los Friedman fueron crucificados por los medios de comunicación des del primer momento en que fueron investigados. Ellos eran culpables hasta que no se demostrara lo contrario, y lógicamente, destruyeron un núcleo familiar aparentemente feliz pero con muchos secretos guardados.
El documental muestra un trabajo exhaustivo de investigación y de entrevistas, y lo más interesante (a parte de las cintas de vídeo familiares) son las declaraciones actuales de los miembros de la familia, donde hoy siguen poniendo en duda la culpabilidad de padre e hijo, hecho que no sorprende demasiado ya que después de 107 minutos de documental, uno sigue sin saber donde empieza la verdad y donde acaba la mentira, porque hay tanta evidencia de culpabilidad como lagunas y opiniones contradictorias (incluso entre las propias víctimas, las cuales la mayoría no recuerdan nada de lo sucedido y sin embargo si que recuerdan la presión policial para que declararan culpables a los acusados).
No estaría nada mal que los altos ejecutivos y los jefes de las cadenas de televisión, tan afines a mostrar "carnaza"a cualquier precio, vieran este documental para saber el daño que pueden hacer y al mismo tiempo el poder mediatico que tienen sobre las masas, aunque viendo la falta de escrúpulos que muestran la mayoría de cadenas, seguramente no lograrían entumecer ni un ápice de su conciencia.

A simple vista puede que Dead set no aporte nada nuevo. Lo único original en el conjunto puede ser la premisa inicial de juntar Gran Hermano con el holocausto zombie, tan sobado en subproductos que se repiten unos a otros con mayor o menor fortuna.
Pero Dead set tiene un elemento que lo diferencia de todo lo anterior: que no es una película. Es una serie, y está concebida para la gran masa de telespectadores acostumbrados a la soberbia inteligencia de House, a los detectives superdotados de CSI o a los sensibles adolescentes de One tree Hill. Dicho de otra forma, hay que tener muchos cojones para hacer una serie así en tiempos de refinería estética y guiones imposibles. Y digo esto por que más allá de la metáfora evidente de la crítica a la televisión, y de los estereotipos exagerados de los personajes, en Dead set hay sangre, vísceras, descuartizamientos, cabezas que rebientan y mucha, mucha mala leche. Puede que no sea original, pero esto en televisión no se había visto nunca, porqué el género gore (que no el de terror) ha sido siempre considerado de segunda, para un público minoritario, y celebro la valentía de hacer algo así.
Y puede también que la cámara se mueva mucho (también utilizan este recurso Cristopher Nolan en "Batman Begins", o Ridley Scott en su "Gladiator", pero claro, si lo hacen ellos hay que claudicar porqué son quienes son, no?), pero nadie podrá negar que el gore de Dead Set es explícito cuando tiene que serlo, y los que la habéis visto estaréis de acuerdo conmigo.
Así pues, aplaudo esta serie porqué ha conseguido lo que buscaba: impactar al espectador y innovar en el ámbito de la televisión. Cuando alguien tenga el valor de hacer algo parecido en España me avisáis!

Sabe Dios que me chiflan este tipo de películas en que de buenas a primeras la acción se apodera de la historia sin tiempo a preguntarse el cómo ni el porqué. Pero creo que “Automaton Transfusión” peca de seriedad en cuanto a la manera de enfocar la historia. Entiendo la dificultad de innovar en un género como éste, y es evidente que el director no pretende tal hazaña, simplemente se dedica a explicarnos con imágenes un refrito de tantas y tantas películas de zombies que ya hemos visto. Pero no estaría nada mal alguna que otra pincelada de humor, sobre todo teniendo en cuenta que los protagonistas son adolescentes, y algunas situaciones darían mucho juego.
En fin, quizás el señor Steven C. Miller quiso hacer un homenaje al gran Romero, aunque debería saber que el gran maestro aborrece estos “nuevos muertos” que corren y piensan, y que tan buen resultado le dio a Zack Snydnder en su maravillosa “El amanecer de los muertos”.
Sea como fuere, éste es un pasatiempo ligero de 75 minutos de duración, con buenos efectos especiales y con momentos gore que superan la prueba con nota, aunque de un vacío argumental que deja mucho que desear.