De verdad que empieza bien... pero luego se precipita el alarde técnico en un tobogán sin retorno. Uno se desconecta cuando ya deja de parecerse a "la ventana indiscreta" y los personajes y las conexiones se mezclan en batiburrillo inteligible. Aburre, no se entiende entonces nada. Y ya es tarde.
Este chico Elijah Wood siempre lo controlan desde la distancia. O tocando el piano o su ordenador. Debería regresar a los bosques míticos con el anillo.

El DVD reza con afán presuntuoso: 20 años después aún sigue viva. Nada más lejos de la realidad. La veo desde la distancia, por vez primera, y no alcanzo a visionar el arte por ningún sitio. Es más, la juzgo desde el más simple análisis: ¿me aburre? Sí lo hace, con énfasis, con grandilocuencia Quijotesca. Me satura de incomprensión, de voz en off rasgada e ininteligible, amariconada. Sólo Eusebio Poncela me trasmite algo en el film, solvencia de actor serio, pero la pieza cinematográfica hace agua como un bote agujereado ( y no por el caballo...). Me queda la duda de qué opinaría sinceramente Antonio Gasset, que participa de actor. Pero lo que no entiendo es que consideren la película de culto. Más bien de ocultar. Mala.

Larga, recorre la historia china hasta la Revolución cultural. Demasiado larga, algo confusa con los protagonistas, que, salvando el tópico, parecen sacados del mismo patrón. La pregunta es clara: ¿es eso la ópera china? Con todo el respeto del mundo, los cánticos parecen más una patrulla de gatos hambrientos que unos actores de ópera. ¿Había que machacar a los niños para forjar unos cantantes así? No entiendo nada. El caso es que todo el mundo quedaba fascinado por las melodías entre princesa y rey del escenario, nadie sacaba tomates para proyectarlos hacia alli. Por entonces, en el sillón desde donde contemplaba la película, yo hacía esfuerzos titánicos para no caer dormido. Menos mal que los goznes y las bisagras chirriaban cada vez que había una escena operística. Casi hasta agradecí que los inmisericordes comunistas dieran lo suyo a la tradición. Nacho Pérez.

Una tomadura de pelo. Y para seguir en la línea, esta crítica no mencionará nada del argumento ni de qué va. Así todos tan contentos, como supongo lo estarán sus creadores. Afortunadamente su director no ha hecho nada más hasta hoy.

Lo resumo en tres frases, o dos. 80% de la película con primer plano del perfil de la niña y la madre. Lenta, cadenciosa, insonora, sin argumento. El guión cabe en una caja de cerillas. No pasa nada. Todo me hace pensar que este año de pandemia no había nada a lo que premiar y echaron mano de lo que pillaron. Oda al tedio.