“Misión imposible” abre una franquicia de películas que se extiende hasta hoy, y permanece años y secuelas después como la mejor y más consistente entrega de todas. Brian De Palma es un lujoso y hitchcokiano director que carga de elegancia y suspense cada uno de sus planos, incluso los más espectaculares y míticos. Tom Cruise hace lo suyo, pero además interpretando aquí de manera más contenida y personal, siendo una estrella al tiempo que su personaje y sin perder el equilibrio. El guión es enrevesado y sorprendente (mejor si sabes poco de la trama o de la serie en la que se basa) y el espectáculo es vibrante, sin abusos o escenas excesivas o amontonadas y al servicio del espectador. No ha perdido nada de fuerza conforme pasan los años y desde ya queda ubicada como clásico del entretenimiento de calidad de los 90.

“Collateral” es elegante, sofisticada e impecablemente rodada. Al mismo tiempo es dura, irónica, llena de suspense e intensidad. Michael Mann aprende la lección de “Heat” e imprime un ritmo nervioso y ajustado para que sea compacto, aún dejando a sus personajes respirar y desarrollarse, dependiendo de ellos el añadir la complejidad dramática y emocional a la cinta. Tom Cruise y Jamie Foxx empatan en el duelo actoral por hacerse con el control de la cinta y en la fantástica labor de dotarla de un significado especial y muy por encima de lo que la forma parece vender: una más de acción y tiros.

Una de las mejores películas de Disney y uno de los clásicos más reivindicables de la animación. “Aladdin” no da elección al espectador, ni por su guión, ni por sus bellezas formales y técnicas en términos de animación. La historia está diseñada para la familia, pero no teme la oscuridad. La dirección y el ritmo son increíbles. Una gran película.

“La leyenda renace” es un correcto final de la trilogía del mejor Batman, que entretiene y presenta buenas cantidades de ambiciosa acción, pero que resulta decepcionante y rutinaria cuando no debería. Precedida por las gigantes expectativas tanto de su director y equipo como de las entregas anteriores, esta entrega final no potencia ningún argumento nuevo o sólido por sí solo, parece quedarse en piloto automático en determinados momentos tendiendo a tratar de repetir lo mismo que funcionó en la primera y segunda entrega, además de presentar multitud de personajes y subtramas en poco tiempo y sólo dar un correcto desarrollo a unos pocos. Contando que pese a que las más de dos horas y media no aburren en ningún momento, sí que carecen de la energía característica de esta franquicia y acaban por dar un desenlace previsible en sus giros tramposos previos al final y que prefiere dar explosiones espectaculares antes que diálogos o amenazas imponentes (eso sí, acertando en la resolución de su emocionante epílogo). Pese a que los fans la encumbrarán y audiencia en general pueda adorarla por razones respetables, y tampoco sin ánimo de despreciar su escondida historia de superación personal entre su enmarañado contenido, no es ninguna obra maestra y desde luego resulta decepcionantemente sobrevalorada a nivel general. Nolan no ha fracasado por completo y sí que consigue dar una despedida más que aceptable a su personal e intransferible murciélago, pero sí que ha dado su peor película hasta ahora.

Sucia, violenta, sarcástica, cruel, brillante. “Tropic Thunder” es una de las mejores comedias comerciales para jóvenes/adultos que Hollywood ha brindado en los últimos tiempos. Todo ello gracias a unas interpretaciones realmente hilarantes, un guión notable y divertido, salidas explosivas y una espectacular factura. No gustará a todo el mundo, probablemente, pero a quien enganche no lo soltará ni queriendo. No pierde nada de fuerza conforme pasan los años, parece incluso que hace más gracias según repites visionado.