Desde el prólogo uno se percata de que lo que se verá será un tipo se sátira, una "justificada" tomadura de pelo. Teniendo en cuenta eso, se ve claramente como el director se escuda con ese flojo argumento para hacer la película a su antojo y tomarse licencias. A mí me pareció aburrida y lenta, sin ritmo, tediosa, no me basta con que me justifiquen que el cine no puede ser considerado como arte, que sólo es algo comercial y ya. Esta cinta solamente son pequeños trozos de gore con humor negro que no llegan a encajar en su sitio, una vacilada que no me hizo gracia. Un terrible sueño, ganas de dormir, (ojalá hubiese sido una pesadilla) fue lo único que me provocó.

Una cruda mirada que ahonda en el tema del suicidio, donde se profundiza de una forma agobiante (mostrando las distintas muertes) por medio de tomas lentas y dotadas de cierta angustia y delirio. Su principal virtud (creo yo) es el realismo que contiene, pareciera que estuviéramos frente a un documental. Aunque más de alguno diga que es una película sin valor, termina por ser reflexiva. Al final del día, me quedó resonando una frase que escuché ya hace algunos ayeres:¨El que se quita la vida se quita a sí mismo el miedo a la muerte¨. Ya no estoy tan seguro de eso como en un principio lo estuve, siempre tendremos una vida para averiguarlo, en donde a más de alguno la curiosidad termina por matarlo.

Ésta es de esas películas que no importa si cuentas la trama (si es que se puede contar) al final difícilmente alguien podrá entenderla. La verdad es que sí es interesante que te planteen un problema y tengas que resolverlo por ti mismo, pero si te dan algunas opciones para lograr el cometido todo sería mejor (una especie de retroalimentación). ¿Cómo descifrar el acertijo, realmente se puede, o fue solamente diseñado para no obtener respuesta? Me hizo pensar mucho, al igual que me provocó sueño. En ocasiones te paras enfrente de una pintura y no logras comprenderla, puedes pasarte horas, quizá días y no llegaras a entender del todo lo que el artista quiso decir. Algo así me pasa con esta historia; lo jodido de esto es que ni siquiera logró provocarme algo de (aparte de sueño) angustia, tristeza, desesperación... todo lo que provoca una obra de arte con características "especiales" o distintas.

No sé si realmente se necesita ser muy inteligente para ver y poder entender esto (habrá muchos intelectuales que alardearán de ello), lo que sí sé es que no pienso volver a verla. En ocasiones veo películas que no entiendo del todo, pero me provocan algo (las de Lynch, entre otras) y aún así antes de que finalicen ya sé que volveré a verlas. "La única forma de escapar del laberinto es por arriba", leí por ahí. La única forma de entender esta película es no viéndola.

En el pequeño curso de guionismo nos tocaba ver "El espíritu de la colmena". Por esas paradojas de la vida la película fue programada en un cineclub del instituto de cultura de la localidad. Yo aproveché esto y propuse llevar la clase hasta allá, afortunadamente, la propuesta fue aceptada. Nunca pensé que una película tan sencilla pudiera provocar tantas emociones. Una cámara que habla por sí sola, con fotografías que se quedan claramente en la memoria. Estampas poéticas que muestran la inocencia de la niñez. En verdad que conmueve la forma en que cuenta algo que es tan ambiguo: el misterio e inexorabilidad de la muerte. ¿Y quién de niño no tuvo (y quizá sigue teniendo) esas inquietudes acerca de la muerte? Es una lástima que este tipo de cine no sea apreciado: en la pequeña sala del cine sólo habíamos ocho personas (incluyendo a los de mi clase).

Me quedo con el misterio que provoca el humo; la sonrisa que despierta la música, la nostalgia que brota de las niñas y el enigma del gato negro. Fueron muchas emociones, bastantes recuerdos desempolvados, bellas imágenes que me acompañarán cuando recuerde aquella tarde de clase de guionismo.

Dicen que la fe es aquello que nos permite creer en cosas que sabemos que no son ciertas. La forma en que se retrata la historia de este hombre endeudado con la religión resulta atractiva, un personaje de principios arraigados y de carácter irrevocable siendo orillado a luchar en contra de la representación del "bien". La eterna lucha maniquea del bien y el mal, el pagano (acusado de hereje por el poder que confieren las sagradas instituciones) versus el cristiano poseedor de la verdad absoluta. Lo extraordinario de todo esto que pareciera tan común, es el contexto. Un país, una sociedad y un gobierno tan creyente y fanático de su religión siendo criticado de manera tajante con escenas muy puntuales. La aparente tolerancia e inclusión de la Iglesia hacia sus feligreses es cuestionada de manera irónica con discursos inteligentes, ayudándose con imágenes poderosas. El pagador de promesas, situándonos en la época y el contexto de su realización, viene a ser una de esas películas valientes, transgresoras y arriesgadas que deja en evidencia la exclusión de ciertos sectores de la sociedad y la discriminación de otros tantos; así como el contubernio del clero con las autoridades para fines autoritarios. Haber dado una bofetada con guante blanco antes que poner la otra mejilla es para aplaudirse.