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México México · Monterrey
Críticas de Quique Mex
Críticas 1.503
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de noviembre de 2019
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El director de la trilogía de ‘Tetsuo’ y de ‘A Snake of June’, el realizador japonés Shinya Tsukamoto, presenta su muy particular visión de los samuráis en ‘Zan’, una película corta en su metraje, pero amplia en sus pretensiones.

Narra la historia de un joven de nombre Tsuzuki (Sosuke Ikematsu), quien demuestra ser talentoso con el sable lo que lo lleva a ser reclutado por un viejo samurái (el propio Tsukamoto), quien se encuentra reclutando guerreros con la intención de ayudar a encontrar la paz en un pueblo cercano.

Tsuzuki comparte sus entrenamientos con el joven Ichisuke (Ryusei Maeda), hijo del dueño de la granja y hermano de Yu (Yu Aoi), joven con quien Tsuzuki tiene un acercamiento romántico. Pero cuando se presenta en el lugar la amenaza de una situación compleja a la que el joven debe enfrentarse, él se percibe incapaz de ejecutar su rol.

La nueva película de Tsukamoto se aleja de buena parte de su filmografía, lejos del terror y lo fantástico de sus historias insertadas en el cyberpunk, ‘Zan’ se inscribe mejor como una reflexión de la inutilidad de la violencia.

Si bien en la película no faltan los enfrentamientos cuerpo a cuerpo y grandes cantidades de sangre, esta se torna cada vez más reflexiva, en un relato que pone a sus personajes contra la pared, lo que los lleva a dudar de sus convicciones, además de desconcertar a los seguidores del director, en una película sobria, madura y punzante.

https://tantocine.com/masacre-de-shinya-tsukamoto/
Quique Mex
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9
13 de octubre de 2019
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Una vez que la vi, sabía que estaba en un sueño”. Así inicia la segunda película del realizador chino Bi Gan, ‘Largo viaje hacia la noche’, que anticipa de alguna manera lo que estamos por ver en una película que derrocha belleza y destreza en su realización.

Luo Hongwu (Jue Huang), regresa a su pueblo natal en Kaili, en la provincia de Guizhou, lugar donde se desarrolla también la primera película de Bi Gan, ‘Kaili Blues’, alejado por algún motivo que no se esclarece nunca pero que podría estar relacionado con algún hecho gansteril. Así, el hombre inicia la búsqueda de una mujer a la que amó en el pasado y que dijo llamarse Wan Quiwen.

La película de Bi Gan es una constante búsqueda de los posibles alcances narrativos y estilísticos del cine, en una apuesta jugada en la que la historia que se narra termina convirtiéndose en una experiencia onírica y sensorial, a través de la hipnótica puesta en escena y de la tremenda belleza que emana de sus imágenes.

La película en su inicio se asemeja un tanto al cine del hongkonés Wong Kar-wai, donde sobresale la estilización y el colorido de las imágenes, pero conforme avanza el relato, este se torna cada vez más complejo y excepcionalmente enigmático, donde lo onírico y lo nostálgico permean cada momento que vuelve imposible definir lo “real” de lo que podría ser un sueño o un recuerdo, que lo acerca más al cine del tailandés Apichatpong Weerasethakul.

El relato arriesga sobre todo desde lo narrativo, llevando al espectador a vivir una experiencia única y totalmente sensorial, y cerrando con un imponente plano secuencia de más de 50 minutos y aparentemente sin cortes (que los debe tener más son imperceptibles), en los que no queda más que entregarse ante la destreza técnica y la avasallante belleza de sus imágenes. (Este tramo final originalmente es en 3D, pero la copia que hemos visto es en 2D).

Con dos películas, el realizador chino se erige como uno de los nuevos directores a seguir en el panorama del cine contemporáneo, gracias a su cine pleno de poesía y belleza, y visualmente poderoso.

https://tantocine.com/largo-viaje-hacia-la-noche-de-bi-gan/
Quique Mex
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7
13 de octubre de 2019
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El tercer largometraje de la directora chilena Dominga Sotomayor, que ganó el premio a la mejor dirección en el Festival de Locarno, está de alguna manera conectada con su ópera prima ‘De jueves a domingo’, un sentido relato que narraba la desintegración de una familia desde la mirada de los hijos.

En ‘Tarde para morir joven’, la historia se ubica en un momento crucial de la historia reciente de Chile, un grupo de varias familias viven en las afueras de Santiago en una comuna un tanto hippie quienes se preparan para lo que será la celebración del Año Nuevo, mientras el país pasa por un momento de transición ante la inminente salida de la dictadura que les gobierna.

Si bien la película muestra el modo de vida de las diferentes familias, el relato se centra en mostrar como pasan el tiempo los jóvenes y algunos niños de la comuna, centrando el relato en Sofía (Demian Hernández), una joven que vive con su padre con quien no tiene una relación cordial, mientras su madre vive en la ciudad, ella tiene un acercamiento con otro de los jóvenes del lugar, Ignacio (Matías Oviedo), mientras su amigo más cercano, Lucas (Antar Machado) se cuestiona si ha perdido su oportunidad.

La película se Sotomayor no tiene un conflicto central aparente, la directora presenta una narración en diferentes niveles, con planos de larga duración y con un encuadre bastante elaborado, en lo que vemos en primer plano tiene tanta relevancia como lo que sucede al fondo de este.

Sin atenerse a una narrativa tradicional, ‘Tiempo para morir joven’ es un relato coral en el que el espacio donde transita la historia cobra puntual importancia, así como el momento que viven estas personas, que conviven, charlan, comen, discuten, bailan, cantan, mientras aparentemente no sucede gran cosa, pero entre todo esto se asoma de a poco los conflictos que cada uno carga sobre sí.

Sotomayor se ha consolidado como realizadora y este su tercer largometraje lo confirma, una película con cierta magia, narrada con delicadeza y un estilo ya arraigado que guarda en su interior un gusto a melancolía y nostalgia.

https://tantocine.com/tarde-para-morir-joven-de-dominga-sotomayor/
Quique Mex
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5
24 de julio de 2019
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Entre la fiebre por relanzar productos cinematográficos concebidos hace ya dos o tres décadas, ahora le ha tocado el turno a Chucky, solo que en esta nueva versión no hay posesiones diabólicas sino una negativa programación premeditada a un producto dotado de inteligencia artificial, en una película que lo mismo logra ser muy entretenida como ridícula.

El inicio de la historia se ubica en una fábrica de los famosos muñecos Buddi, en Vietnam, cuando un trabajador maltratado decide programar a uno de los muñecos solo con acciones y comportamientos negativos justo antes de empacarlo.

De ahí la acción se traslada a los Estados Unidos, donde una madre soltera, Karen (Aubrey Plaza), trabaja en unos almacenes en el área de reclamaciones, como se acerca el cumpleaños de su hijo Andy (Gabriel Bateman), decide sobornar a su supervisor y así poderse llevar un muñeco Buddi devuelto por un cliente y que no puede pagar para que sea su regalo, así, Andy encuentra en su muñeco/robot, que se autonombra como Chucky, un nuevo amigo que promete acompañarle siempre.

La primera secuencia de esta nueva versión de Chucky define bien el camino que ha de seguir este remake, dejando de lado toda la parte sobrenatural que convertía al muñeco en una diabólica amenaza, sustituyéndola por una programación premeditada que hará que la inteligencia artificial del juguete lo lleve a aprender como cometer diferentes crímenes.

Así, esta nueva versión abandona desde el inicio el terror, siendo ahora una película que abarca el suspenso y la comedia sin ningún prejuicio, incluyendo algunos momentos verdaderamente gore, y con claras referencias a ‘La masacre de Texas 2’, para terminar convirtiéndose por momentos en una parodia de la original y lejos de la atmósfera conseguida por Don Mancini y Tom Holland 31 años atrás.

Si bien la película consigue algunos momentos brillantes, pronto estos son seguidos de otros que son irrisorios e involuntariamente cómicos, que superan las intenciones de su discurso contra el mal uso que le damos a la tecnología, en una película que cuenta entre sus virtudes el buen trabajo de Mark Hamill como la voz de Chucky, en una película que transita entre la irregularidad de su narrativa y lo inestable de su puesta en escena.

https://tantocine.com/el-muneco-diabolico-de-lars-klevberg/
Quique Mex
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5
15 de junio de 2019
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Ocho de cada diez asesinatos en México no son investigados, ese dato contundente es el punto de partida de la más reciente película del director Sergio Umansky, realizador de ‘Mejor es que Gabriela no se muera’, una película que busca criticar y denunciar la casi total impunidad en la que vive el crimen en nuestro país.

En una plaza pública se comete un asesinato registrado con una cámara fija ubicada a cierta distancia, una persona desciende de una motocicleta con pistola en mano y dispara contra un hombre que cae al piso, mientras otro sale huyendo y es perseguido por el mismo tipo que sigue disparando.

El asesinado es hijo de Aurelio (Noé Hernández), quien incansablemente buscará encontrar justicia en sus visitas a la policía para saber quien mató a su hijo, pero se topará con un sistema maltrecho que lo orillará a buscar vengarse por propia mano, mientras conoce a Citlali (Daniela Schmid), una prostituta que tuvo que abandona su hogar y a su pequeña hija tras ser víctima de violencia por parte de su pareja.

La película de Umansky inicia con una secuencia prometedora, la puesta en escena del asesinato que pone en marcha la historia es cuidada y precisa, incluso hasta pudorosa, pero ese será el único momento de esas características en el relato, que pronto muestra sus verdaderas intenciones en planos muy cerrado sobre cuerpos devastados en una morgue, mostrando siempre regodeo de un ambiente convenientemente sórdido.

El relato prescinde de toda sutileza tanto en la construcción de la historia de la búsqueda de justicia del padre, al que va mostrando en diferentes circunstancias que lo llevarán indefectiblemente a explotar, tal como sucede en su reclamo a su patrón en el que literalmente la cámara es salpicada por un gran chorro de sangre, como en la historia amorosa la cual siempre es mostrada con una alta dosis de sordidez y con apenas una breve escena donde se esboza alguna ternura y un par de momentos forzadamente cómicos.

Y por si fuera poco, Umansky inserta cada tanto violentos videos de asesinatos supuestamente reales tomados por cámaras de seguridad para asegurarse que el espectador entre en un inevitable shock y no moverlo hacia la reflexión.

https://tantocine.com/ocho-de-cada-diez-de-sergio-umansky/
Quique Mex
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