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Rusia Rusia · Stalingrado
Críticas de Ferdydurke
Críticas 2.737
Críticas ordenadas por utilidad
7
2 de julio de 2017
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy interesante película, incluso estupenda si tienes cuajo y paciencia suficientes.
Intelectual por antonomasia, salido del cogollo crucial de toda la gran cultura centroeuropea del siglo veinte, judío sofisticado y delicado, hombre de letras de altos vuelos y muchas vueltas, tiene que salir pitando del horror hitleriano en sus inicios de espanto (principio de los años treinta).
Sudamérica es su destino. Huye con su joven mujer, Lotte. Brasil, Argentina y Estados Unidos. Allí es bien recibido, su gran prestigio le precede. Es tratado con cariño y respeto. Él corresponde con educación, sensibilidad y resignación.
La narración es elegante, tan civilizada y lograda como el propio Stefan, un bello reflejo de su esmerada personalidad.
Se trata de mostrar trozos decisivos, no linealmente narrativos, que iluminen sus preocupaciones, sentimientos y dolores durante aquellos tiempos de dolorosa errancia.
Una recepción en Buenos Aires entre judíos amigos y otros intelectuales con recuerdo emocionado a los ausentes.
Un viaje a Petrópolis, en el interior de Brasil, entre cañas de azúcar y alcaldes azorados. Rodeado de buena gente y mucho calor.
Y una transición neoyorquina muy helada, desasosegante y angustiosa que es aliviada por las presencias queridas de su ex esposa y su hija.
A partir de aquí, por motivos de espacio, zona spoiler. Quedáis avisados.
Terminaron como ya sabemos. Suicidados. Cansados. Hartos de este perro mundo que pareciera (eso creía, temía él) que se acababa, que caía sin remedio en las garras ominosas del poder nazi.
Con delicada nota de despedida. Entre llantos contenidos, infinita pena y mucha admiración por la pareja tan trágica y hermosa que se acabó rindiendo (o quizás siguió luchando, según se vea: ¿el suicidio como gesto de independencia, rebeldía y libertad inviolable o no?). Final bellamente filmado con espejo de por medio.
Es una obra a favor del autor. Hay amor, bonita reverencia. Pero bien entendida. Con altura de miras. Sin idiota hagiografía, babosa sensiblería o bobas loas. Desde la distancia y el entendimiento. Con una fina y calurosa contención, con observación inteligente y sosegada.
Destacaría dos momentos jugosos y muy insidiosos. El primero en Buenos Aires.
- Es un cobarde, egocéntrico y pusilánime, comenta enrabietado un periodista estadounidense tras la negativa férrea de Stefan ante un reclamo de cualquier tipo de vituperio o crítica suya hacia el régimen nazi o, por extensión, hacia su lugar de origen.
Es una opinión. Podría ser la verdad, o parte de ella, o solo un desahogo malvado de un periodista decepcionado.
Stefan se había explicado. Comentó que no quería decir lo previsto, repetir eslóganes, aprovechar la coyuntura para montar el número y apuntarse un tanto fácil. La lucha o la rebelión solo tienen sentido si hay disparidad de criterios o resistencia de la otra parte, no si están todos de acuerdo. Un intelectual, añadía, debe tratar de elevarse por encima de esa mediocridad, debe intentar entender el punto de vista opuesto, comprender al enemigo si tal nombre le dieran. La clave del artista está en su obra, no en declaraciones oportunistas (o necesarias, según se diga) a los periodistas.
- Quiere ser una isla, comenta otro periodista de maneras más comprensivas y menos críticas respecto de Stefan.
El otro insiste en que esa postura no es posible, en que hay que mojarse, es mucho lo que se juegan y no valen medias tintas.
La película sigue y asistimos a la "actuación" de un conferenciante que desvía inevitablemente la charla hacia la iracunda denuncia de los hechos atroces europeos y la reivindicación de las figuras perseguidas.
Stefan observa. Parece incómodo, superado, apabullado. Como fuera de sitio. Aplaude, felicita, asume, reconoce, asiente, es halagado y querido. Pero a él le gustaría estar en otro lugar, más tranquilo y menos alborotado, más sutil y educado. Quizás escribiendo, o diciendo o paseando o amando. Quién sabe. Pero lejos. Eso parece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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6
1 de febrero de 2017
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tanta lágrima y tanto moco no puede ser bueno. Te lloré el Ganges entero, amor. El Amazonas y el Orinoco, el Titicaca y el Baikal. Uno tras otro, a horcajadas y a bote pronto. Sin poder parar de llorar. A troche y moche y sin remedio. A los puros gritos y en silencio. Viento en popa a toda vela.
Puedo decir por primera vez sin temor a equivocarme que esta va a ser por fin una crítica completamente subjetiva, en la que la puñetera, y tan chata, razón no va a tener nada que ver, va a descansar por esta vez. Va a ser una reseña dictada exclusivamente por el llanto y los buenos sentimientos, absoluta y arrebatadoramente sentimental, escrita por mis ojos, bañada en sal y pena alegre, ahíta de dolor feliz.
Primera parte deslumbrante (hasta que aparece el buen Patel), socavón a continuación*, psicodrama espantoso y forzado (pobre hermano, qué papelón le tocó al torturado Mantosh; si yo fuera... él, montaría un pifostio del doce, les caería una demanda del copón a esta producción, como un remojón, por mancillar mi buen nombre, mi honor incólume hasta el infausto momento en el que se rodó esta película) y remate afinado y esperado, sin grandes alardes, eficaz y resultón.
Se trata de pérdidas y encuentros, de países como continentes, de pobreza, abuso, amor y generosidad; de las diferencias entre mundos y los lazos familiares o simplemente humanos.
Delicada, honda, dolorosa muchos momentos. Excesiva, obvia, innecesaria otras veces. En la pobreza y el desconsuelo hay silencio y contemplación. En la riqueza del primer mundo se hace espectáculo con los dolores y se despilfarran parrafadas y fuerzas en inútiles demostraciones de histerismo melodramático. Esto parece demostrar, indirectamente, esta película si confrontamos las dos partes y los dos países y las dos historias sucesivas. El balance, a pesar de todo, es positivo y el pañuelo necesario. No es una gran película, pero cumple lo que se propone (destrozarnos con quirúrgica precisión el corazón, lavarnos por dentro y por fuera, hacernos creer aunque solo sea por un miserable momento que no somos tan jodidamente malos e insensibles como habitualmente parecemos, que en verdad el alma todavía la tenemos en su sitio, lo mismo que las ganas locas de disfrutar por fin de un mundo feliz, también, faltaría más).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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7
20 de diciembre de 2016
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa comedia dramática sobre la típica treintañera desnortada en la línea, sálvense todas las abismales diferencias, de aquella Bridget Jones que hace ya tantos años irrumpió con furor, como estampida de bisontes, en el panorama cinematográfico mundial.
Aquí la cosa es más ligera, sutil y fina, más agradable, elegante y educada.
Y... (que se pare el mundo un minuto, por lo menos) está... Bárbara Lennie. Homérica. Bellísima y acertadísima. Simpática, ingenua, perversa, inocente, sencilla, maquiavélica, impulsiva y generosa.
Peterpanesca, sí (no queda otra que decirlo), que no quiere, no es capaz de salir del cascarón familiar y de la eterna infancia-adolescencia-juventud. Que vive de ilusiones y engaños, que es capaz de salvarte la vida para a continuación quitártela de un pullazo de maldad suave e infantil. Que padece las debilidades y miserias de todos con tristeza contenida, que está rodeada de hombres egocéntricos e inconsecuentes que no la quieren nunca lo suficiente o, por lo menos, como ella se merece, como desea y necesita. Y que además, para colmo y matarile, le surge una rival femenina en forma de reina bruja mala que le quiere quitar la paz, el padre y, si la dejan, hasta la vida misma la puñetera y buena mujer.
Todo huele a tópico, a tierra conocida, a sabor de casa vieja, no es nada original, pero eso no importa cuando las cosas se hacen bien, con inteligencia, gusto y tacto, con ironía, retranca y honda capacidad de observación.
Quizás hacia la mitad amenaza con repetición y estancamiento, falsa alarma, se olvida el miedo y vuelve a resplandecer el tono medio, el humor saludable y sabio, el escepticismo caluroso, la calidez crítica y la soberana piedad con la que son miradas las constantes/menores a la vez que sustanciosas cuitas de nuestra amada protagonista.
Se fuerzan ciertas reacciones (muchas veces actúa, responde, como si no tuviera filtro, como si se hubiese quedado en los seis años de edad) de María con el indudable afán de provocar la sonrisa del espectador, y se consigue, y se agradece, y en el camino tal vez se pierda cierta verosimilitud, la cual siempre acaba llegando de la mano de la inmensa interpretación de Bárbara (todo el rato entre la risa y el llanto) y del buen pulso que demuestra su novata directora.
No me quiero alargar más: es una buena película, quizás más disfrutable y cercana que arriesgada o muy brillante y desveladora. Es, en definitiva, tierna y honesta, muy interesante y apreciable.
Ferdydurke
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6
13 de noviembre de 2016
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a la apariencia de una película Disney, pongamos que hablo de Cenicienta o de La bella y la bestia, de Blancanieves o Tarzán, cualquiera me vale por su obviedad argumental, tan previsible, blanda y consabida, esta pequeña obra acaba siendo mucho mejor de lo que uno, que tiene el colmillo retorcido sin ningún motivo, se hubiera imaginado.
Me explico, ya digo que es muy tonta y tópica en su transcurrir puramente formulario narrativo, además de muy simple formalmente, pero en todo lo demás, lo que llena el espacio que va del punto A al Z, merece la pena, esos huecos entre las señales del camino, esos interludios, transiciones o descansos están muy bien, deliciosamente escritos e interpretados, brillantemente dialogados y recitados; un ejercicio ligero, inteligente y simpático.
El fondo de la escritura es Shakespeare (Hamlet y El rey Lear son evidentes, del primero solo hay que ver el final o las continuas alusiones, del segundo hay hasta un guiño claro al estar rodeado de tres mujeres/hijas) y sus tragedias tan famosas, lo que sostiene las palabras y gestos de ambos. El resto lo componen los requiebros de otra vuelta de tuerca a dos clichés, el del viejo enfermo que se pasa la vida rabiando y el del actor moribundo que anhela/recuerda sus tiempos de gloria. El crepúsculo de los dioses también.
Con asistenta. Paseando a Miss Daisy o entreteniendo al monstruo; ayudanta o aprendiza que le consuela, comprende y alienta. Eva al desnudo versión bondadosa.
Es un toma y daca entre los dos, con un Brian Cox sobrado y carismático y una Coco König correcta, buena chica. De relleno el coro, el chófer, el amor, la hija bruja y demás ornamento u ornato.
Es un cuento blanco lleno de buenas frases y bellas declamaciones, preñado de ironía, levedad, sabiduría y elegancia. Le pesan los muchos lugares comunes, pero consigue salvarlos y termina bastante bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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7
17 de abril de 2016
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película realmente buena a pesar de su apariencia pequeñita y su asunto tan trillado. Por todo, pero especialmente por cómo se resuelven las situaciones planteadas, por ese tono que juega con tanta inteligencia entre la crudeza y la ternura, de la comedia a la tristeza.
Los norteamericanos lo contaron muchas veces y alguna de ellas incluso muy bien, aunque lo hicieran más salvaje y groseramente, con menos gusto y delicadeza normalmente. Ellos ya sabían que los institutos son el caldo de cultivo, la escuela de embriones de los futuros ciudadanos, el mal en ciernes, en potencia, incubándose como el huevo de la serpiente, como un virus, un proyecto de destrucción masiva, los que moldearán la realidad que todos padeceremos posteriormente, el próximo relevo. De castas, luchas de poder, injusticia social, el sexo como anhelo, el amor como esperanza, la amistad en crisis, la solidaridad, la traición, la soledad, el grupo... Todo eso aliñado y rebozado con varios aciertos musicales y, sobre todo, con un humor fino, obvio pero nunca patán ni demasiado tópico.
En fin, que partiendo de materiales demasiado reciclados y conocidos, se consigue una buena historia sobre esa edad imprecisa y desoladora, crucial y temblorosa, la adolescencia cruel, ni niños ni adultos, en tierra de nadie, varados en el puro deseo, extraños seres perdidos en un limbo físico y moral, mutantes deambulando grotesca y frágilmente en un desierto efímero y brutal.
Acabo ya: muy bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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