He visto las críticas y en realidad me han sorprendido, aunque comprenda los motivos, siempre un tanto subjetivos a la hora de enjuiciar una obra de arte.

Al principio una voz en off nos advierte de cómo subyacen en el interior de las personas sentimientos recónditos que afectan al devenir de sus vidas, muchas veces abocadas al drama.

Los giros del guión me han parecido muy hábiles, aparte de una mencionable partitura musical del polaco Syrewicz.

El elenco de artistas resulta muy convincente, desde el trío protagonista (Wilkinson, Watson, Everett) hasta los personajes secundarios.

Al final la muerte parece ejercer un efecto un tanto reconciliador, aunque la vida sea como un jarrón de porcelana, y una vez roto, es del todo imposible reparar sus piezas.

El guión elaborado por el propio director, Fellowes, está basado en una novela de Nigel Balchin, quizás sólo esboce al personaje de Hermione Norris. Infidelidad, mentiras variadas. ¿Por qué una traducción como ésta al título original de Separate Lies? La mentira afecta a todos los personajes de una manera gradualmente diferente, todos se ven envuelta en ella, como en un laberinto de difícil salida.

Me gustan especialmente dos de las escenas (sigo en el spoiler)

Es cierto que es difícil abordar esta película como mera obra de arte, independientemente tendemos a vislumbrar su aspecto histórico. No es la primera vez que un genocidio controvertido -recordemos la famosa película "Aratat" de Atom Egoyan- inspira una película, que, inevitablemente, nos sitúa en un terreno emocional complejo, más allá de que la historia pueda estar sesgada, o incluso tergiversada.
Sobria interpretación de Don Cheadle y buenas piezas melódicas de Afro Celt Sound System...
P.S. Alguien escribió una vez que las verdades calladas eran las más dolorosas...

Tercera incursión en solitario en la gran pantalla del "raro" realizador griego Lanthimos deviniendo en una distópica alegoría sobre la deshumanización "extemporánea" de nuestra sociedad, muy aplaudida en el Festival de Cannes, aderezada sobre una columna sonora que incluye diversas joyas de la música clásica como el adagio del Cuarteto de cuerdas en Fa mayor, op. 18 de Ludwig van Beethoven. El cine de Lanthimos parece ser una propuesta artística basada más en las ideas que en las propias imágenes. No es, por tanto, un cine fácil de asimilar y, por ende, cualquier valoración tiende a lo extremo, rayano en la genialidad o en la más profunda desilusión.

La realizadora Joanna Hogg bosqueja la construcción de una obra arquitectónica basada en la distribución de los sentimientos en el espacio del corazón. Quizás el ritmo de la película en ocasiones traduce un ambiente un tanto gélido, propio por otra parte en las renuencias inequívocas de toda ruptura, del sesgo, oneroso sesgo y del poso que deja en el susodicho corazón.

Una propuesta arriesgada, diferente y no exenta de originalidad.