Quizás algo menor que las brillantísimas "Once", "Begin Again" o "Sing Street", Flora y su hijo Max tiene en común con aquéllas el cariño a la música, la búsqueda de redención y una bonita forma de retratar las relaciones, en este caso madre-hijo en un entorno difícil y donde en cualquier esquina la vida puede brindarnos un giro de timón en forma de guitarra vieja. Eve Hewson lleva el peso de la trama en el papel de Flora, y secundarios como Joseph Gordon-Levitt ayudan a que todo fluya, mientras Carney tira de esos recursos que tan bien quedan en pantalla y tan originales resultan y que ya veíamos en sus películas anteriores.

Considerada la primera película enclavada dentro del manifiesto "Dogma", Vinterberg nos trae una película ácida, incómoda y a la vez muy interesante en la que se desnudan los trapos sucios de una familia de clase alta perteneciente a la masonería. Si bien es cierto que las reglas que promueve el movimiento Dogma hacen que puedan ser películas "de difícil digestión" para un espectador no demasiado hecho a la cinefilia, esto es, la ausencia de música y de montaje, el tipo de rodaje y escenarios, etc., creo que "Celebración" es bastante accesible por cómo trata el tema y por cómo despierta en nosotros el interés lo que parece que se puede destapar por parte del protagonista, dando en todo momento la sensación de que la historia es una olla a presión a punto de destaparse.

Aunque la película resulta entretenida y la música que ello conlleva es parte de la historia del pop, en líneas generales "Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody" por momentos parece un telefilm, dándole ese aire carente de más empaque. Y lo que es más sorprendente es lo de puntillas que pasa por ciertas épocas y situaciones y sin embargo se acerca en duración a las dos horas y media, con lo que da la sensación de no tener demasiado bien definidos los tiempos, dando mucho metraje a algunas cosas que no parecen tan necesarias y pasando a toda pastilla por otros momentos que quizás pedían algo más de pausa. Como colofón, recordando a Bohemian Rhapsody en ese aspecto, el acto final es la apoteosis de una actuación memorable poco tiempo antes de dejarnos. En definitiva, es un biopic más o menos entretenido pero excesivamente convencional.

Entretenida película sobre un adolescente queriendo hacerse notar y encontrar su sitio en el instituto. Con una estética original y unos personajes más o menos agradables y bien dibujados, si a eso añades que en mi caso particular me encanta el baloncesto, la verdad es que me ha parecido bastante amena y para pasar un buen rato de cine familiar, siendo, dentro de este tipo de trabajos de Disney, una película bastante decente.

Quien espere un documental sobre la estrella de la NBA se va a encontrar con un documental en el que no se ve absolutamente nada de baloncesto y todo se centra en la detención que sufrió Iverson cuando de joven se vio envuelto en una trifulca en una bolera y que supuso una sentencia durísima sobre el aún adolescente y que a punto estuvo de truncar su carrera cuando aún no había empezado. El problema es que se centra casi exclusivamente en testimonios a favor y en contra y da la sensación de estar dando vueltas a lo mismo durante todo el metraje, de forma que es aburrido, no aporta nada que esclarezca al respecto y encima no está aderezado con nada de la magnífica carrera de uno de los mejores escoltas de la historia.