De todas las partes realizadas hasta el momento sobre el superheroe arácnido de la malla azul y roja (porque, digo yo, que si fuese blaugrana, hoy algo más de mala leche se le habría notado) se podría decir que a la que mejor se adecúa esa frase sabiamente recitada por el tío Ben es a esta segunda parte, pues es donde Peter Parker comienza a cuestionarse, a raíz de una serie de situaciones, si debería ser él quien cargase con la responsabilidad de tener que seguir con la ajetreada existencia de Spider-man o, por el contrario, diese un vuelco a lo que hasta ahora había sido su vida desde la inclusión de la araña radioactiva en su menú diario, dejando atrás ese pasado y prestando más atención a los seres que le rodean.
Y es, precisamente, cuando ese conflicto interno le asola, el momento en que este segundo tomo de las aventuras del lanzarredes cobra más vida, más humanidad, pues todo ello le lleva a intentar encontrar una solución a toda esa serie de conflictos que mantenía con sus seres más queridos debido a que en el momento de intentar conectar con ellos nunca podía estar allí, en el lugar idoneo.
En este apartado, es también muy interesante la inclusión del remordimiento de culpa por parte de Peter entorno a todo lo que sucedió antes de que su tío cayera herido de gravedad ante una situación que él mismo pudo evitar. Y el momento donde todo ello sale a la luz, es sencillamente magistral, amen de palpitante e, incluso, harto angustioso.

En la segunda parte, también cabe destacar la mejora sustancial de unas coreografías que en el primer volumen resultaban excesivamente aparatosas pero que aquí son especialmente dinámicas y precisas.
La introducción de Otto Octavius como villano principal también es otro de sus grandes aciertos, puesto que gracias a todo el entramado que se desarrolla tras este personaje, se logra darle una vivacidad a la historia que muy bien le viene. Eso dejando a parte que la elección de Alfred Molina para el papel es, simplemente, impecable, así como el diseño de su vestimenta (lejos de aquel aparatoso Power ranger-Duende que aparecía en el primer volumen de la trilogía).
Tampoco faltan momentos para el disfrute del espectador más propenso a la acción, gracias a esa eficacia con que son desempeñadas las secuencias de mayor vigor y lo bien confabulados que resultan algunos de sus momentos.
Cierto es que "Spider-man 2" tampoco se libra de tomarse licencias poco aptas (por lo que la tercera parte ha sido tan criticada, cuando aquí ya sucedía), pero no por ello deja de ser una buena cinta para quien busque un grato entretenimiento y pasar un agradable rato al lado de uno de los heroes favoritos de la Marvel, amen de encontrarse ante la mejor de las tres propuestas desarrolladas hasta este momento.

Cuando uno empieza a ver "Perdición", es imposible que no se sienta inmerso en la historia que Wilder está retratando, pues desde esa ambientación tan turbia lograda con exquisitez, mediante un buen uso de la iluminación y la inclusión de una banda sonora muy adecuada, o esa narración en off que procede a desgranar la historia desde la perspectiva del protagonista, Walter Neff, contribuyen en gran parte a que el espectador se sienta uno más.
Además, el punto de partida, aun y a estas alturas, resulta tan vibrante como en otras grandes obras del género: Por esa relación que se establece bien pronto entre los dos protagonistas, por esos endiablados diálogos conformados soberbiamente para el deleite del espectador y por ese planteamiento que busca un poco de atención y la obtiene en seguida gracias a sus variadas virtudes, que no son pocas.

Sin embargo, la película peca de ser demasiado obvia. Y ojo, que cuando digo obvia no me estoy refiriendo a que pueda resultar previsible o tópica (sería una estupidez hablar de esos parámetros cuando estamos ante una obra de los años 40, una de las precursoras del género). Cuando digo obvia, me estoy refiriendo al direccionamiento que le da el cineasta a su film, pues tras ese direccionamiento, las intenciones de cada uno de los protagonistas y el como irán avanzando junto a la cinta resultan demasiado evidentes. En primer lugar, porque el trazo al que somete Wilder a sus personajes es demasiado esclarecedor, haciendo que en seguida sea visible el cauce que tomarán sus decisiones y cuales serán los aciertos y los errores de estos, cosa que evidencia un transcurso, si bien notablemente urdido y armado, no tan satisfactorio en otras vertientes. Y en segundo lugar, puesto que las explicaciones que se ofrecen entorno al caso principal, también resultan claras en exceso, haciendo que uno tenga la certeza de como terminará transcurriendo todo.

De todos modos, ese pequeño escape no es más que futileza si la comparamos con la envergadura de la obra, sobre como posee ese extraño magnetismo y como ese halo de turbación se apodera de la pantalla constantemente, cada vez que una de las reflexiones del protagonista se dilucida gracias a la voz en off antes mencionada.
De las que hay que ver. Sobre todo si eres uno de esos amantes del cine negro de siempre.

Hace ya cosa de unos 7 años, papá Coppola subvencionó a su hijita para que realizara un proyecto, su debut tras las cámaras en largo. Así pues, la Coppolita rodó "Las vírgenes suicidas", que era una peli muy muy guay y verdaderamente chachi, pero como casi nadie le hizo caso, a parte de los cuatro freaks de turno y los fans más acérrimos de todo lo que lleve el apellido Coppola, pues nuestra directorcita se deprimió y decidió ser más radical, más cool, más moderna y divina que nadie, así que decidió romper esquemas y presentar su cine como algo alternativo e innovador. De este modo, y tras revisar unas cintas de un tipo húngaro muy diver que, según dicen, realiza planos secuencia de media hora y cosas por el estilo, pues nuestra Coppolita decidió hacer algo parecido, y de ahí nació "Lost in translation", además que, jopetas, ¡se ahorró una pasta en cámaras que no veas! Y consiguió que todos le prestasen atención, que premiasen con un Oscar el guión que escribió en una servilleta de un seven eleven y agrupar tras de sí una trupe de entusiastas de lo más chachi. Sin embargo, y no contenta con ello, maquinó nuevamente un modo de ser el centro de atención, pues no satisfecha con ponerse a dirigir una peli de epoca con música de esta tan cool que ponen en el Razzmatazz, quiso ir más allá, y tomó los esquemas de uno de los cineastas con más fans de todo el mundo, nada más y nada menos que nuestro admirable y queridísimo Uwe Boll!! Y os preguntaréis, ¿y que sacó en claro de las enseñanzas del señor Boll? ¡Pues es bien evidente!, logró revitalizar un género que el señor Boll descubrió años atrás con "House of the dead", pero que había perdido mucho encanto: La comedia involuntaria. Y así fue como nuestra superprogre Sofi dió un otro paso adelante demostrando ser más estupendilla y creativa que nadie en esto del cine.

Y es que, jope, ahora es ver una peli de la Coppola, y es todo tan alternativo y cool, que uno no puede evitar reir con ella y gozar de sus grandes obras! Y encima la tía se lo monta genial, les da a los actores unas cartas, unas fichas, reparte platos de comida.. ¡y jo! se ponen a rodar tomas como quien no quiere la cosa, y de ahí sacan media peli... hay que ver, como es esta Sofi.. se las sabe todas.
¡Pero si eso fuera todo! ¡No, no! Va de un extremo a otro la tía, antes rezumaba intimismo con esos planos tan ultralaaaaaargos y guays y ahora divierte, logra que uno se sienta identificado cuando la prota suelta frases como "esto es ridículo"... jo, si es que hasta los que aparecen en la peli lo reconocen... es más sutil esta mujer... como sabe la tía...
Venga Sofi, espero que sigas así y que la próxima sea tan tan chachi como esta, pero si metes con calzador algo de Franz Ferdinand mejor, sabes? es que molan mazo tiaaaaaaaa!

Está claro, hoy en día nadie se libra de los tópicos. Ni las más atrevidas, ni las más originales, ni las más innovadoras. No hay película que deje de contener algún que otro tópico. Aunque si hablamos de un film del 49 quizá no sería justo ni entendible hablar de tópicos, pues claro está que muchos films habrán aparecido tras este y simulado unos esquemas que en esa fecha ya fueron puestos en práctica.
Pero aquí el kid de la cuestión no es ese, aunque así lo indique el título, sino más bien vendría a ser que, cuando todas esas semejanzas o ejes triviales que se aplican a una cinta para sentar unas bases se tornan ridículas, por ser excesivamente evidentes sus mecanismos, pues uno no puede evitar sentir como si, en parte, le estuviesen tomando el pelo. E insisto, sea de la epoca que sea, un film nunca debería caer en esa ridiculez, dejando al destape unos personajes que pretenden ser tomados en serio.

En cambio, aquí todo resulta tan patente, que al final no queda ni un vestigio de seriedad y compostura. El protagonista bondadoso y benevolente con todo el mundo, sus dos compañeros inocentones y hasta con una pizca de tontuna encima, la hermosa mujer que está en contra del malo de turno y, además, ayudará al bueno sin motivación alguna, el ya mencionado malo que resultará un estorbo sin excesivas motivaciones tampoco y un largo etcétera que podría ser suficientemente amplio como para llenar páginas y páginas.
Entiendo que aquellas fuesen otras epocas, y que la ingenuidad y ese halo de moralidad que rondaba aquellos tiempos pudiesen influir en que algunos aspectos resultasen más ñoños, más blandos, pero lo que sí opino es que nunca deberían ridiculizar la obra, de lo contrario... ¿como puede uno tomársela en serio?

Elige el CINE.
Elige un tema de interés.
Elige un argumento enérgico.
Elige un brillante realizador.
Elige un elenco grande que te cagas.
Elige la presencia de Renton, el carácter de Begbie, la jactancia de Sick boy y la ingenuidad de Spud.
Elige a McGregor, Lee Miller, Carlyle y Bremner.
Elige pagar por un entretenimiento de calidad.
Elige una estética transgresora.
Elige personajes con garra.
Elige una puesta en escena impecable, diálogos audaces y momentos de gran creatividad.
Elige cuadrar con minuciosidad todos esos momentos y lograr un resultado admirable, sin resultar inverosímil.
Elige la maestría, y preguntarte quien coño está detrás de todo ello.
Elige sentarte en la butaca y observar como las imágenes fluyen y te transportan a un relato tan crudo como lúcido mientras llenas tu retina de instantes magníficamente concebidos.
Elige gozar constantemente con personajes que entran y salen de la pantalla, fluyen por ella, mientras todo te impregna con su esencia.
Elige algo espléndido.
Elige TRAINSPOTTING.