La vi porque Cameron Díaz y Selma Blair me ponen muchísimo.

Me arrepiento de haberlo hecho.

Una estética videoclipera mareante y sobrecargada destroza lo que ya era un guión muy justito en el que han intentado mezclar el cine negro con el fantástico más estúpido.
No me gustó ninguno de los actores. Ni siquiera Depardieu está inspirado.

Sólo apta para esos frikis flipadillos que disfrutan en Sitges, uno de los festivales más pobres que se celebran aquí en España (o Cataluña, o como queráis, no es mi intención entrar en absurdas discusiones políticas que no vienen al caso). Siempre será mejor pasarse por Valladolid o San Sebastián.

PD: Las desafortunadas comparaciones con Tim Burton que he leído sólo pueden despistar. Él es infinitamente más elegante y mordaz que Pitof.

Tiene sus mejores momentos cuando la presión de la tabacalera recae sobre Wigand. El resto, más centrado en la intriga periodística, es muy interesante.

Pero tampoco es para tanto. Como es habitual en el cine de Kiarostami, algunas secuencias y tramos de la película son interesantes, pero hay otros que se hacen muy pesados (para arriba y para abajo con el cochecito, ¡qué aburrimiento!)

Si la ve, se encontrará usted ante una mezcla entre el cine negro clásico y el mundo David Lynch, aunque menos onírico y más social. Ha de tomarse como una comedia absurda; entiendo que no existe otra manera posible de interpretarla.
La fotografía, para mí, es muy adecuada: oscura y deprimente, justo lo que el director quería expresar.
Lo peor es la lentitud. Es lo que hace que una buena historia con idea de partida genial sea desaprovechada.

Me parece especialmente recomendable para cinéfilos: puede darles cientos de ideas para sus guiones. A mí me las dio.