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México México · Puebla
Críticas de wraparty
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Críticas 208
Críticas ordenadas por utilidad
1
3 de agosto de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué culpa tiene el cine mexicano? Debería de ser la pregunta cuando uno observa salas repletas para ver una película mexicana cuyo éxito se basa en una invasiva campaña de mercadotecnia (¡Órales apúrate!) pero con una realización bastante pobre. Así, como pasa en demasiadas ocasiones, se tiene un producto malísimo que dura meses en cartelera, mientras que trabajos de alta calidad se exhiben una semana, en ocasiones solo en salas VIP (al doble del precio regular) y a veces ni siquiera llegan a cartelera.

Es así como el director Gustavo Loza (La otra familia) decide irse por “la fácil”: incluir a la actriz de moda, un tema superficial y una campaña de medios para obtener un éxito en taquilla que desafortunadamente no es más que el clásico “churrazo”, pero bien vendido. La historia (por si no la conocen) es muy simple y por demás trillada: en una noche de copas una niña rica queda embarazada de un joven pobre, situación que a la larga desencadenará una serie de dilemas y conflictos en la vida de ambos.

Como puede observarse, la cinta se vale (otra vez) del conflicto entre clases sociales para conformar una comedia sosa, la cual incluye a todos los estereotipos posibles: la niña fresa y abusiva, el chico pobre pero honrado, el papá político y corrupto, la mamá santurrona y conservadora, la madre soltera “entrona y luchona”, el empleado sencillo pero “buena onda”, el amigo drogadicto, las amigas “bien” pero open mind, etcétera. La realidad es que no se incluyen más perfiles porque el guión no da para tantos personajes, pero si fuera posible hubieran agregado a unos cuantos más.

Lo anterior no sería tan malo si se hiciera con un poco de gracia; no obstante, el guión incluye los clásicos y obsoletos chistes que todo mundo conoce y que paulatinamente han perdido su encanto. La inclusión de un personaje como el de Mara Escalante (quien al parecer intenta ser la nueva “India María”) es el más claro reflejo de lo anterior, y la muestra de que en lo que se refiere a comedia, le urge una revitalización al cine mexicano. A lo largo del camino, la cinta se apoya de chistes de “pastelazo”, diálogos que solo por contener palabrotas se piensa que causarán risa para concluir con un pésimo final.

El gran problema no es que surjan este tipo de cintas, las cuales pueden ser consideradas como “un mal necesario” y que a final de cuentas “uno sabe a lo que va” cuando paga su boleto por entrar a verlas. Lo triste es que por explotar este tipo de películas se deje de lado a trabajos hechos en México que cuentan con una excelente realización y cuya difusión es nula en las salas de cine en el país.

Resulta irónico que la presentación de este auténtico churro coincidiera con la LVII edición de los Premios Ariel, con la cual la gente se enteró de que existe una película llamada “Las Elegidas” la cual se llevó el máximo galardón y tuvo una escasa exhibición en salas, al igual que “600 millas”, “Un monstruo de mil cabezas” y demás cintas que valen muchísimo la pena y que bien podrían tener cabida en los cines junto con el resto. Incluso hay películas extranjeras que no son tan comerciales pero que son malísimas (lo “no comercial” no asegura la calidad) y se terminan exhibiendo más que películas nacionales excelentes.

Calificación: TÚ DECIDES.
wraparty
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9
28 de febrero de 2018
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson (Magnolia, There Will Be Blood) es de los pocos directores de los que se puede decir que nunca han hecho una mala película y su última entrega no es la excepción. En esta ocasión, escribe y dirige una historia de seducción y manipulación como muy pocas veces se ha visto en el cine. La cinta gira en torno a Reynolds Woodcock, un meticuloso y obsesivo diseñador que con sus vestidos provoca las delicias de la alta sociedad londinense de los años cincuenta y cuya fama ha trascendido fronteras para posicionarlo como el favorito incluso entre la realeza. Comprometido únicamente con su profesión, Reynolds evita mantener lazos afectivos permanentes con cualquier mujer siendo Cyril, su hermana y socia, la única presencia femenina en su vida, al igual que el recuerdo de su difunta madre.

Una vez desechada su última conquista, el excéntrico personaje ha perdido el apetito y al parecer la inspiración, por lo que decide tomar un descanso en las afueras de la ciudad. Inesperadamente, será durante su retiro que encontrará a la musa en turno, una modesta mesera de nombre Alma que al principio asumirá su papel de nueva modelo y concubina con gran ilusión. No obstante, la convivencia con Reynolds se hará cada vez más difícil debido a las manías y obsesiones del artista, llegando a un punto en que la otrora dócil compañera se las ingeniará para llegar al aparentemente inalcanzable corazón del modisto, aun cuando cumpla su objetivo con medios poco convencionales.

Como si el mismo nombre de la cinta así lo anunciara, Anderson parece trazar su historia con un hilo, el cual sutilmente va guiando al espectador en cada puntada para tejer una enfermiza relación en la cual los roles de víctima y agresor no quedarán del todo definidos, cayendo en un irrompible círculo vicioso condenado a repetirse de forma indefinida. Como es característico del director, enmarca su argumento con una cinematografía cuidada hasta en el último detalle, la cual se complementa con una música excepcional y un vestuario acorde a la fama del ficticio diseñador.

Daniel Day Lewis (Gangs of New York, There Will Be Blood) se despide de la actuación como un grande de la actuación, mostrando que es uno de los mejores histriones de los últimos tiempos y haciendo un magnífico trabajo como el megalómano Woodcock. Por otra parte, encuentra en la luxemburguesa Vicky Krieps (Gutland) el complemento perfecto como Alma, la sumisa y aparentemente indefensa mujer que poco a poco logrará retirar las capas de su amado y así conseguir cautivarle de una forma bastante perturbadora. El triángulo lo cierra Lesley Manville (Mum, River) como la impávida Cyril, quien realiza un excelente trabajo como el elemento que sutilmente aporta el equilibrio entre la pareja.

De esta forma, Anderson presenta una historia llena de simbolismos la cual, de la misma forma en que lo hace su personaje principal en la cinta, esconde mensajes a lo largo de toda su obra que deberán de ser interpretados y asimilados por el espectador. Así, el californiano demuestra de forma brillante lo enfermizo que puede llegar a ser el amor una vez que se piensa haberlo encontrado, mostrando que en algunas ocasiones hay quien está dispuesto a tomar acciones irracionales con tal de conservarlo. Después de todo, se trata de un sentimiento que cada quien vive y expresa a su manera, por lo que quedará a discreción del público justificar el comportamiento de aquellos que protagonizan una de las mejores, y en cierto punto escalofriantes, películas del año.

Calificación: TÚ DECIDES.
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wraparty
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8
8 de julio de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Illumiation Entertainment vuelve a la carga con la tercera entrega de la que sin duda ha sido su saga animada más exitosa. Después de constatar que el éxito de Despicable Me no radicaba únicamente en los carismáticos minions (lo cual quedó bastante claro cuando salió la película dedicada exclusivamente a éstos), Gru regresa a la gran pantalla junto con toda su familia. Totalmente convertido, el villano favorito de todos pierde su trabajo al ser incapaz de detener al malvado Balthazar Bratt. Hundido en una total incertidumbre, con tres hijas y una esposa que alimentar, el ahora desempleado recibe la sorpresiva noticia de que tiene un hermano gemelo: Dru. Después de darse el emotivo reencuentro, Dru intentará convencer a su mellizo de regresar al camino del mal y continuar con la tradición familiar.

Pierre Coffin, recurrente en todas las entregas de la saga, vuelve a dirigir junto con Kyle Balda (Minions) una cinta que a pesar de entretenida, resulta ser un conjunto de sub-tramas que se presentan, las cuales intentan conjuntarse en un final que inevitablemente se siente demasiado forzado. De esta forma, el guion de Cinco Paul y Ken Daurio (escritores también de las dos entregas anteriores) parece ser más bien una mezcla de cuatro cortometrajes, ya que mientras los hermanos renuevan sus lazos familiares, Agnes y Edith inician una expedición para encontrar a un unicornio, Lucy intentará reforzar su rol de madre con Margo y los minions buscarán su propia suerte hartos de que su jefe se niegue a regresar al camino del mal.

Dentro del caos, el punto de unión es Balthazar Bratt, un “chavo-ruco” en toda la extensión de la palabra. Evidentemente resentido por haber quedado en el olvido después de ser una estrella juvenil de la televisión, el antagonista viste, baila y se expresa como si estuviera en los años ochenta. De este modo, al realizar sus fechorías al ritmo de Bad, Into the Groove, Take on Me y 99 Luftballons despertará la simpatía del público adulto, haciendo que rememore los éxitos ochenteros mientras sus hijos ríen con sus ocurrentes técnicas de maldad.

Es así como llega el mejor antagonista de toda la saga, al tiempo que los minions siguen siendo hilarantes al poner de cabeza una penitenciaría y Agnes sigue robando cámara por su ternura y amor a los unicornios. Lo anterior aunado al bien ganado carisma de Gru, hacen que la fórmula pueda estirarse un poco más sin percibirse desgastada del todo. Por otra parte, la calidad de la animación continúa siendo impecable, por lo que en conjunto se trata de una película muy entretenida e ideal para ver en familia. Aunque para muchos la saga está en decadencia, el final de esta tercera entrega da pie a pensar que volveremos a ver a estos emblemáticos personajes por lo menos una vez más. Como dato adicional, las voces de Gru y Dru son interpretadas por Steve Carrell (Foxcatcher, The 40 Year Old Virgin) en inglés y Andrés Bustamante (El “Guiri Guiri”) en español, siendo ambos garantía para verla en cualquier idioma.

Calificación: TÚ DECIDES.
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8
11 de noviembre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine siempre será bueno innovar, buscar formas distintas para contar historias que rompan con cánones convertidos en clichés por lo repetitivo de su uso. Actualmente, pareciera que en esta industria existen fórmulas probadas del éxito que deben de seguirse al pie de la letra, por lo que salirse de la línea ya trazada constituye un gran riesgo sobre todo para aquellos realizadores que apenas están incursionando en este mundo. Por fortuna, existen casos como el de los directores Dan Kwan y Daniel Scheinert, quienes decidieron incursionar en el mundo del largometraje con una trama bastante peculiar. Es así como llega Swiss Army Man título que en inglés sin duda tiene un mayor significado que el simplista “Un cadáver para sobrevivir”, nombre con el cual fue dada a conocer en México.

La película trata acerca de Hank, un náufrago varado en una isla desierta quien justo en el momento en que decide acabar con su vida se percata de la llegada de un cadáver. Sorpresivamente, el cuerpo empezará a cobrar vida de manera paulatina, haciéndolo una formidable “herramienta multiusos” (de ahí el nombre original de la cinta) que le ayudará a sobrevivir y hacerse camino en su regreso a casa. Como si se tratara de un recién nacido, Hank deberá de explicarle al recién bautizado Manny en qué consiste la vida, desde cuestiones simples como comer y hablar, hasta las más complejas como las relaciones paternales y el amor.

De esta forma, la travesía más bien parece ser un viaje introspectivo, y bastante bizarro, del mismo Hank, quien por la forma en que “educa” a Manny irá revelando los aspectos más profundos acerca de su vida, mostrando ser una persona sin esperanzas y llena de remordimientos, urgido por volver a empezar y ver al mundo desde una perspectiva distinta, como una tierra fértil llena de oportunidades. En pocas palabras, Hank es el típico loser que no ha podido lograr nada en su vida, incapaz siquiera de dirigirle la palabra a la chica que le gusta, quien busca reivindicarse al ser un guía para que Manny no termine siendo un fracasado como él.

La película básicamente es un dueto entre dos actores, por una parte está Paul Dano (There Will Be Blood, Ruby Sparks) en el papel de Hank, decisión más que acertada considerando que se trata de un especialista en lo que se refiere a interpretar personajes introvertidos y con personalidad disfuncional. Por otra parte, sorprende el trabajo de Daniel Radcliffe, quien en su empeño por quitarse la etiqueta de Harry Potter, realiza un trabajo formidable al “dar vida” a Manny, interpretando de manera extraordinaria a un cadáver que tiene que volver a aprender a hablar y a coordinar sus movimientos.

La cinta es original, divertida, con una excelente cinematografía y secuencias bien logradas, contando además con diálogos que tienen mucha esencia. No obstante, llega a un punto en el cual la trama se pierde y es incapaz de retomar el camino, por lo que el final no es nada convincente y genera muchas dudas con muy pocos argumentos para contestarlas. Así, el espectador se sentirá frustrado en cuanto aparecen los créditos, ya que deja demasiado espacio para que éste elabore sus propias conjeturas preguntándose a sí mismo si es que ha interpretado la cinta de manera correcta, situación que, si bien o es del todo mala, en este caso no funciona debido a la gran insatisfacción que deja en el público el saber que un viaje tan bizarro al final no ha servido para nada.

Así, aunque cuenta con el gran mérito de ser una propuesta bastante innovadora, lo cual se agradece en tiempos de carteleras tan decaídas, el filme no logra concretarse como algo extraordinario. Si bien es una película de la cual uno no se arrepiente de haber visto, tampoco tendrá deseos de volver a verla, ya que algunas veces el hecho de que el viaje haya estado "muy bonito y divertido" no es suficiente si al final no se aprende nada del mismo.

Calificación: TÚ DECIDES.

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wraparty
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5
2 de noviembre de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien dice el dicho: “La culpa no es del indio sino del que lo hace compadre”, el cual viene muy a modo cuando uno observa como de forma tan descarada los cines de México dan una enorme difusión a películas nacionales de mala calidad, exhibiéndolas durante meses mientras dejan de lado a otras bastante superiores, dejando muy pocas opciones para el cinéfilo que busca disfrutar de un cine de mejor nivel. Lo que resulta más lamentable, es que existen trabajos hechos en el país cuya calidad es excelente, los cuales por no contar con un buen “padrino” quedan fuera del espectro comercial. De esta forma, el mismo mexicano considera que las películas nacionales en general son bastante malas, puros “churros” como se dice coloquialmente.

En una temporada que inició con la pésima “Qué culpa tiene el niño”, durante los últimos meses se han estado exhibiendo en cartelera títulos como “No manches Frida” y “Treintona, soltera y fantástica”, películas muy por debajo del promedio que sorprenden por llevar tanto tiempo en exhibición, por encima de cintas como“7:19” o incluso de “Desierto”, esta última postulada por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas para competir por el Oscar a mejor película en lengua extranjera.

La película “No manches Frida”, cuenta la historia de Ezequiel “Zequi”, un presidiario quien después de cumplir su condena regresa dispuesto a recupera una fortuna que tenía oculta para empezar con una nueva vida. No obstante, resulta que el dinero fue enterrado en el jardín de una escuela, el cual se convirtió en un gimnasio durante el tiempo que pasó en la cárcel. De esta forma, “Zequi” tendrá que hacerse pasar por un maestro sustituto para tener acceso al recinto e intentar recuperar el ansiado botín. Sin embargo, el protagonista quedará sorprendido al tratar con los alumnos, quienes lo pondrán en situaciones que lo harán extrañar sus días como reo. Así, contará con la ayuda de la tímida e introvertida Lucy, una dedicada maestra a quien poco a poco le irá tomando cariño.

Dirigida por el español Nacho G. Velilla, y siendo Omar Chaparro y Martha Higareda los protagonistas principales de la cinta, ésta tiende a ser una adaptación “a la mexicana” de diversas comedias estadounidenses, sobre todo con Bad Teacher, protagonizada por Cameron Diaz. El resultado puede ser bastante debatible, ya que si bien no se trata de una joya del cine mexicano (así como Bad Teacher no lo es para el cine estadounidense), la realidad es que hasta cierto punto cumple con el objetivo de divertir. De esta forma, el lenguaje soez y las actitudes impropias mostradas en la película no caen en la exageración, logrando mantener un nivel de comicidad adecuado para agradar al espectador sin hastiarlo. Asimismo, ciertas situaciones presentadas en la cinta son capaces de sacar más de una carcajada dentro del público. Por lo tanto, si bien no se justifica su prolongada exhibición en cines, se podría decir que se trata de un “churro bien hecho”, una película en la cual se cuidaron ciertos niveles de calidad tanto en cinematografía como en actuaciones para cumplir con su cometido para hacer que el público pase un buen rato.

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