Llega a nuestras carteleras otro producto internacional realizado en nuestras fronteras con reparto anglosajón y equipo técnico español, subrayando la pericia y eficacia más allá de nuestras fronteras del género realizado por talento de casa.

Un mundo postapocalíptico en el que un virus ha infectado a la mayoría de la población es el escenario de este filme realizado con gran factura pero al que parece faltarle presupuesto para lo que la acción pide y la trama no contiene sorpresas, incluyendo un excesivo protagonismo de la subtrama familiar.

El filme no acaba moviéndose en el terror ni en la acción e inquietud que el escenario contiene, a Vivas le interesa mucho más la relación padres e hija que se desarrolla durante todo el filme hasta el catárquico y poco sorprendente desenlace.

Un filme funcional que demuestra una buena mano por parte del equipo técnico pero que no sobresale en la oferta de género contemporánea, siendo bastante previsible y poco inquietante; y sale perdiendo ante el sorprendente y revelador debut que Vivas firmó hace unos años, Secuestrados (2010).

Hace unos años la poderosa productora HBO creó uno de los telefilmes más sólidos y estimulantes de los últimos años, sobre el médico Jack Kevorkian que realizó la eutanasia a 130 personas en Estados Unidos.

Kevorkian está interpretado por uno de los mejores actores que el cine ha visto, Al Pacino trasnformándose en el médico y formando un trabajo magistral y complejo, como el mejor Pacino que todos recordamos. La sólidez y abstracción de Levinson acaban formando un filme complejo y estimulante que va más allá de su sólidez formal.

El debate que concurre las ideas de Kevorkian relacionadas con el sucidio asisitido o la llamada "muerte digna" además de los contrastes que moralmente siempre enfrentan en Estados Unidos convierte al filme en uno de los títulos más honestos con la eutanasia, el debate que crea y la variedad de juicios que puede dar tras la proyección. Un notable telefilm que se atreve a crear debate y que nos devolvió al mejor Al Pacino.

El imprescindible cineasta Richard Linklater firmó antes que la maravillosa Boyhood y la tercera entrega Antes del anochecer (2013) esta comedia negra que se entremezcla entre el documental y el falso documental para crear una visión tremendamente atrevida en su fondo hacia el ser humano y su manipulación, además de al tradicionalismo americano. Tras cuatro años de retraso llega a nuestra carteleras este fascinante proyecto.

Jack Black es el perverso y encantador Bernie, el hombre más popular y querido de un pequeño pueblo que ayuda en la funeraria y siempre presta caridad a las personas que lo necesitan, sobretodo a las viudas. MacLaine interpreta a una de esas viudas que tras su aparencia refunfuñada acabará siendo encandilada por Bernie.

El filme se mueve tras su aparente tono simpático en una atrevida mirada al ser humano, a las apariencias y al poder además de formar una negra y cínica mirada a la muerte y a la sociedad tradicional norteamericana. Linklater junto a un memorable Jack Black firmó uno de sus filmes tonalmente más atrevidos y que puede relegarse injustamente en su filmografía como una propuesta menor.

Una comedia negra con más fondo del que aparenta y que se mueve en estimulantes terrenos entre la ficción y no ficción, dos caras como las del aparentemente encantador Bernie.

El cineasta hongkonés Wong Kar-Wai se consagró como autor absoluto con esta poética y visual historia de amor homosexual en Buenos Aires que le valió al realizador asiático el premio al Mejor Director en el Festival de Cannes.

El filme se mueve en los cauces habituales de toda obra de Kar-Wai, un plástico uso de la imagen con gran mención a los fueras de campo además del especial uso de la música y la voz en off en el terreno narrativo. Un periplo de amor tormentoso y tóxico en la Buenos Aires de hace varias décadas, lleno de apasionados personajes y de ese enigmático esteticismo habitual del hongkonés.

Un filme que anticiparía la maestría que Wong Kar-Wai demostraría con sublime romanticismo en In the mood for love (2000) y 2046 (2004) y que le convierte en uno de los autores más influentes del cine posmoderno.

Seth MacFarlane vuelve a su creación del osito Ted tras la decepcionante Mil maneras de morder el polvo (2013) con más humor salvaje pero también con una moralina mucho más inocente y bonachona.

MacFarlane vuelve a dejar en algunos momentos bonitos homenajes al cine, como los momentos que remiten al musical clásico o sus particulares homenajes a filmes como Star Wars o Jurassic Park, el de este último memorable; además de a series como Ley y orden o elementos de la cultura popular.

Más allá de los homenajes y los cameos de superestrellas como Liam Neeson o Jay Leno, el filme contiene menos mala baba de la esperada e incluso deja una visión bastante inocente para la mordiente que se espera de un creador como MacFarlane al que le pedimos más sátira y pulso crítico.

Una secuela que gustará a los seguidores de la primera parte pero sale perdiendo en la comparación y más allá de su grueso humor, el filme es bastante inocente y poco interesante.